Camila estaba contemplando sin ganas la pantalla. Aquella mañana no había manera de que empezaran a correr las palabras. Precisamente aquello era lo que quería ella, correrse.
Desesperadamente.
Se había pasado toda la noche dando vueltas en la cama, disfrutando tan sólo de un sueño ligero, despertándose constantemente a cada hora y mirando con tristeza el reloj. Tenía la cabeza llena de Lauren. Cada vez que intentaba pensar en otra cosa, en otra persona, Lauren la interrumpía: Lauren riéndose, Lauren llorando, Lauren bailando con ella, Lauren tomándola de la mano, abrazándola. Lauren cerca de ella, inclinándose para poder oír a Camila por encima del ruido de la música, con su oreja tentadoramente cerca. Lauren durmiendo desnuda en su sofá, hecha un ovillo, con las piernas desnudas sobresaliendo por debajo del edredón, como de costumbre. Lauren como loca pensando en qué ponerse aquella noche, corriendo arriba y abajo por toda la habitación en sujetador y vaqueros, para acabar pidiéndole prestado un ceñido top.
Camila aún no había lavado el top: olía al perfume de Lauren, al cuerpo de Lauren.
Lauren no se dio cuenta de nada la mañana en que Camila se deslizó en el salón para verla dormir. Cuando estaba dormida, Lauren parecía un ángel, pensó Camila, un ángel de la resaca medio cubierto por el edredón. Aquella mañana, Lauren se movió en sueños, se puso de espaldas y estiró las piernas, de manera que Camila disfrutó de una breve visión del paraíso: aquellos pechos perfectos, redondos y absolutamente merecedores de ser besados; el suave y maravilloso pubis, rubio y cuidadosamente recortado, tan sumamente digno de ser lamido.
Luchando con todas sus fuerzas para controlar el deseo que la inundaba, Camila contuvo el aliento mientras, cuidadosamente, volvía a cubrir a Lauren con el edredón.
Los largos dedos de Lauren se entrelazaban con los suyos siempre que bailaban. Quería ser acariciada por aquellos dedos. Quería que aquellos dedos le tiraran del pelo mientras lamía y chupaba a Lauren hasta hacerle alcanzar el clímax. Quería aquellos dedos en su interior, moviéndose, investigando.
Y, sobre todo, quería los labios de Lauren en los suyos, la lengua de Lauren en su boca, los labios y la lengua de Lauren jugando con su parte íntima. Camila nunca había deseado tanto a nadie, ni con tanto anhelo. Nunca había pensado en nadie prácticamente a cada momento; nunca había fantaseado tantas veces.
La tarde anterior había llegado al despacho de Lauren con algo de trabajo. Lauren rodeó el escritorio para saludarla y rozó suavemente sus labios con los de ella. Como la mano de Camila se había posado con naturalidad sobre la cadera de Lauren mientras se besaban, notó el liguero. La falda de Lauren era aceptablemente corta y llevaba enfundadas sus largas piernas en transparentes medias de lycra, negras y brillantes. Los tacones resaltaban sus esbeltos y bien moldeados tobillos y sus pantorrillas. A Camila le resultaba muy difícil concentrarse mientras Lauren se recostaba contra la esquina de la mesa y cruzaba las piernas. Podía oír el roce de una media contra la otra y en lo único en que podía pensar era en la piel blanca como la leche de los muslos de Lauren bajo los ribetes de encaje de sus medias.
Lauren hablaba, ignorante de la inquietud que experimentaba Camila.
La mente de Camila iba a toda máquina: tenía visiones de Lauren recostada en su cama llevando aquellos tacones, medias transparentes, liguero, un pequeño tanga que apenas le cubriera el pubis y un sujetador de satén apretándole los pechos.
«Dios, no tiene ni idea de lo que está haciendo conmigo. Pensar en ella me vuelve loca.»
Camila seguía sin ser capaz de hacer aparecer las palabras en la pantalla. Desconsolada, puso el ordenador en modo reposo y fue tranquilamente a la cocina a por más café. Sonó el teléfono: era Lauren.
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Placeres ocultos- Pausada(Camren)
RomanceCUIDADO! Contenido explícito. El cambio del milenio se acerca y lo mismo sucede con el cuarenta cumpleaños de Lauren. Lleva casada veinte años y está harta de su papel de esposa trofeo en una pequeña ciudad donde no puede luchar adecuadamente para l...