Capítulo 8

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Sentí un impacto en mi brazo derecho, escuchaba los gritos de mis amigos, cada vez, más lejanos.

Al llegar al punto en el que no escuchaba nada, una luz intensa se dirigió a mí. Se dispersó y logré ver la forma de un ángel, pero, a diferencia de los otros, este tenía una barba larga y marrón y una auriola de colores dorados, plateados y blancos.

Luego, un vapor negro se dispersó por todo lo que sería el suelo, y la figura de un hombre alto, de tez morena y cuernos negros y grandes, apareció caminando despacio.

- Rompiste la separación del cielo, y el infierno.- Dijo el hombre barbudo.

- ¿Qué clase de híbrido es este? ¡Es un demonio con alas!-Se quejó el carnero.

Miré mi espalda, recuerdo que en ese momento, casi me desmayo.

Unas alas grises adornaban mi cuerpo.

-Tendrás graves consecuencias.-Continuó el hombre de blanco.- Es una mezcla peligrosa, podría desatarse una guerra si Dios y Satanás se enteran.

-¿Una guerra? ¿Demonios contra ángeles?- Pregunté. Allí tomé en cuenta algo- ¿Ustedes quiénes son?

- Yo soy Jesús.-Dijo el hombre de cabello marrón.

- Y yo soy el hijo de Satanás, Lucifer.- Dijo el de grandes cuernos.

- Entonces,  Lucifer ¿Tienes 616 años?- Pregunté estúpidamente.

- No. No sé por qué los humanos creen eso.

- Ahora-Cortó Jesús- cuando despiertes, sabrás una noticia importante...

-¿Y no puedo saberla ahora?- Interrumpí.

-Si insistes...-Dijo Lucifer. En ese momento Jesús casi lo asesina con la mirada. Al notar eso, le dijo:

-¡Pero es que tus suspensos son insoportables! Bueno, al parecer, como no saliste muerta, hay probabilidades de que seas...

-¡Nos vamos Lucifer!- Le cortó Jesús, otra vez. - Recuerda, niña, cuando despiertes, te dirán lo más importante que podrás escuchar en tu vida.

-¡Pero quiero saberlo...!

Tarde, ellos desaparecieron con una mezcla de luz y humo negro. ¿Qué me dirán?

Bueno, lo peor de todo es...

¿Quién me lo dirá?

No pude responderme, en mi mente apareció una mujer, de vestido blanco y cabello rubio platinado. Sus ojos, al parpadear, cambiaban a distintos colores; azul, verde, y blanco.

-Hola, Frent.-Dijo con una voz suave, aquella mujer rara.- Yo soy Cren, la hermana de Len.

-Hola, -Respondí- llámame Free, es algo anticuado mi nombre.

Allí noté algo muy raro.

-¿Que no Len es un demonio?

-Sí, -Dijo- pero él eligió ser un demonio, y yo, para ganarle, decidí tener todos mis poderes de golpe. Por eso esto. -Dijo señalando sus coloridos ojos.

-¿Y yo qué tengo que ver con eso?

- Te pasaré toda mi esencia de ángel, necesitas fuerzas para la batalla.

-¿Batalla?- Pregunté alarmada.

- He dicho demasiado.- Posó sus manos en mis ojos, sentí como si se estuvieran congelando. 

Dolía un poco, pero, al quitar sus manos de mis globos oculares, estos tomaron su temperatura natural.

- Ábrelos-Dijo ella. Le hice caso, y ella me miró satisfecha.- Ahora, eres un ángel endemoniado.

Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, las alas me pesaron más y mis cuernos me aplastaban el cráneo.

- Aguanta Free, sólo una visita más.

Y se fue, caminando. Sí, así no-más, como si fuera un humano. 

Mi mente dio vueltas, todo se veía de colores chillones. 

Un anciano, de ojos negros, completamente negros. Su cabello era de muchos colores, mas o menos como mis nuevos ojos, caminaba hacia mí. Estaba en una silla de ruedas negra, como de madera de algarrobo. Me preguntaba qué le habrá pasado.

-Sólo te diré, que debes tener cuidado, desde ahora, eres la chica que más está en peligro de extinción.- Dijo con una voz temblorosa y débil.

-Eso lo sé perfectamente.-Dije.

-Bueno, ¿Lista para despertar?

-No. -Respondí apurada- Antes quiero saber algo.

-Dime.

-Cuando despierte ¿Estaré con este aspecto de ángel endemoniado?

- Sí, en este momento estás en tu cama. Cuando despiertes, tus ojos seguirán cambiando de colores, tu tatuaje seguirá azul...

-Espera- Le corté- ¿Azul?

Miré mi hombro derecho, y, al parecer, mi dragón se hizo azul, pero, además de cuernos, tenía alas.

-Debería acostumbrarme a esto- Comenté riendo un poco.

El hombre rió conmigo, me miró y me dijo algo que quedó en mi mente:

- Para mi suerte, la elegida es alegre.

-¿Qué?- Dije alarmada- ¿La elegida com...?

No pude terminar, el hombre chasqueó los dedos y me derrumbé, me dolía mucho la cabeza. Toqué mi frente y arranqué mi venda. Cerré fuerte los ojos, y escuché una voz.

-¡Free!

Me senté de golpe y me aferré a mi acolchado rojo, al instante me tranquilicé y toqué mi frente.

-¡Bonitos ojos Free!-Dijo mi amiga sonriendo, se pausó un segundo. y gritó:

-¡Se despertó la híbrida!

Todos vinieron corriendo, hasta Len.

-¡Free!- Dijo agitado Maxi, vio mis ojos por un segundo, le palmeó el hombro a Felix para que me mirara, -Lo cual me incomodó- y éste último abrió los ojos como platos. Como no dijo nada, Maxi se decidió a decir:

-¡No lo puedo creer...! ¡Eres la elegida!

Felix lo fulminó con su mirada.

-¡Arruinaste la sorpresa, espinaca!- Dijo dándole un golpe seco en la cabeza. Maxi se quejó y se sobó la parte afectada.

-Ya lo sé- Dije.- Ya arruinó la sorpresa por ti un viejo peliarcoiris.

-Ese es Graham.-Dijo Len, hizo una pausa- Es mi padre.

-Genial. -Comenté- Aunque no me esperaba para nada que un viejo simpático como él tuviera de hijo a un malhumorado como tu.

-Cuenta todo Free. - Cortó Felix- ¿Qué pasó?

Les conté todo, cuando aparecieron Jesús y Lucifer, cuando vino la hermana de Len-Que cuando la nombré, rodó los ojos, como todo hermano- y, por último, el viejo simpático.

- ¿Entonces no tiene 616 años?- Preguntó Sun.

-Al parecer, no.- Respondí.

Me levanté para tomar agua, pero algo me lo impidió. Forcejeé para salir, pero fue en vano.

-Yo te ayudo- Dijo Len.- Deberás acostumbrarte a las alas.

Quitó mi acolchado del ala izquierda. Allí logré levantarme, me dirijo a la cocina, chocando con todo. Tomo un vaso, lo cargué de agua y lo bebí de una.

-Sí, las transformaciones deben dar sed- Comentó Sun.

-Ni que lo digas- Respondí.

Aseguro, que esto va a ser difícil.





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