Capitulo IV

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Al día siguiente de la visita del primer ministro el Dr. Nigel dijo que era hora de que usaran el suero experimental que había creado para acelerar la metamorfosis de los sujetos, y así uno por uno se le administró a todos los sujetos con células animales, mientras nosotros observábamos horrorizados desde el otro lado de un cristal blindado como ellos caían al suelo con convulsiones y gritando mientras sus venas se hinchaban y parecían que iban a estallar.

Después de que se desmallaran por el dolor, unos guardias los trasladaron a sus respectivas habitaciones, y a mi me tocó recoger todas las salas en las que habían estado los sujetos.

Al día siguiente tocó analizar los resultados del suero sobre los sujetos y cuando vimos al sujeto uno quedamos boquiabiertos, tenía cuernos y estaba más fuerte además de haber cambiado un poco la forma de su cráneo. Seguimos haciéndole pruebas y pudimos ver que los cambios no eran sólo externos, sino también internos.

Pero el Dr. Nigel aún no estaba satisfecho y mandó volver a administrar el suero a este sujeto.

Siguió con el sujeto dos, Janise.

- No, soltadme. Que me queréis hacer ahora?!? Dijo ella mientras la traían a rastras entre dos guardias y la ataban a una silla.

Entonces el Dr. Nigel cogió la giringuilla con el suero, mientras le decía que no le iba a pasar nada. De pronto se la introdució y ella comenzó a retorcerse y gritar fuertemente, como si la estuviesen devorando.

Después de que se desmayase se la llevaron, y entró Éric andando mirando al suelo, hasta que se sentó y le pusieron los cinturones de cuero de la silla. En ese instante, alzó la vista y la clavó en mi, que estaba al otro lado del cristal observando impotente como el Dr. Nigel poco a poco le clavaba la giringuilla y le introducía todo el suero, pero sin embargo, él permanecía totalmente pasivo como si nada, hasta que le soltaron, intententó ponerse en pie, y cayó desplomado al suelo.

Trajeron a Riu entre varios guardias y atado para que no se resistiese, pero aún así, logró tirar a dos de ellos al entrar por la puerta. Lo ataron a la silla después de un gran esfuerzo el cual implicó que a uno de los guardias al tirarlo se clavase la inyección.

El guardia comenzó a gritar y agonizar, y fue entonces cuando empezó a brotar sangre de su piel y a incharsele el pecho.

- Me muero, me muero... Me va ha estallar el pecho. Gritaba él mientras lloraba e intentaba quitarse el uniforme.

Nosotros no podíamos hacer otra cosa que observar expectantes desde el otro lado del cristal mientras nos preguntábamos, que demonios le pasaba a él, y porque no le había pasado lo mismo a los sujetos...

En ese momento el guardia dio un gran grito agonizante que hizo que mi cuerpo se estremeciese, mientras el caía al suelo, encharcando en sangre y dejando tras su caída un gran silencio que sólo pudo ser ocupado por el comentario insensible del Dr. Nigel:

- Llamad a limpieza y llevaros el cadáver para hacerle pruebas.

Nadie se movió aún conmocionados por lo que acababa de ocurrir, nadie menos Riu que aprovechó para lanzar por los aires a los otros guardias e intentar huir, pero al intentar huir como estaba atado también por las piernas, tropezó y cayó.

Entonces, lo cogieron y lo colocaron en la silla y se dispusieron a darle la dosis de suero, pero el seguía gritando, asique primero, le taparon la boca con un trapo atado detrás de su cabeza para que no se lo pudiese quitar.

Cuando se lo inyectaron ocurrió lo mismo que con el resto, comenzó a tener espasmos y se desmayó. Tardaron un rato en limpiar aquello y llevarse a semejante mole a cuestas, pero aún así, menos que en traerla...

Le siguió a esta bestia, otra, Patrik. Él entró tranquilo, esposado, pero tranquilo, caminando con tranquilidad hasta la silla en la que se sentó sin la menor preocupación.

- Esto, para que demonios es???

- Esto sólo es para que desarrolles todo tu potencial. Le contestó el Dr. Nigel con una sonrisa en su cara.

- Adelante, entonces. Hazme lo que quieras.

Y el Dr. Nigel le pinchó y Patrik comenzó a a gritar, pero parecía que lo estaba disfrutando, porque tenía una expresión de felicidad en su cara indescriptible.

Trajeron a Janise y ella intentaba resistirse pero no era capaz y en cuanto le pusieron el suero, chilló y empezó a temblar pero pronto se desmayó.

Después de llevarse a ella trajeron a Crazy el último ya, entró corriendo, escapando de los guardias y riéndose de ellos.

- Que pasa tontos, no sois capaces de cojer a alguien como yo???. Dijo él cuando entraron los guardias que le seguían.

- Te gusta jugar, no??? Crazy. Pues sientate aquí y juguemos. Le habló el Dr. Nigel desde detrás de él.

- Vamoas aya entonces. Le contestó sentándose sin dudarlo.

Le puso los cinturones en las muñecas, cuello, tobillos y en la cintura. Y entonces, le inyectó el suero, haciendo que se desmayase casi al instante.

Cuando se los llevaron a todos me tocó a mi limpiar, pero mientras escuché un gran estruendo y una alarma sonar.

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