Las normas dictadas por la mayoría no siempre son las que debemos seguir

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Hoy empieza un día nuevo, en un instituto nuevo, con gente nueva...No se si estoy preparada para esto...después de lo que ocurrió en el otro instituto ya no estoy segura de mí misma.
No tengo ganas de ir, no quiero ver gente nueva, a penas quiero ver a mis padres o a Sara, mi mejor amiga desde siempre, aunque ya no nos vemos después de lo sucedido. Pero tengo que ir, debo pasar por esa puerta, donde dentro encontraré a humanos que no entienden como me siento.
Ya no había vuelta atrás mis padres se despedían desde el coche, y no se irían hasta que entrara. Así que seguí caminado abrí esa maldita puerta y entré sin mirar a nadie ni a nada. Se oía ruido, gente hablando. No miraba a nadie pero sentía sus ojos clavados en mi espalda. Subí unas escaleras hasta el segundo piso. No sabia en que clase me tocaba asi que fui a la primera que encontré. Toqué la puerta y vi a una multitud de gente observandome, me sentí mal e incómoda. Me acerqué a la profesora y le pregunte que si sabía a que clase iba. Me dijo que a la clase que había al lado. Me fui muy rápido de allí porque oía voces diciendo cosas como "¿Quién es?" "¿Es nueva?" "Nunca la había visto"
Yo, toda sonrojada, fui corriendo a la aula de al lado y estaba tan nerviosa que ni me acordé de tocar la puerta antes  de entrar. Me choqué con él, no sé quien es pero fue muy educado, se disculpó por su despiste y siguió su camino. No me atreví a mirarle a la cara, ni si quiera le hablé. Pero cuando se fue me quedé embobada mirándolo y parecia realmente guapo. Al llegar lo único que hice fue sentarme en mi pupitre, al fondo del todo. Suerte, estaba al lado de la ventana, así se me pasarían las horas más rapidas.

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⏰ Última actualización: Sep 15, 2015 ⏰

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