01 ¡El gran día de Cady!

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Mis padres me miraban con cara de orgullo, felicidad y nostalgia.

Estábamos afuera de la casa, era una mañana muy fresca y yo estaba muy emocionada por lo que me ocurriría hoy... en mi primer día de clases.

-Este es tu almuerzo ¿Si? Adentro puse un dólar para que compres leche. Pregunta a alguno de los mayores donde hacerlo.-Me padre estiro mi típica bolsa de lunch que suelen llevar los chicos a la escuela; café y de papel. Yo la tome y le sonreí.

-Tu número telefónico, lo note aquí por si acaso.-Mi mamá agito un trozo de papel entre sus manos.- Ponlo en tu bolsillo, no quiero que lo pierdas ¿De acuerdo?-Me estiro el trozo de papel, yo lo tome y lo metí en el bolsillo de mi chamarra.- ¿Estas lista?-Pregunto mi madre más emocionada.

Me levante de los escalones de madera que están enfrente de la casa, estaba muy emocionada y eso se me podría notar a kilómetros.

-Eso creo.-Respondí con una gran sonrisa en mi rostro.

Mi mamá se colocó a lado de mí; puso una mano arriba de mi hombro y las dos sonreímos lo más que pudimos para que papá pudiera tomarnos una fotografía antes de irme al colegio.

-El gran día de Cady.-Declaro mi padre con orgullo. Le dio el clic al botoncito de la cámara e hizo flash.

Supongo que es natural que los padres lloren en el primer día que su hija se va a la escuela, pero eso sucede cuando la hija tiene 5 años. Yo tengo 16 y hasta hoy me educaron en casa.

Mi madre me abrazo con más fuerza y se rompió a llorar; eran llantos dramáticos y papá volvió hacer clic a la cámara mientras mi madre me abrazaba llorando.

Ya sé que están pensando, los chicos educados en casa son fenómenos. O que somos muy religiosos o algo así. Pero mi familia es totalmente normal, excepto por el hecho de que mis padres son zoólogos investigadores, y que vivimos los últimos doce años en África. Mi vida era maravillosa, pero a mi madre le ofrecieron un puesto en una universidad, así que adiós África y hola preparatoria.

Cuando llegamos a la preparatoria donde ahora estudiaría, me baje de la minivan, me despedí de mis padres y justo cuando di un paso para cruzar la calle el autobús la escuela casi me arrolla, mamá pego un grito de susto, pero yo voltee a verla con una sonrisa en mi rostro para tranquilizarla, pero lamentablemente mi sonrisa se veía nerviosa.

-Estoy bien, lo siento. Tendré más cuidado.-Me acomode mi cabello casi pelirrojo detrás de la oreja, aunque lo tenía sujeto en una coleta.

-Adiós.-Dijo la voz nerviosa de mi madre.

Cruce la calle y vi todo tipo de personas raras fuera del colegio; me empujaban mientras intentaba pasar entre la multitud, aventaban balones de futbol americano (Y uno casi me pega en la cara), incendian libros y se peleaban algunos chicos sin camisa, supongo que este tipo de cosas pasaban muy seguido.

Entre al salón de algebra, nerviosa. Algunos estudiantes ya estaban dentro sentados y otros apenas estaban entrando. Di unos pasos inseguros hacia la primera chica que vi y le dije:

-Hola, no sé si alguien ya te conto sobre mí, acabo de llegar a la escuela. Me llamo Cady Heron.

-Si vuelves hablarme te pateare el trasero.-Me respondió.

Una chica con aspecto gótico y un chico medio gordo empezaron a reírse, yo los voltee a ver con cara inexpresiva.

Cuando me iba sentar en la primera banca de la primera fila (Que estaba vacía) la chica gótica me dijo:

-No te sientes ahí, el novio de Kristen Hadley se sentara ahí.

Y como por arte de magia apareció un chico con cabello pelirrojo y chino, y se sentó en esa banca. La chica con la que hable estaba en la banca de a lado y le dijo al chico pelirrojo:

Chicas PesadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora