Genial, justo el día que se me ocurre hacer una travesura me descubrirán. Mire en todas las direcciones pero no encontré lugar donde escondernos.
Entonces Natsu me tomo por la cintura nos arrojo dentro de uno de los muebles cercanos al escritorio y lo cerro justo cuando oí como la puerta se abría.
Dentro el espacio es demasiado poco, ambos estamos completamente pegados el uno al otro y no puedo ver nada, lo que hace que mis demás sentidos se agudicen.
La respiración de Natsu llega jadeante a mi oreja, puedo sentir el aroma de su piel que se cola desde su bufanda, esa bufanda es lo único que impide que mi rostro no este pegado a su cuello. Su mano aún sostiene firmemente mi cintura, lo que hace que estemos aún más pegados, técnicamente
puedo sentir cada parte de su cuerpo rozar con mi piel y el calor que el emana acelera mi corazón como nada más en este mundo.
Intento moverme y él hace lo mismo pero no logramos separarnos, las manos de Natsu intentan ponerse contra la pared pero una termina posándose
en mi pecho izquierdo.
El aire escapa de mis pulmones, siento que mis piernas ya no son capaces de sostenerme, cada fibra sensible de mi ser se esta volviendo loca ante el
contacto de Natsu. que no podré mantenerme en pie.
-Solo... quédate quieto. -Dijo entre jadeos.
¡Dios! Siento que mi cuerpo va a explotar, mi corazón late demasiado a prisa. Entonces lo siento, bajo mi mano puedo sentir el corazón de Natsu
revolotear al mismo ritmo que lo hace el mío, presto atención y noto su respiración igual de acelerada que la mía.
Levanto la vista y con mis ojos ya acostumbrados a la oscuridad puedo ver como sus ojos están pegados a los míos.
-Natsu yo...
El aire se escapa de mis pulmones y me obligo a moverme, si no lo hago yo... no sé que hare.
Nos volvemos a mover y nuestras piernas se enredan.
La calidez de su piel, las cosas que tanto tiempo oculte, su aliento con aroma a bayas... todo él me es irresistible, irresistible como cuando lo veo
dormir a mi lado en mi casa, como cuando pone esa sonrisa con la cual gana a mi voluntad. El es el Natsu del cual yo me enamore y estando aquí, de
este modo junto a él, no tengo forma de negarlo.
Cruzo mis brazos por su espalda y apoyo mi rostro en su pecho, respiro fuerte, aún sin considerar lo que eso puede provocarle a él, aún cuando siento
su piel temblar bajo mi propia piel.
Entonces siento la mano de Natsu tocar mi rostro, estoy tan caliente que ni siquiera siento la diferencia de temperatura, pero no es eso lo que me
sorprende. El dragón slayer de fuego levanta mi rostro y puedo sentir como sus labios se posan en los míos, suelto el gemido que e estado ahogando
por tanto y me dejo llevar por la sensación, por el dulzor de las bayas en nuestras bocas, por nuestro primer beso.
Sus labios se niegan a soltarme y yo me niego s dejarlo ir, nuestras bocas tientan las del otro como si ambos lo hubiéramos deseado desde siempre,
un volcán que esperó demasiado por estallar. Las manos de Natsu se movieron hábilmente por mi espalda apretándome aún más contra él, puedo
sentir mis pechos aplastarse en sus músculos y sus manos colarse bajo mi camiseta para sostenerme por mi espalda desnuda.
Su lengua se cuela en mi boca y yo la atrapo entre mis labios, el cuerpo me va a estallar de sensaciones, el corazón se me saldrá del pecho, toda yo
experimenta cosas que jamás antes sentí.
Entonces un fuerte golpe nos sorprende y obliga a separarnos, respiramos agitados la respiración del otro y entonces Natsu habla.
-Ya... ya se fue. -Dice entre jadeos.
-Creo que... deberíamos salir. Él asiente y abre la puerta del mueble en que nos ocultábamos haciendo que ambos salgamos a presión de nuestro escondite y si no fuera porque él me sostiene habría caído.
Nuestras miradas se encuentran y siento que mi cara se pone aún más caliente. Luce tan sexi, tiene mechones de cabello pegados a la frente por el
sudor y gotitas resbalando por la sien, sus labios están hinchados del mismo modo que seguramente están los míos.
-Natsu yo...
Ambos nos enderezamos y no dejamos de mirarnos ni un instante, mientras veía como su pecho subía y bajaba rápidamente.
-Creo que será mejor volver.
-Si, es mejor. -Dijo soltándome por fin y dejando una extraña sensación de vacio, aún peor que las que siento siempre.
Me voltee para comenzar a caminar hacia la puerta mientras arreglo mis ropas pegadas a mi cuerpo por el sudor pero siento que me sostiene por el
brazo y me obliga a voltear.
Sus labios se pegan fugazmente a los míos y luego esta su rostro sonriente pasando a un lado mio camino a la puerta.
-Las bayas de hoy han sido las mejores de mi vida, deberíamos repetirlo. -Dijo en el mismo tono inocente de siempre al desaparecer por el pasillo.
Mis dedos suben a mis labios y lo sé, para mi también han sido las mejores bayas de mi vida y... definitivamente quiero repetirlo.