Capítulo 4

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Oía un monitor de fondo... desperté en una cama blanca, y en una sala muy pequeña. Oía a gente llorar, otras estornudaban, otras tosían, y otros se quejaban, pero estaban alejadas de donde yo me encontraba. Había una ventana al lado de la cama, la cual estaba protegida con barrotes. Miré mis manos y me di cuenta de que llevaba puesto un suero. Por último, me di cuenta de que tenía puesta una camisa blanca. Definitivamente esto es un hospital. Intenté levantarme, y logré sentarme en la camilla pero en ese momento un doctor entró y se apresuró en tumbarme de nuevo.

-Eeey ey ey ey, no te muevas -Dijo ayudándome a tumbarme.

Le miré confusa, miré una plaquita que tenía en su bata blanca, se llamaba Gorge. Una vez tumbada, le miré a los ojos, yo empecé sentir cómo se aguaban los míos, y pregunté.

-¿Que hago yo aquí?

-No te asustes... Te desmayaste por un ataque de ansiedad, ___. No es grave, le puede pasar a cualquiera, pero vas a pasar la noche aquí, no queremos correr riesgos ¿vale? -Me sonrió.

-¿Dónde están mis padres?

-Estamos aquí -Dijo mi madre desde la puerta.

Mi madre entró en la habitación para abrazarme rápidamente. Notaba cómo sollozaba en ese abrazo, la que tendría que llorar soy yo, no ella. Seguidamente entró mi padrastro y mi hermano.

-Les dejo solos. -Dijo el doctor, para después irse y cerrar la puerta.

-Mi niña... -Dijo mi madre entre lágrimas.

Mi madre se apartó, y me abrazó mi padrastro y mi hermano después de éste. Se separaron, no hablamos del tema, si no se cómo me encontraba y tal.

-¿Me dejáis a solas con ella un momento? -Preguntó mi madre.

Mi hermano y mi padre salieron de la habitación. Todo se quedó en silencio. Mi madre avanzaba hacia la camilla, y se sentó a mi lado. Se aclaró la garganta, y puso su cara seria... Oh no...

-¿Eso es verdad? -Preguntó.

-¿El qué?

-¿Tanto lo amas? -Preguntó mirándome a los ojos.

-No... no entiendo mamá...

Ella cerró los ojos para no abrir paso a sus lágrimas, y volvió a mirarme.

-Antes de desmayarte, dijiste que le amabas... ya sabes, al chico que querías conocer en Madrid y que es tu ídolo...

No recuerdo nada de eso, pero esa confesión no tuve por qué hacerla. Me sonrojé.

-Sí, así es...

Mi madre me miró extrañada.

-No sé cómo puedes querer a alguien a quien no conoces ni has visto nunca...

-Él me ha salvado la vida mamá, sus vídeos me han salvado. -Sonreí- Él me hizo sonreír cuando nadie más lo hacía, él era el único que me daba esperanzas para seguir viviendo mamá. -No me creo que le esté confesando esto a mi madre- Tan sólo con una palabra suya, podía hacer que mis peores días recibieran algo de luz.

-¿Pero cómo? -Preguntó.

-Con una simple frase : ¡Muy buenas, criaturitas del señor! -Imité su voz y su tono al decirlo.- Con esas palabras, podía sacarme la sonrisa más grande del mundo. De no ser por él... ahora estaría muerta, mamá.

Hubo un silencio incómodo en la habitación, era la primera vez que expresaba mis sentimientos hacia él de esta manera tan verdadera. Mi madre asintió con la cabeza, mordiéndose el labio inferior, pensativa...

La elección perfecta. (ElRubius y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora