El más terrible y descarado
de los erejes
a la comedia
de una vida sin segundo acto
con seis filas de butacas
sentada en la sexta
de la sexta fila
le escribo una sonata
al que dijo que la vida
son dos días
pues el primero me lo pasé
leyendo sobre poesía
y el segundo escribiéndola
y así no soy más que otro peón
que rinde culto
a la métrica de mierda
que tiene tanto prestigio
como el diablo en una misa.