No Me Olvides- 3 (Draco Malfoy)

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Draco reconocía el cuarto en el que estaban, la mansión tenía varias alas y pasillos y cuartos tan grandes como una casa, incluidos salones de baile. Sus padres solían organizar muchas fiestas cuando él era pequeño, Draco odiaba ese tipo de eventos.

Desde entonces lo empezaron a vestir elegante y a comportarse como un "Malfoy", a siempre enorgullecerse de su apellido y actuar como si fuera superior, eran aquellos eventos en donde llegó a conocer a Daphne por primera vez. Tiempo después conocería a Theodore, Blaise y Astoria en aquellos mismos, pero Daphne fue la primera amiga que tuvo, eran de la misma edad y sus padres vivían muy cerca, sus familias habían sido amigas desde antes de que ellos nacieran y se esperaba que ellos convivieran juntos. Durante un tiempo se habló de algún matrimonio, para preservar el linaje de sangre pura, pero Daphne empezó a salir con Blaise (la relación que tenían Blaise, Theodore y Daphne la ocultaban) y entonces ese tema se dejó a un lado, pero siempre se esperó que se convirtieran en amigos y después, en colegas.

Ese salón era el más grande de todos, por ello la mayoría de los eventos se daban en ese mismo, por más que Draco pudiera pasarla con Daphne, odiaba tener que asistir y después de un rato, se cansaba de la chica y ella de él y se separaban, se la pasaba sentado, observando a todos pasar, esperando que la noche terminará, pero sin falta, cada noche antes de que la fiesta terminará, su madre lo cargaba de la silla y lo llevaba a la pista para bailar con ella.

Cuando era muy pequeño, lo abrazaba y cargaba en sus brazos mientras le daba vueltas, cuando ya había crecido un poco más, Narcissa le dejaba subir en los zapatos de ella y bailaban a un ritmo que no quedaba con la música, ella agachándose para sostenerlo.

Cuando cumplió once, podía bailar de forma normal con ella, más aún era más bajo.

Finalmente, Draco creció lo suficiente para ser más alto que su madre y por primera vez, estaba entusiasmado de poder compartir un baile con ella, pero fue entonces que su padre empezó a apartar a todos sus conocidos, se volvió un hombre aún más estricto y lúgubre, dejó de atender fiestas y cerró aquella ala de la mansión para sus juntas y trabajo.

Y desde entonces no había puesto un pie en aquel cuarto, pero Daphne y su madre, estaban ahí con él pero desde una perspectiva completamente diferente a la de aquellos bailes.

En cuanto las puertas se cerraron, alguien le dio una patada en la espalda, haciéndolo caer de rodillas hacia el piso, pudo ver como su madre quiso acercarse a él, pero al recordar que estaba en presencia de alguien más, dio un paso hacía atrás.

Draco volteó a su espalda y vio a su tía, Bellatrix con una sonrisa siniestra en su rostro, y a su lado, Daphne Greengrass, la judas. Ella caminó lejos de la bruja y se puso del lado izquierdo de Draco, pero a varios metros de él, con la cabeza agachada, completamente aterrada.

En frente del cuarto, donde antes solía estar la mesa principal en aquellas cenas, había una especie de trono de madera negra, en cada respaldo de la silla había unas manos pálidas, casi transparentes, esqueléticas, al igual que la varita que sostenía en una mano aquel ser. Traía una túnica larga y ondeante que caía a varios centímetros del suelo.

Draco estaba en el centro del cuarto y la persona hasta el fondo, en la parte principal de este, pero aún con esa distancia, Draco sabía quién era la persona.

-Draco- dijo en lo que sonó como una burla

Draco tuvo que cerrar los ojos al escucharlo hablar, el recuerdo de aquella misma voz diciendo su nombre minutos antes de matar a Leash taladraba en su cabeza.

-Un gusto que te nos hayas unido-sonrió con frialdad

El Señor Tenebroso era horrible, tenía un cráneo casi ovalado, la piel tan blanca y delgada que se le veían las venas y los huesos del cuerpo, su sonrisa era espantosa, sus dientes eran pequeños y parecían casi podridos.