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Aquello era una auténtica pérdida de tiempo. O al menos eso le pareció a Stiles, quien veía como Isaac y Scott discutían de nuevo en el apartamento de Derek mientras éste se paseaba por allí de un lado a otro. Ya habían pasado cerca de tres meses tras el incidente en el bosque y tanto Boyd como Érica seguían sin aparecer, añadiendo a ello el hecho de que una pareja de gemelos alfas habían llegado al instituto para hacer de las suyas y provocar a sus amigos. Descubriendo sus intenciones y que tanto Scott como Derek eran los objetivos primordiales de Deucalion, las peleas entre los gemelos y ellos eran cada vez más frecuentes, poniéndose todos en evidencia y casi siendo descubiertos.

Por más que los llamaba a la calma, Derek no conseguía que Isaac le mostrara el respeto que antes le tenía, culpándole siempre de la desaparición de sus amigos. Aquello estaba llevando al límite la paciencia del alfa, quien comenzaba a sentirse realmente perdido. Stiles mediaba siempre que podía pero harto de acabar herido de manera involuntaria por sus amigos, decidió dejar de meterse por medio y mediar lo justo y necesario. Y así, de nuevo estaban sus amigos peleados por otra pelea con los alfas en el instituto donde esta vez casi descubren su verdadera naturaleza.

_ ¡La culpa la tiene él! –gritó Isaac fuera de sí, acusando a Derek.

_ ¿Quieres dejar de decir tantas tonterías, Isaac? ¿Cómo va a tener él la culpa?

_ ¿Entonces cómo es que no hemos encontrado aún a Érica y Boyd, eh? Si dejara de olfatear a Stiles como si fuese lo único importante de este mundo ya los habríamos encontrado.

_ Oh, gracias por meterme en esta conversación tan estúpida –protestó Stiles mientras oía a Derek comenzar a gruñir-. Pero te recuerdo que he estado hospitalizado porque casi me despedazan.

_ Eso te pasa por no hacernos caso. Te dijimos que no fueses y por tu culpa hemos perdido mucho tiempo.

_ ¿Por mi culpa? ¡Genial! Venga, ahora dime también que he sido yo quien ha atraído a esa manada de alfas descerebrados como cebo.

Apenas Isaac abrió la boca para contestar, Derek emitió un rugido que hizo vibrar los cristales del apartamento hasta casi hacerlos añicos. Stiles se encogió sobre sí mismo al oírle, viendo después como se había transformado y sus ojos se había vuelto rojos como la sangre.

_ Deja en paz a Stiles –gruñó Derek acercándose a Isaac, quien acabó en el suelo, intentando huir de Derek-. ¡Y deja de decir tantas tonterías!

_ Derek, cálmate –sugirió Scott al ver cómo sujetaba a Isaac por la camiseta, alzándolo.

_ Tú y yo llevamos buscándolos todo este tiempo. Los dos juntos. ¿O vas a tener la desfachatez de negarlo, eh Lahey?

Isaac simplemente negó varias veces.

_ Si no han aparecido es porque alguien los retiene en algún sitio donde no podemos encontrarlos con facilidad. Sólo eso.

_ Deaton... Derek, Derek escúchame –habló Stiles mientras se acercaba lentamente a él. Éste aun sostenía a Isaac por la camiseta sin dejar que tocase el suelo-. Vayamos a hablar con Deaton. Él podría darnos algún consejo o sugerencia. No sería la primera vez.

Derek gruñó al oír ese nombre y Stiles puso los ojos en blanco. Scott asintió, animando a Derek a dejar a Isaac y buscar a Deaton en la veterinaria. Dejándole en el suelo, Derek volvió a ser él, tendiéndole la mano a Isaac. Éste la aceptó, a modo de disculpa. Organizándose para ir a la veterinaria, Scott fue con Isaac en su moto y Stiles en el Camaro de Derek. Sorprendido por los acontecimientos, Deaton les comentó que la única forma de poder averiguar algo sobre el paradero de los betas era que uno de ellos permaneciese durante unos minutos inconsciente, para de ese modo, poder averiguar algo.

El Alfa entre los AlfasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora