Me desperté en el sofá de Niall, en la misma postura que había adoptado la noche anterior. Sin embargo, un gran detalle había sido cambiado: Harry.
Me froté los ojos y con cansancio (y un poco de dolor de espalda debido a mi postura) me incorporé en el sofá.
Eran las diez de la mañana y escuchaba ruidos provenientes de la cocina, por lo que me adentré en ella.
-Buenos días -dije al ver a Niall haciendo unos zumos.
-Buenos días -contestó incómodo.
Harry no había pasado por mi vista todavía. Quería preguntarle a Niall donde se encontraba, pero eso sería muy patético.
-Te estoy haciendo unas tostadas -dijo-, pero si quieres puedes irte a tu cuarto como hiciste ayer.
Estaba claramente enfadado.
-No tenía hambre -dije, sintiéndome culpable.
-Vale, lo que tú digas. Pero los adultos hablan, no se van a su habitación cuando hay un problema.
Me quedé callada.
No me había ido por él, sino por Harry, su presencia era buena... A veces. Otras veces, simplemente me sentía débil cuando estaba alrededor, lo cual era irónico porque me moría de ganas de verlo ahora mismo.
-No te enfades conmigo -dije, Niall y yo nunca discutíamos.
-No estoy enfadado -dijo mucho más tranquilo-, pero las cosas no se solucionan así.
-Lo sé. Lo siento -me disculpé.
Asintió con la cabeza.
Minutos después, la puerta de la cocina fue abierta y me volteé, viéndolo. Sus ojos hicieron contacto con los míos, pero no dudó en apartarlos cuando pasaron unas milésimas.
-Me marcho ya -dijo a Niall y después me miró-. Y tú hoy te quedas aquí.
-¿Qué, por qué? -pregunté con indignación.
-Hemos de hacer algunas cosas, y digamos que ahí afuera no está... Lo más seguro -contestó Niall.
-Además -continuó Harry-, no necesitas explicación. Dijiste que seguirías nuestras órdenes si te contábamos la verdad.
-¿Qué?, ¡jamás dije eso, y no me habéis contado ninguna "verdad"! -grité.
-Chicos, dejadlo -intervino Niall.
-Siempre estás buscando una respuesta, y no eres capaz de no saberlo todo, ¡eres como una niña pequeña! -contraatacó.
-¡Que no soy una niña pequeña, joder!
-Dios, ¡me vas a volver loco! -dijo cogiendo unas llaves, indicando que se iba.
-¡Pero si ya estás loco! -respondí, y él se paró mirándome amenazante.
-Me largo -dijo, girando la cabeza hacia Niall, el cual asintió.
Lo único que escuché posteriormente fueron sus pasos sonoros y enfadados, y la manera brusca con la que cerró la puerta.
Miré a Niall, que tenía una expresión divertida.
-¿Qué? -dije aún molesta.
-Sois tal para cual -contestó.
-No, él está enfermo.
Se acercó hacia mí y me rodeó con sus brazos.
-Sé que puede ser irritante a veces... Pero tú también lo eres de vez en cuando, así que estáis en paz.
Reí.
-Muchas gracias, es un alivio tenerte como amigo.Pasé a la siguiente página, 275. Llevaba toda la tarde encerrada en casa y leyendo El Corredor del Laberinto. Estaba harta de estar encerrada, aunque el libro fuese muy entretenido, necesitaba al menos salir a tomar un café o algo por el estilo.
Me planteé la idea unos segundos, pero las consecuencias serían un Niall decepcionado y un Harry enfadado y chillón.
También había estado pensando en ideas para convencer a Niall de que me contara lo que estaba pasando, ya que con Harry tenía confirmado que era claramente imposible.
Pero tampoco tendría muchas posibilidades con Niall, así que mi ilusión abandonó cuando me dejé caer sobre la cama, frustrada.
"¿Qué puede ser tan importante?, no lo entiendo", pensé.
Y es que realmente mi vida estaba en peligro, a tal nivel de tener que encerrarme toda una tarde en casa.
Todo era tan ciego, tan estresante... Me sentía como dando vueltas hacia un lado y al otro, mareada, cansada e inútil.
Mis ojos se humedecieron, y me regañé por ser tan débil. Aunque por una parte lloraba por toda la rabia sometida, el desconocimiento sobre todo lo que pasaba y la desconfianza que tenían en mí como para no contármelo eran abrumadores.
Entre pequeños sollozos, unos ruidos en el exterior de mi habitación se hicieron presentes, y posteriormente la puerta fue abierta.
-¿Hola? -dijo Harry buscándome con la mirada.
Cuando la encontró, estaba confuso, y supuse que era por las posibles lágrimas de mis mejillas.
Pensaba que iba a preguntar que ocurría, pero se quedó parado, mirándome.
Creía que se iba a quedar así hasta que yo dijese algo, pero acabó acercándose a la cama y sentándose en esta, a mi lado, como el día anterior.
-¿Estás mal? -preguntó.
-No -dije.
-¿Entonces por que lloras, nena?
-Explícame por qué si ves que estoy llorando me preguntas si estoy mal.
Suspiró.
-Perdón, perdón -se disculpó.
No quise decir nada y por alguna razón, las ganas de llorar aumentaron.
-Ven -dijo abriendo sus brazos.
Era algo extraño, pero juro que no duré ni milésimas en aceptar su abrazo.
Sus manos recorrían mi espalda de arriba a abajo.
-¿Estás asustada? Sabes que Niall y yo jamás dejaríamos que te pasase nada .
-No es sólo por eso. Quiero saber lo que está pasando y ambos me tratáis como si fuera una niña pequeña.
Pasaron unos segundos hasta que contestó.
-Lo siento, pero no puedo, sabes que no puedo -dijo.
Quería gritarle y enfadarme, pero sabía que no iba a valer la pena, así que totalmente contradictoria, lo abracé más fuerte.
Y así estuvimos durante pocos minutos.
-¿Quieres que te traiga algo? -preguntó.
Negué con la cabeza.
-Luces muy cansada.
Y asentí.
Él deshizo la cama y empezó a quitarse los zapatos. Yo, ya sin ellos, me introduje bajo las sábanas y dejé que sus brazos me dieran calor durante esos instantes.
Pude deducir que Harry se estaba quedando dormido, ya que su respiración se hacía más pesada. Era una melodía muy tranquilizante, que hacía que mis ojos se fueran cerrando.Me desperté un poco más tarde y, sorprendentemente, Harry continuaba tumbado en la cama.
Era bonito verlo dormir sin esa incomodidad que parecía adueñarse de él como la noche pasada. Su postura había cambiado, y sus brazos ya no me rodeaban.
Me levanté cuidadosa, pero los muelles de la cama hicieron un ruido infernal. Salí de la habitación y escuché la lluvia contra las ventanas. Eran las siete y media de la tarde, ni si quiera había merendado.
Me dirigí hacia la cocina y puse un poco de yogur con cereales en un bol.Sentada en el sofá, con mi merienda terminada y un maratón de Teen Wolf por delante, una puerta fue abierta. Me volteé, viendo a Harry con las mejillas rojizas y el pelo despeinado.
-Hola -dijo con una voz más ronca de lo normal.
-Hola -contesté y vi cómo se frotaba los ojos. Se veía adorable.
-¿Qué haces? -preguntó acercándose al sofá y sentándose.
-Veo una serie.
-Tengo frío -se quejó.
Cogí la manta que tenía sobre mí y le hice un gesto indicando que se acercara, y así hizo.
-Jolene -llamó.
-¿Qué?
-¿Confías en mí? -preguntó, con su mirada clavada en la mía.
-No -contesté sincera. Tenía miedo de que todo volviese a ser producto de una mentira.
No se sintió ofendido. Y si lo hizo, su expresión no lo delató. Se quedó tranquilo, mirándome fijamente, y empezó a besarme de manera muy lenta.Hola!!
Siento mucho no haber subido, de verdad. Por desgracia, ya estamos oficialmente en la vuelta a la escuela. :((((
Creo que voy a cambiar los horarios, porque para mí son muy justos (y siempre subo tarde), pero en cualquier cambio que haya haré una nota de autora.
Bueno, aquí me despido, mucha suerte a todos con las clases, de verdad, suerte!!
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FILMS {Harry Styles, a.u}
Fiksi Penggemar"-Harry, ¿qué es esto? -pregunté abriendo el cajón de su mesilla, que se encontraba lleno de discos en cajas, lo que parecían ser películas. -¿El qué, amor? -dijo entrando en la habitación sin mirarme. -Cuantas películas tienes aquí... -dije y abrí...