CAPITULO 1

245 9 8
                                    


¿En qué momento acepte esto? ¿En qué momento logre que me convenciera de hacer esta gran locura? ¿Cómo pude ser tan estúpida y dejarme engañar por él? ¿En que demonios estaba pensando?

Abro los ojos lentamente y trato de recordar lo que paso ayer. Con esfuerzo logro distinguir el lugar. Estoy en el departamento donde comparto algunas de mis noches con él. El lugar donde eh pasado los últimos 5 meses acostándome con él.

No puedo creer que me atreviera hacer semejante cosa. Me odio, odio que no pueda mantener mis sentimientos controlados, odio que sea demasiado débil y lo más importante, lo odio a él.

Siento una fuerza alrededor de mi cintura, una que presiona lentamente mi estomago. Es su brazo el que me rodea, con ternura y delicadeza, mandando un mensaje que solamente yo puedo entender: "NUNCA TE ALEJES DE MI".

Esto es demasiado, no puedo aceptarlo, no me merezco a este hombre tan maravilloso, por que además de ser perfecto, demasiado diría yo, es un hombre prohibido, hombre de otra mujer. Por eso lo odio.

Tomo su brazo y lo alejo de mi cuerpo, retiro las sabanas para salir de la cama, para salir de este cuarto, de este infierno, para alejarme de él.

Encuentro mi ropa tirada en el piso, el sujetador rojo escarlata que me regalo el día de mi cumpleaños junto con las bragas, mi blusa de tirantes blanca, mi falda negra que me llega un poco mas arriba de las rodillas y mi saco rojo. Todo revuelto junto con sus vaqueros negros, su playera azul marino y su ropa interior negra.

Me visto lo mas rápido que puedo, tomo mi bolso con una mano y mis zapatillas de tacón y mi saco con la otra.

- ¿Qué haces hermosa?

Una vez más escucho su voz. No quiero verlo, no puedo, no debo.

- Zunne mírame.

Necesito salir de aquí, necesito estar lejos de él, no tengo que hacer esto mas difícil, debatirme entre quedarme o alejarme, simplemente tengo que cruzar esa puerta, salir y nunca más volver.

- Zunne por favor mírame – su voz suplicante logra que gire y mire esos hermosos ojos - ¿Qué es lo que haces? Creí que estaríamos juntos hasta que amanezca.

- No puedo hacer esto Héctor.

Frunce el ceño y me mira con más atención. Extrañare ese lindo rostro, esas lindas facciones, su perfecta mirada.

- ¿Hacer qué? – da un paso al frente intentando tocarme, pero al mismo tiempo doy uno hacia atrás, no lo quiero cerca de mi o será mas difícil dejarlo - ¿Qué sucede Zunne? ¿Qué es lo que te pasa?

- Me pasa que desde un principio no debí de permitir que te acercaras a mi más que por relación de trabajo. No debí de ser tan imbécil y dejarme engañar por ti. No debí ser tu amante. – le digo levantando la voz y con las lagrimas a punto de salir.

Lo observo, su rostro emana preocupación ¿Pero de que?, lo mas cercano que se me ocurre es que puede ser por su familia. Me dirijo hacia la puerta sin esperar respuesta a lo que le acabo de decir, pero antes de cruzarla agarra mi brazo haciendo que me detenga, sosteniéndolo con delicadeza.

- Por favor no te vayas. No me dejes. – su voz se escucho tan baja que parecía un susurro – no se que es lo que me pasa, desde que te vi solo quería cosa de una noche, pero se me hizo imposible dejarte ir. Desde la primera vez que te hice mía, desde esa vez que mis manos tocaron tu hermoso y suave cuerpo, me di cuenta que solo te quería para mi, no te quería compartir con nadie más. Eres mi adicción Zunne, ni mi esposa puede hacer que me prenda tan rápido como lo haces tú.

Irresistible AromaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora