Llevaba aproximadamente una hora acostada en la cama viendo el techo, con el teléfono en mi mano derecha tentándome para llamar a Logan y cancelarle. No era como que fueran a extrañarnos, de hecho, y si el castaño no me estaba mintiendo, nadie más aparte de él sabía que iríamos; quizá no sería mala idea si le cancelaba. Podría decirle que alguno de los niños estaba enfermo, o quizá simplemente decirle que yo me encontraba indispuesta. Alguna excusa casual, que sonara no muy premeditada. Si contaba con suerte, él me diría que estaba bien y que en otra ocasión podríamos organizar algo.
-Zoé estamos listos -habló Adam.
Me paré de la cama rápidamente y volteé a verlo, estaba completamente vestido y de su mano estaban Edward y Harrick. ¡Dios mío, me quedé ideando excusas y jamás le llamé a Logan!
- ¿Ya llegaron? -pregunté con horror.
-Hay una camioneta negra aparcada a fuera, y un castaño chaparrito está tocando desesperadamente la puerta -me informó.
Salí disparada como un relámpago y bajé las escaleras de dos en dos, observé por la lentilla de la puerta y divisé la figura de Logan.
- ¿Nos vamos?
-Supongo -dije vencida.
Mientras Adam saludaba a Logan y se encargaba de subir nuestras maletas, yo revisé que los niños terminaran su almuerzo. No fui capaz de no dar un pequeño vistazo a la casa contigua, me decepcioné cuando vi que el auto de Harrick no estaba estacionado sobre la acera, lo que indicaba que ya se había ido a la editorial. Era verdad, no iba a verlo esta tarde. ¿Qué esperaba? ¿Qué después de la pelea que tuvimos en la madrugada él estuviera aquí en mi puerta intentando solucionarlo todo? Era egoísta, pero sí, eso esperaba. Esperaba que no se diera por vencido tan pronto conmigo.
-No hablen con ningún extraño -instruí a los niños- recuerden que dar información a extraños los expone a peligros innecesarios.
-Sí mamá -habló Edward- todo entendido.
Logan venía de copiloto en la Land Rover de Lance, lo cual se me hacía extraño, ya que Abby iba sentada atrás. Estaba asomado en la ventana, golpeando con su brazo mientras me gritaba para que me apurara. Cerré la puerta tras de mí y avancé hacia el lujoso y oscuro vehículo. Saludé a todos una vez que estuvimos dentro, ellos me habían respondido el saludo, pero sus caras tenían un enorme signo de interrogación. Era obvio. ¿Por qué unos desconocidos irían a ser partícipes de la tarde que habían planeado? Adam se sentó al lado de Zac y los niños en el sillón al fondo del vehículo, cerca de las dos rubiecitas.
-Hola -saludó Abby- ¿Eres Claire, cierto?
Durante el trayecto no había dejado de observarme, sabía que era lo bastante educada como para estarme viendo de manera insistente, pero esta vez no había podido contenerse. Y ahora estaba aprovechando esta pequeña parada para acercarse y hablarme. Sus ojos no se despegaban de mi anatomía, y sólo estaba logrando ponerme un tanto nerviosa. Desde aquella noche cuando ella y Lance nos sacaron de la delegación, supe que algo en su cabeza no había cuadrado. Primero la consternación por el nombre y después el asombro al ver a Harrick acompañado por una mujer. No sabía que era lo que estaba pensando, pero lo que sí sabía era que no descansaría hasta dar con una respuesta lógica para todas sus dudas.
-Sí, soy yo. Tú eres Abigail ¿Verdad?
Ella sonrió.
-Abby, puedes llamarme Abby -me indicó- sólo ese cabezota de Harrick me llama Abigail.
Siempre había tenido la duda de por qué él la llamaba así.
- ¿Y eso por qué es? Digo, ¿No te has cuestionado por qué te llama así?
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El reencuentro ©
Fiksi RemajaCuando las cosas no van bien en el amor, dicen que la solución está en el tiempo y la distancia. ¿Será este el caso? Pudiera ser que sí, solamente que debemos ser conscientes que en ocasiones puede ser demasiado tarde para volver...