"Dicen que cuando un ángel llora por primera vez lágrimas carmesí, su llanto es por amor... un amor doloroso..."
Carruajes imponentes seguían llegando a la entrada del lugar, dejando ver a nobles elegantemente vestidos bajar de ellos. El cielo de Londres lloraba tormentosamente, pero no parecía importar lo suficiente, comparado con la velada que a todos les esperaba esa noche. Una figura jorobada sobresalía entre la manta de agua que cubría todo, miraba atentamente desde un de las puntas de la catedral mas alta de la ciudad, como dos mozos se encargaban de sacar a las personas de los carruajes y llevarlas a lugares resguardados de la lluvia. Kai permanecía observando, inmóvil, como una bella figura de piedra casi invisible entre tanta oscuridad, esperaba volver a verle, ansiaba volver a verle.
En un instante casi imperceptible, su rígida postura había tomado forma humana, sus manos se volvieron móviles de nuevo y su piel adoptó ese color canela que solo la luna estaba acostumbrada a ver, al igual que sus embriagadores ojos miel. Kai había esperado mucho aquella noche, había deseado en silencio poder volver a verlo y quizás si contaba con suerte, poder volver a sentir con sus dedos la suave piel blanca de su adorado ser celestial.
Abajo, frente a la escaleras de ese enorme portal, un carruaje arreado por caballos blancos se detuvo, de él salió una hermosa mujer de edad media, quién fue atendida inmediatamente por un mozo que ayudó a tapar su persona de la inclemente lluvia que no paraba de caer. Enseguida y junto a ella una figura casi tan blanca como el papel, de cabello negro y ojos oscuros descendió a hacerle compañía y juntos ingresaron al recinto. Esa era la figura quien Kai tanto ansiaba ver.
El haber soñando con él los últimos días no era coincidencia. Por su mente vagaban escenas de esos sueños en donde lograba tener entre sus manos a quién para él se había convertido en una obsesión, la razón por la que seguía atado a ese infierno diario, pero al mismo tiempo, su esperanza para continuar soportándolo.
Luego de descender por una de la paredes de la catedral, acomodó su sombrero de copa, desabotonó su abrigo negro y con movimientos rápidos, logro escabullirse entre la multitud y terminar en la parte interior de recinto, donde sin pensarlo dos veces empezó a buscar a su tan anhelado ángel. Recorrió la recepción y todo el piso inferior sin suerte alguna pero con persistencia, llegó a las escaleras y un agitado respirar le anunció que a quien buscaba, se encontraba en un de las tantas habitaciones del segundo piso.
Como perseguido por el demonio, Kai encontró la habitación donde el muchacho yacía mirando perdidamente por la ventana, como si esperara que alguien apareciera frente a esta. El moreno entró sin hacer menor ruido y como si abrazara a la piedra mas preciosa del mundo, juntó su cuerpo con el del pelinegro y hundió su rostro en su cuello, absorbiendo todo el delicioso olor corporal que este le entregaba y que era como una droga a la cual ya era adicto.
-Eres tu... ¿Kai?
El moreno se incorporó y de inmediato juntó su frente con la del pelinegro mientras este con sus suaves y pequeñas manos intentaba reconocer los rasgos faciales de quien tenía frente a él.
-Sabía que vendrías...
-He esperado esta noche por tanto tiemp... -El pequeño lo calló.
-Una eternidad.
En ese momento fue cuando la luz de la ventana iluminó las pupilas de aquel muchacho pálido, cubiertas por un casi imperceptible color blancuzco, el cual Kai no había visto la última vez. Impresionado se separó del muchacho intentando entender todo.
-¿Quién te hizo esto KyungSoo?
-...
-¡Respóndeme!
-Si lo hago, odiarás a esa persona tanto que incluso podrás asesinarla.
-¿Quién...? -Preguntó de nuevo tomando el pequeño rostro en sus manos- quién pudo ser capaz de esto contigo... -Insistió con voz quebrada.
El pelinegro lo "miró" y le acarició la mejilla.
-No llores... Recuerda que las gárgolas no pueden llorar...
Estupefacto, el moreno retrocedió un par de pasos al asimilar la situación, impulsivamente se tocó las mejillas con sus dedos, sintiendo la piel mojada por sus lágrimas.
-No... KyungSoo... NO... ¿¡POR QUÉ LO HICISTE!?
-Ya no volverás a ese lugar JongIn... Ya no tendrás que ser Kai de nuevo.
-No...
-Yo terminaré de cumplir tu condena de esta forma... Eres libre.
El pelinegro sonrió y una lágrima amarga rodó por su mejilla, volvió la mirada a la ventana que antes observaba pero ahora ya no había nada, todo lo que antes había visto quedaba reducido a una total obscuridad. Su blanco rostro quedó marcado por esa lágrima carmesí, la que JongIn vio y por la cual lloró de nuevo. Lo abrazó como nunca antes lo había hecho, intentando compenetrarse con él y sin intención alguna de soltarlo, derramó nuevamente lágrimas cristalinas, las que no había podido derramar en muchos años y que al igual que la lluvia de esa noche, no tenían intención de cesar... Tristemente gracias a él, desde esa noche su hermoso ángel ya no iba a encontrar nuevamente luz alguna.
"Dicen que cuando un ángel llora por primera vez lágrimas carmesí, su llanto es por amor... un amor doloroso, que lo obliga a cerrar sus alas y dejar oscurecer su alma para siempre, renunciando a todo sentimiento terreno que pudiese llegar ahora a su inerte corazón."
FIN.
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When the Angels cry~
Fanfiction"Dicen que cuando un ángel llora por primera vez lágrimas carmesí, su llanto es por amor... un amor doloroso..."