23. Killian

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Audrey está en el suelo tratando de levantarse y me ve, su maquillaje está corrido y su lápiz labial está hasta en sus mejillas. ¡Hijo de puta! Lo pateo de nuevo y  él suelta un gemido de dolor antes de desmayarse. Se merece mucho más por lo que le estaba haciendo a mí Audrey pero no es el momento de matar a alguien, Audrey es mi prioridad. Me acerco a ella sintiendo un horrible dolor en todo mi cuerpo al verla de está forma. Seguro él idiota la drogó.

-Audrey-digo arrodillándome a su lado. Siento mi voz quebrarse y suelto un suspiro tratando de controlar mi ira, acaricio su mejilla y me doy cuenta de que su piel está ardiendo-Estoy aquí-le susurro acariciando su rostro, agradecido de haberla encontrado antes de que ese hijo de puta pudiera hacer algo peor-Estoy aquí. Ahora estas a salvo-después de unos segundos abrazándola mientras le repito una y otra vez que estará a salvo, me separo de ella fijándome en su atuendo.

Ella no tiene su blusa puesta y su brasier no ayuda a ocultar bien sus pechos, su falda es tan corta que cuando la ayudo a levantarse, puedo ver su ropa interior. Cierro los ojos sintiendo la ira, tengo tantas ganas de matar a este tipo. Lo pateo unas veces más y luego atraigo a Audrey hacia mi, ella suelta una risa abrazándome. ¿Que le ha dado este tipo?

-Hola, Killi-susurra cantando cerca de mi oído y le da un pequeño beso a mi oreja. La separo de mi lo más rápido de puedo.

-Audrey-le advierto pero siento mí corazón latir rápido. Tomo su blusa tratando de ponérsela pero ella huye de mí riendo. Toma un pedazo de mi camisa y me acerca tanto a ella que puedo sentir su respiración contra mis labios.

-Atrápame-dice de forma coqueta.

-Audrey-digo tragando saliva y la acerco a mí, toco por accidente su pecho y ella suelta un gemido acercando su cuerpo al mío.

-Hazlo de nuevo-susurra en mi oído. Lleva sus brazos alrededor de mi cuello comenzando a besar mi oreja. Llevo mis manos a su cintura desnuda, tratando de apartarla y ella vuelve a soltar otro gemido, dejándome loco-Killian-susurra lentamente haciendo mi piel de gallina, cuando ella lame mi cuello, suelto un gemido acercándola a mí y de pronto abro los ojos ¿Qué estoy haciendo?

-Audrey-le advierto de nuevo, alejándome de ella, con miedo de convertirme en el imbécil que está en él suelo. Le coloco la blusa ignorando sus risitas. Es posible que ese hijo de puta le haya dado Yumbina*.

Prácticamente arrastro a Audrey fuera de la discoteca cuando comienza a bailar. La meto en mi auto y le abrocho el cinturón. Me dirijo al asiento del conductor y comienzo a manejar a casa.

-Killian-murmura ella una y otra vez. Desabrocha su cinturón y se acerca a mí, pasando su dedo índice lentamente por mi mejilla. Se acerca más para darme besos en el cuello y aprieto mis manos al volante al sentir un dulce cosquilleo recorrer mi cuerpo entero, desabrocha el primer botón de mi camisa, luego el segundo y cuando llega al tercero comienza a besar mi pecho. La alejo de mí al sentir ese cosquilleo cada vez más fuerte y más presente en mi entrepierna.

-¿No te ha gustado?-no le respondo, ya que no puedo hablar. Ella suelta un suspiro recostándose de nuevo en su asiento. Comienzo a relajarme pero cuando ella posa su mano en mi muslo, me tenso. Suelto un gemido cuando comienza a acariciarme y quito su mano rápidamente de mi muslo.

-Eso si te ha gustado-dice divertida y siento mis mejillas arder. Realmente siento todo mi cuerpo arder-¿Estás excitado?-acerca su rostro al mío-Estoy excitada Killian-susurra besando mi oreja y acariciando mi pecho. Audrey. La alejo de mi y suelto un suspiro aliviado al estacionarme frente a mí casa.

-Killian-ella suelta un quejido-Déjame tocarte-trago saliva soltando otro suspiro culpable. Estoy tan duro. No hay una manera linda de decirlo. Estoy muy excitado y la causante es mi mejor amiga ¡No debo sentirme así por ella! ¡No puedo! ¿Qué pensaría ella de mi si supiera que realmente me gusta cómo me está tocando y que se me hace realmente difícil no tocarla de regreso? ¡No debería gustarme que me toque!

Una Elección Inesperada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora