AGUJERO DE GUSANO

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"Querido diario. Ha pasado un mes desde nuestra última misión, Dimitri se encuentra bien, al parecer sufrió un accidente en su caída y por eso no pudo estar con nosotros. He estado pensando en lo que me dijo el chico separatista, no sé si me dijo la verdad o solo son técnicas para reclutar personas, pero en realidad no sé si estoy en el bando correcto.

Hoy todo mi entrenamiento se verá reflejado en la nueva misión (me entere hace poco que la anterior solo fue para entrenarme, que mierda casi muero en un entrenamiento) por primera vez veré frente a mis ojos el otro mundo, la otra dimensión, el nuevo Edén o como le quieran llamar las personas, en si no sé qué vamos a hacer allá, Dimitri solo me dijo que nos largamos de este inmundo planeta por un periodo corto de tiempo, puesto que aún hay cosas que arreglar acá. Pues a mí me da igual cuanto tiempo dure esta misión, solo quiero que esta guerra termine para poder vivir en el Edén y comenzar de nuevo, ah sí... la fecha de hoy coincide con la muerte de mamá. La extraño y también a Rex, pero gracias a Rayan ya no me siento tan sola... ese idiota de cabello morado siempre me saca una sonrisa... cuando él no está me hace falta, creo que lo quiero."

***

–¿Ya terminaste de escribir? – Pregunta Rayan.

–Espera un momento idiota, esto es importante.

–Date prisa que nos esperan los chicos.

***

"Una cosa más... ahora vivo con Rayan."

***

–¡Ya terminé moradito!

–No me digas moradito. – Dice Rayan entrecerrando los ojos.

–Como quieras idiota. – Digo con una leve sonrisa.

–Larguémonos antes de que Dimitri nos mande al calabozo por llegar tarde.

Guardo mi diario en la mochila y me coloco la chaqueta verde militar que Rayan sostenía hace un momento. Abro la puerta con un ligero empujón y dejo atrás la cabaña que tanto aprecio, ya que si no hubiera llegado aquí no lo hubiera conocido, ni hubiera entrado al ejército.

Rayan sale de la cabaña y me sonríe mientras hunde con su pulgar el botón que activa el deslizador aéreo, un sonido débil sale del artefacto y se abre la cápsula para que podamos entrar.

El bosque se vuelve más pequeño a medida que ascendemos y en cuestión de segundos Rayan acelera hasta que pierdo de vista la cabaña. El paisaje de hoy extrañamente se encuentra alegre, me gusta cuando el cielo se pinta de azul, el panorama se ve mejor cuando no están las nubes que siempre lo cubren de toxinas, a pesar de esto no podemos quitarnos las malditas máscaras.

El sol brilla a su máxima intensidad, sus rayos hacen que la temperatura el día de hoy se encuentra alrededor de los 30°celsius. Rayan conduce de manera tranquila mientras yo observo mis dedos y juego un poco con mi cabello; creo que es hora de cambiar de color, tal vez un rojo o un verde claro, en realidad no sé, me gusta tenerlo azul.

–Ya estamos llegando. – Dice Rayan.

–Pero falta mucho para ciudad Belén.

–No vamos para allá, Dimitri solo me dijo que me dirigiera a este punto del mapa. – Dice mientras señala unas coordenadas en el mapa holográfico.

–Bueno.

Dos minutos después el deslizador aterriza en la cima de una meseta, logro ver que todo el escuadrón está ahí. Salimos del vehículo y una sensación de alegría aparece inesperadamente al ver a mis compañeros de trabajo... mejor dicho a mis únicos amigos en este miserable mundo.

El Nuevo EdénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora