Capítulo 1

50 0 0
                                    

Lluvia. Fue lo primero que vi al abrir mis ojos. Me incorporo en el asiento y miro por la ventana. El aterrizaje fue la causa de mi despertar y doy gracias, no quería parecer la gilipollas que se queda dormida y la tiene que despertar una azafata. Me levanto, cojo mi maleta y me pongo de pie haciendo cola con los demás pasajeros. "Málaga - Barcelona 17/07/15" releí el billete. Tras 15 minutos y todo lo que conlleva salir del Ave, preguntar dónde estaban los autobuses y recorrerme medio aeropuerto con la maleta, llegué a Barcelona centro sana y salva, pero acalorada, muy acalorada. Hace unas horas llovía y ahora harán unos 38 grados. ¿Sabéis esa sensación de perder el autobús? Sí, es súper agradable. Serían las 12:44h y el sol pegaba de cojones. Como cualquier persona con un poco de deficiente mental no me iba a quedar ahí, de pie, esperando al próximo autobús, así que me tomé la libertad de sentarme en un escalón, suponiendo que fuera de una casa qué más le daría a los dueños que una pobre niña de 16 años se sentara a descansar en su escalón. No se si os interesará saber lo que llevaba puesto, que no os interesa, pero como yo aquí lo cuento todo... os aguantáis. Pues eso, pantalones blancos cortos, camiseta de tirantes blanca, una sudadera de nike por si las moscas, y las roshe que son como mi tesoro. Me quito la sudadera y saco el móvil, creo que me quedaba un buen rato ahí sentada. De repente se abre la puerta de la casa y sale un niño de unos diez años. Al rato vuelve y cinco minutos después baja lo que supongo que es la madre.

-¿A ver cariño te puedes quitar que tengo que fregar? -dijo con la escoba, esta se creía que yo era imbécil o algo pero pasaba de discutir con una señora, a parte de que acabo de llegar y tampoco quería empezar con mis peculiares contestaciones tan rápido. Me quité sin decir nada más y la mujer cerró la puerta otra vez, sin barrer ni fregar el suelo.  "Para hija de puta tú, yo el doble" pensé. Me volví a sentar sin ningún remordimiento. Al cabo de unos diez minutos la puerta se volvió a abrir.

-Pero bueno, ¡Sinvergüenza! -me gritó la mujer.

-¿Qué más le da que me siente? Joder

-Para barriobajear te vás a otra calle con los vagabundos, que sea la última vez que te vea por aquí, este barrio es demasiado limpio para que haya gente como tú, y a pedir limosnas a otra parte. -dijo subiendo a su casa y cerrando la puerta.

Me quedé asombrada por la subnormalidad de aquella señora y mira que yo no soy de discutir con adultos pero es que... ¿Todos los de Barcelona se encienden tan rápido? La puta vieja de los cojones -dije para mis adentros mientras me sentaba en el suelo a esperar (con los pantalones blancos, sí, por favor, aplaudirme), quedaban quince minutos para que el autobús destino Canet vuelva a pasar, así que me acomodé en el suelo y miré mis notificaciones.

-¿T'has perdut? -dijo una voz masculina.

-No hablo catalán -dije levantando la cabeza para ver quién era -pero no, no me he perdido, estoy esperando el autobús.

-Ah, lo siento -dijo mientras se reía -supongo que vacaciones ¿No? -dijo mientras se ponía a cuclillas para mirarme mejor, con una media sonrisa.

-Más o menos -dije entre risas.

-Me lo suponía, deberías saber que el último autobús hacia Canet pasó hace media hora, si no quieres esperar hasta las cuatro de la tarde coge un tren -dijo mientras se levantaba y se iba, pero en ese mismo instante se volvió a girar -y te recomiendo que no discutas con madres en Barcelona, y más en barrios como éste.

Despues de 5 minutos de rayada por no saber quién carajo era ese tío y preguntándome si todos los de Barcelona estarán buenos o no, decidí irme lo más rápido a la estación de tren y por suerte lo pillé a tiempo. Me quedaban 40-50 minutos de viaje así que me eché una siestecilla, como para no, con lo que somos yo y las siestas. Al escuchar "Canet de Mar" salir por la boca de la vocecita que informa, decidí enviarle un mensaje a Nadine para que venga a la estación a recogerme. Hoy empezaría de alguna que otra forma mi verano.

(Sara en galería)

BARCELONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora