Capítulo 7

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Hoy, es mi último día.

Hoy termina todo, hoy empieza mi vida.

Hoy, voy a conseguir lo que hace tiempo quería.

O eso creí.

-Si me lo preguntan,- Dijo Maxi- Creo que es una idea alucinante convertir un demonio en un ángel con cuernos.

- ¡Si!- Chilló Sun- Es muy cool, me encanta esa rebeldía.- Dio un par de saltitos y sonrió ampliamente.

-Bueno, es mi último día antes de conseguir todos mis poderes.- Mencioné- Oye Felix.

-¿Sí?- Dijo.

- No hay que hacer ese ritual cada vez que quiero hacerme invisible ¿No?

-No- Rió- Me había olvidado, sólo debes decir: "Invisibilaty" y para reaparecer "Desinvisibilaty".

-¡Invisibilaty!

Sentí el ligero escalofrío recorrer mi cuerpo, estaba lista.

Me puse en posición para correr, y me largué.

Intentaba hacer un poco de ruido para que me localizaran mis compañeros, saltaba sobre los contenedores, para impulsarme pateaba el poste en el aire, en una baranda me deslicé, caí en cuclillas, corrí y, a las dos horas, llegué.

Apartamento "Rose and Violet", también conocido como "Mi apartamento súper genial".

- Desinvisibilaty.- Sentí el típico escalofrío, tomé mis llaves y entré. Llamé al ascensor. Mientras esperaba afuera escuché a mis compañeros llegar. Estaban todos transpirados y cansados.

-¡Corres...!-Tomó aire mi amiga Sun- ¡Muy rápido, Free!

- ¡La próxima, en metro!- Sugirió Felix.

-Estoy de acuerdo- Terminó Maxi.

-Ya cállense, flojos.- Los reté, apenas llegó el ascensor todos se metieron rápidamente. Yo, última, entré y toqué el botón del piso 16.

Se cerraron las puertas y empezó a subir, haciendo que todos se desplomaran en el suelo.

A los cinco minutos el ascensor llegó a su destino, piso 16.

Caminé por el pasillo buscando mi puerta, hasta que vi el 6 grueso y plateado deslumbrar en mi vieja puerta de madera. Mis amigos me esperaron allí, parados.

No creerán que no me di cuenta de que es la puerta 6- piso 16. Ya sé que forma el 616. ¿Qué esperaban? Lo alquiló un demonio.

Tomé fuertemente mis llaves, las puse en la rendija y la giré. El típico ¡Clack! Resonó en la vieja madera de la puerta.

Tomé la perilla dorada, sintiendo el frío en mi piel, y la giré.

-¿Frent?- Dijo una voz gruesa y suave, tan conocida como yo misma.

-No Len, soy Free.- Respondí.

Entré completamente, mis botas deslumbraban a la luz blanca y cegadora de la sala de estar. Y mis ojos se dirigían hacia Len, parado al lado de un estante lleno de libros antiguos.

-Bueno, Free- Dijo, decidido- ¿Lista para obtener tus poderes?

- Estoy completamente lista.

-Primero cámbiate esa venda, está horriblemente sucia.

Había olvidado que la tenía, hace más de una o dos semanas que la tengo. Me imagino lo podrida que debe estar.

Fui al baño y confirmé mis dudas, estaba casi verde, con agujeros y, ni idea de cómo llegó ahí, una mariquita en el lado derecho de mi frente.

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