Beso a beso

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No creo haber demorado mucho esta vez, pero todo es relativo en este mundo. En fin, tomé en cuenta sus pedidos y ya no voy a hablar de nuevo, porque veo que no vienen por mí u_u ¡Qué dramática! Es broma, nunca van a poder zafarse de mí xDD Disfruten el cap! 

Capítulo XIV: Beso a beso

Luego de confirmar que Bruno no había sido picado por ninguna serpiente — ¡Gracias a Dios!— o algún otro tipo de animal venenoso, los tres nos dedicamos a pasar el rato en una amena tranquilidad. Bruno bebió su biberón recostado sobre Neil, el cual a su vez se encontraba repantingado en el sofá viendo por segunda vez la película de los aviones. Puedo decirles, sin temor a exagerar, que fui la niñera ejemplar cumpliendo los horarios asignados por Sam y su nueva neurosis con los horarios del niño. Así que digamos que para eso de las diez de la noche, mi sobrino se encontraba plácidamente dormido y satisfecho con su dosis diaria de aviones. Tal vez no estaba en su cama, de acuerdo, eso habría sido una apuesta grande teniendo en cuenta que era mi primera vez cuidándolo. Pero el punto a resaltar era que estaba alimentado, no había llorado más que en esa ocasión en que Neil se lo quitó de encima para ir al baño, y estaba cómodamente dormido con su cabecita castaña sobre mis muslos y su pijama de aquel superhéroe verde que siempre rompía todo. Me pregunto quién es el encargado de clasificar a los superhéroes y por qué supuso que ese bicho verde podría entrar dentro de la categoría, en realidad a mí me daba un poco de impresión. Es decir, piénsenlo, era un tío agresivo con grandes problemas de paciencia.

En fin, regresando a lo importante, estaba lista para admitir que ésta había sido una de mis mejores experiencias como niñera. No siempre había sido tan simple con mis otros sobrinos, quizá esto significaba algo, quizá el instinto finalmente estaba aflorando en mí... o quizá Bruno sólo era demasiado tranquilo. Aunque cueste admitirlo, hay que poner todas las cartas sobre la mesa y esa podría ser una gran posibilidad que explicase mi súbita habilidad con los bebés.

Me estiré buscando el mando a distancia y detuve la película, la cual planeaba reproducirse por tercera vez esa noche. Ya estaba harta de esos jodidos aviones.

—Ya estoy harto de esos jodidos aviones.

Pestañeé con sorpresa, llevando mi atención al otro extremo del sofá, el lugar a donde Neil había sido relegado por el acaparador infante entre ambos.

—A él no parecen cansarle —dije, refiriéndome a mi sobrino. Neil asintió con desgana.

—La ha visto alrededor de sesenta veces y no parecen cansarle.

Me extrañó que él supiera de los gustos cinematográficos de Bruno, pero luego supuse que a Jace simplemente le gustaba compartir cada pequeña cosa que hacía su hijo. Era lógico, en realidad era algo muy esperable en Jace.

—Pues ya sé que voy a regalarle para su cumpleaños. —Mi pequeño niño raro, pensé para mis adentros, quién sabía y quizás terminaba siendo piloto.

Pasé los canales sin saber a ciencia cierta qué buscaba encontrar, mi mente no estaba registrando lo que mis ojos veían, mi mente estaba maquinando en una dirección que había estado evitando a posta. Mi mente quería hablar con Neil y el hecho de que nuestro diminuto chaperón estuviese fuera de combate, parecía sólo intensificar aquellas ansias.

—Deja ahí. —Me detuve al oír su voz, no porque quisiera ver las luchas, sólo que su voz tenía cierto efecto retardador en mí.

—¿Qué gano si dejo aquí? —le espeté, haciendo que su mirada se deslizara lentamente fuera de la pantalla y se posara en mí. Le sonreí con inocencia.

—Todo se resume a dar y recibir, Sussy.

Puse los ojos en blanco, porque podía adivina el hilo de sus pensamientos sin dificultad y aunque los míos no tenían ningún problema en correr por esos lados, de tanto en tanto también sabía poner un poco de control a mi parte más salvaje. De momento imperaba develar las dudas que me había despertado con sus palabras en la cocina. Y luego ya podríamos pasar a los negocios, por supuesto.

Lista del Padre Perfecto. (Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora