una codiciosa pasión

la realidad de un sueño

Me encontraba caminando a través de un claro, hay un río cristalino a mi izquierda del cual sobre salen unas rocas grisáceas y se distinguen unos pequeños peces anaranjados nadando contra la corriente. Me dispongo a sentarme cuando distingo un grupo de gente no muy lejos, cuando me encuentro más cerca, de la nada aparece Lucía. Me da un gran abrazo y me dice- Estas preciosa Sofía, pareces una princesa- yo me le quedo mirando atónita y observo por primera vez que cargo un vestid. La falda es ligera y vaporosa, es sencilla y elegante a la vez, tiene un adorno de pedrería y un escote espectacular- que pasa Lucía? -No entiendo nada, ¿porque estoy vestida así?- ella me mira confundida y por el rabillo del ojo observó que se nos acerca mi padre- venga Sofía no bromees, ahí viene tu padre para llevarte al altar, vamos cambia esa cara que hoy es el día de tu boda!-¿¡BODA!?- no entiendo nada de que están hablando, empieza a sonar una música y mi papa me tiende el brazo y me pregunta.- ¿lista muñeca?- no contesto, pero le agarro el brazo y dejo que me guíe, aun no entiendo nada. Tengo 15 años no me puedo casar todavía, además se supone que aún me quedan 3 años para elegir con quien quiero casarme. Giramos a la derecha, entre las filas de sillas distingo a familiares, amigos, compañeros de mi padre y mucha gente que no conozco y cuando por fin nos acercamos distingo una melena rubia.- Nicolás- ¿pero el que hace aquí? ¿Me voy a casar con Nicolás?..... no es que no me sienta atraída por él, tiene unos brazos tan musculosos y esos ojos azules verdosos que tanto me encantan contrastan perfectamente con su piel blanca como marfil y sus rasgos tan finos que lo hacen parecer un príncipe. Sólo tiene un defecto, es demasiado cortes y atento. No es que no me gusta que me consientan pero él no presenta ningún reto, ninguna emoción, es simplemente predecible.Mientras nos acercábamos note como la melena rubia de Nicolás se volvía castaña oscura y cuando él se volteo en su lugar estaba Alex, mirándome con esos ojos color miel que parecen leerme por dentro, sus pómulos tan marcados nunca permitían ver ninguna expresión en su rostro, tenía una gran sonrisa de oreja a oreja. Él también era muy atractivo tengo que admitirlo pero también era tan engreído y codicioso, en lo único que pensaba era en convertirse en el presidente de la compañía de su padre y claro que mejor forma de lograrlo que casarse con la futura heredera del imperio Giordano, una de las familias más ricas del mundo, odiaría casarme con él, pero cuando lo volví a mirar en su lugar estaba Zack, sus hermosos ojos grises denotaban ansiedad y sus rulos castaños amarillentos le caían en la frente haciéndolo ver más casual, se veía muy bien en traje. Hace unas semanas Zack me había dejado muy claro sus sentimientos por mí, también me dijo que no le importaba el dinero, era lindo saber que por lo menos alguien me quería a mí y no a mi fortuna, pero yo lo veía como un hermano lo cual era una lástima porque el sería un magnífico esposo. Ya estoy frente a Zack, el padre empieza a hablar y yo cierro los ojos un momento y cuando los abro ya no es Zack quien está frente a mí, es Damián, mi hermoso y atractivo Damián. Con su piel ligeramente morena, sus ojos cafés tornasol y cabello castaño ligeramente despeinado, se ve también con esos pantalones de vestir negros y la camisa blanca manga larga, tiene la corbata y la chaqueta negra; la chaqueta esta desabotonada en un acto de rebeldía, se ve tan confiado e indiferente ante la miranda de reproche de los invitados por estar tan desaliñado, eso es algo que me encanta de el: Nunca hacia caso a lo que pensaban los demás.Con la impresión no me di cuenta cuando el padre dejo de hablar, Damián se estaba acercando a mí, me rodeo la cintura y puso sus labios sobre los míos y me beso, me beso con pasión como había deseado que lo hiciera tantas veces en el pasado... Me desperté de golpe, con el corazón acelerado por la emoción- No puedo creer que solo haya sido un sueño- murmuró mientras me llevo el dedo índice a los labios- se sintió tan real- digo con un ligero tono de decepción- me siento lentamente en mi cama y observo mi habitación, está igual que siempre. Las paredes lisas de color rosado claro, el piso de madera, mi televisor al lado de la puerta, en la pared que queda frente a la puerta, esta mi cama, justo al lado de la ventana, al frente está mi gran librero de madera que aún no lo logró llenar por completo, al lado de este está mi peinadora y al lado de mi cama esta mi encantadora mesita que de noche que tiene un estilo francés, sobre esta se encuentra el libro que estoy leyendo "el legendario" justo al lado de mi reloj despertador, el cual marca las 6:15, aún es temprano pero decido pararme. Salgo de mi habitación para dirigirme a la cocina; cuando sin querer me tropiezo con alguien, al levantar la mirada veo que es Damián- no puede ser, no puedo tener tan mala suerte- Lo... lo siento- tartamudeo y entonces veo que solo lleva una toalla puesta, la cual deja al descubierto su hermoso abdomen, el cual está muy bien marcado, siento el rubor subir por mis mejillas cuando él dice - ¿ ves algo que te guste, mocosa?. me quedo paralizada un momento y luego de unos segundos contestó -Ja! ya quisieras tu que yo me fijará en ti!- empiezo a voltearme para seguir mi camino a la cocina cuando Damián me sujeta el brazo y cuando giro la cabeza me dice - con esa batita que llevas puesta, claro que me encantaría- y en su hermosa cara se forma una sonrisa maliciosa, en sus ojos cafés tornasol veo arder la lujuria, mientras me pongo colorada libero mi brazo y le grito -¡PERVERTIDO! -y salgo dispara hacia la cocina - vaya manera de empezar el día, voy a necesitar mucho café- digo entrando a la cocina