48. ¿Qué hace usted aquí?

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Frank.

Estaba soñando con algo. Creo que Luzu aparecía, se acercaba a mí y me miraba como solía hacerlo... antes de que Samuel De Luque entrara en nuestras vidas.

Desperté por unos ruidos que parecían provenir de la habitación de Lanita.

Pensé en levantarme y ver qué pasaba, pero luego caí en que podrían estar... Ella y aquel chico... Así que preferí ignorarlo. Busqué por encima del escritorio un pequeño walkman, que parecía siempre estar en el mismo sitio, me coloqué los cascos que estaban conectados y le di al play, esperando que la música no fuera mala. Eran canciones antiguas. No sabía quienes eran, pero no estaban nada mal. Me tragué el cassette entero. Por una cara y por la otra.

Cuando dejé de escuchar música, parecía que el ruido había parado.

Decidí esperar, antes de salir, para ver si escuchaba algo. No quería salir y encontrarme el panorama. Pero nada. No escuchaba nada. ¿Tendría que quedarme mucho tiempo más en la habitación?

Escuché que llamaron al timbre y decidí salir a abrir. Seguramente sería Luzu, que habría llegado de trabajar. ¿Qué hora era? Miré a mi alrededor, pero no encontré ningún reloj. Menudo idiota era. Ya lo miraría al volver a la habitación.

Tiré del picaporte de la puerta hacia mí, encontrándome con la persona que menos creía volver a ver.

-Se-señor De Luque... ¿Q-qué hace usted aquí? -Sin saber qué estaba haciendo, me puse de rodillas, mientras lo miraba desde abajo- ¿Necesita algo? Lo que sea. ¿Quiere algo para tomar? Hay galletitas...

-No, chico, no. Vengo por otra cosa. -dijo, al mismo tiempo que entraba. Me levanté del suelo, cerré la puerta y me volví hacia él.

-¿Q-qué otra cosa, señor?

-Tu querido amo me ha llamado... Tiene problemas...

-Pero él no está aquí -dije-. En este momento debe estar trabajando. -Samuel movió la cabeza, mirando a mi espalda. Lo miré en silencio. Fui a volver la mirada, pero él me detuvo.

-Sé que no está aquí, pero ¿podrías ayudarme?

-C-claro. ¿Qué tengo que hacer, señor?

-Sal ahí afuera, haz que el chico que está en el interior de mi coche salga y aléjalo todo lo que puedas.

-¿Para qué, señor? S-si es que puede preguntarse, claro...

-Tengo que ir a buscar a Luzu al trabajo y necesito que te deshagas de ese chico un momento. Ya sabes... él se pondría celoso... No es que yo tenga nada con tu amo, pero no se puede razonar con ese chaval así que... ¿Me ayudarás?

-¡C-claro! Salgo ahora mismo. -Él asintió. Salí a la calle. Vi al chico en el interior del coche, hablando por teléfono.

Me asomé por la ventana y lo único que escuché de la llamada fue "Está bien, me debes una, tío" y colgó. Se quedó mirándome, esperando a que yo dijera algo. Pero yo no sabía qué debía decir.

-¿Qué pasa, guapo? ¿Te gusta lo que ves? -preguntó, sonriente. ¿Este no estaba con Samuel? Al menos eso imaginé con lo que me había dicho de que se pondría celoso.

-Ehmm... -¿Qué podía responder a eso?- ¿Cómo te llamas? ¿Q-quieres dar una vuelta? -Él salió del vehículo, sin dejar de mirarme y comenzó a hablar.

-Me llamo Rubén. Vamos a donde tú quieras -Empezamos a andar, él delante y yo un poco más atrás-. ¿Y... cuál es tu nombre?

-Yo... Mi nombre es Frank...

-Hmm... Frank... Un nombre muy sexy -Una sonrisa pícara se dibujó en sus labios-. ¿Tienes novio y quieres algo conmigo o estás soltero?

-No... En realidad... No quiero nada contigo, sólo...

-Ya... -Se calló y volvió a hablar- Por eso te has acercado a mí de esa forma, ¿no? Que no te dé vergüenza... El chico que ha entrado en tu casa es... mi novio... Por lo visto iba en busca de alguna amiga que tenía que darle unos documentos o algo por el estilo... Así que no se enterará de lo nuestro... -Se acercó, peligrosamente a mí, quedando su cuerpo pegado al mío. Sus manos comenzaron a moverse tras mi espalda. No sabía qué estaba haciendo.

-No... En serio... No quiero nada... -Hubo movimiento de nuevo a mis espaldas, y de pronto sus manos volvían a estar a cada lado de su cuerpo.

-Vamos, no seas tímido -Sostuvo mi mentón con ambas manos, y fue acercando su cara a la mía. No, no, no y no. No podía hacer lo que creía que estaba haciendo. Me aparté, pero él volvió a acercarse a mi cuerpo de la misma forma-. Tú no mandas en mí, gatito... Sólo Samuel puede hacer eso conmigo. -Me acorraló y terminó uniendo sus labios con los míos. Yo me movía, intentado zafarme de él, pero me era imposible. Su fuerza superaba con creces la mía. Miraba alrededor, intentando localizar a alguien con la mirada. A alguien que pudiese ayudarme, pero nada.

Una de sus manos se coló por debajo de mi camiseta, comenzando a acariciarme. Se paró en uno de mis pezones, tocándolos como si de un juguete se tratase. Los pellizcaba con fuerza, provocando que gimiera de dolor.

-Tranquilo, cachorrito... Aquí estoy para darte lo que quieres... -Y entonces su mano bajó hasta mis pantalones, adentrándose en ellos. Me removí de nuevo, esta vez con toda mi fuerza, para deshacerme de él.

-Yo... soy del señor Luzu... -dije, al mismo tiempo un par de lágrimas salieron de mis ojos. Estaba asustado, muy asustado. No quería que ese chico me hiciera nada. Está bien si es Luzu, pero él no. Por favor que no lo haga...

-Luzu... -pronunció con una sonrisa- Bueno, debo irme -Estaba mirando su móvil, en el momento que decía eso-. Samuel me necesita. -Salió corriendo por donde habíamos venido. Yo fui andando hacia la misma dirección, con cuidado de no encontrármelo y entré en la casa. La puerta estaba abierta. Agradecí aquello porque de otro modo no hubiese podido entrar. Cerré tras de mí y me metí en mi habitación y la de Luzu. Era increíble lo que había estado a punto de pasar... Menos mal que Samuel se contactó con él o sino no sé lo que hubiera pasado. Tendría que contarle lo sucedido a Luzu. No podía ocultarle algo así, si se acaba enterando por sí mismo, iba a resultar un problema...

Duros caminos del destino [Wigetta y Lutaxx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora