Miro hacia la infinidad del cielo iluminado por las grandes luces de la ciudad, solamente puedo ver un par de estrellas y la enorme luna llena. El frío viento recorre mi cara y mi cabello, pero con mi vestido de la ceremonia no lo siento en mi cuerpo, cierro los ojos; pienso en lo hermosa que es la noche, tal vez, solo tal vez la más hermosa que haya visto hasta ahora. Respiro y abro los ojos para apreciar las hojas de los árboles provenientes de los jardines del castillo volar al ritmo del viento, acompañadas de alguna flor de cerezo y buganvilia.
— Puedo notar estas observando el cielo de nuevo querida — La voz viene de la entrada de los balcones.
Giro la cabeza para observar quien ha dicho eso.
— Oh, hola padre —Respondo dirigiendo mi mirada nuevamente hacia el cielo. Viste con su traje oficial de emperador y con esa corona que algún día me pertenecerá.
— Veo que ves el cielo otra vez, ¿Estas esperando que a que las luces se apaguen?
— Si, es de las pocas veces que puedo ver el cielo en su total esplendor — Digo sin dejar de ver esa hermosa luna.
— Eso pasa por vivir en la Madre Patria, en donde se concentran todas nuestras fuerzas — Dice sujetándome de los hombres y mirando conmigo al cielo — En una semana zarparemos hacia la colonia, y podrás ver el cielo y las estrellas mejor que aquí en la tierra. —responde señalando con su dedo índice la luna y abriendo su puño como si de una explosión se tratará.
Lo miro hacia sus ojos sonriéndole y volteo otra vez hacía el cielo, pronto podré conocer la colonia, la joya de la humanidad y la perla del Imperio.
Las luces se apagan, como siempre el apagón tan repentino me exalta, mi padre me dice calma que ya ha empezado, y tiene razón, la hora de la Tierra ha empezado. Cada primer domingo de agosto a las 8:00 pm, (local de cada zona horaria) durante una hora todas las luces de cada ciudad son apagadas, esto, aunque inútil hoy en día se quedó como una costumbre, ya que al principio de la historia esta acción fue hacer conciencia sobre lo que la humanidad le hizo al planeta hoy día a cambiado a ser un evento más espiritual que social.
Todos los ruidos de una gran urbe como esta cesan, aunque al instante no se puede apreciar muy bien el cielo nocturno poco a poco se aclara y empiezan a notarse las estrellas y la galaxia, mi padre me suelta de los hombros y me da un beso en la mejilla para volver a dentro del palacio. Permanezco más de media hora mirando el cielo, casi sin parpadear y con un leve dolor de cuello, pero vale la pena, el cielo se ha oscurecido y las estrellas brillan a su máximo esplendor, es tan hermoso que no puedo evitar derramar una lágrima de mi ojo izquierdo. Ya he visto bastante, lo mejor será entrar, el frío ya se comienza a sentir y ni mi vestido es lo suficientemente caliente. Me alejo del borde del balcón para adentrarme al castillo que no está más iluminado que por unas simples velas de cera.
Abro lo suficiente la enorme puerta de caoba para entrar a la sala de los emperadores, es una enorme sala la cual es ocupada para los eventos oficiales de la nación, ahora está siendo ocupada para la celebración del "Pacto de la Colonia", la razón y por la cual estoy usando un vestido oficial; dentro de ella hay varios duques y príncipes, no solo del Imperio sino de todos los países aliados.
Están sentados en mesas redondas iluminadas solo por velas y están tomando lo que parece ser chocolate caliente y pan tradicional, ¿Y quién no quisiera tomar eso? es una noche fría. Paso de ellos casi ignorándolos, pero llaman mi atención que a la celebración hayan asistido algunas personas, como el Duque de Brest o el Conde de Volgogrado, son inconfundibles con sus bigotes y calvas tan lucidas además de su exceso de medallas colgando de su uniforme.
Al otro lado del gran salón puedo ver a John, mi primo y Duque de Dover, en El Imperio Británico. Lo saludo desde lejos sutilmente con mis manos con la intención de abandonar pronto la habitación, sin embargo él me devuelve el saludo y camina hacia mí, mantengo una sonrisa para no darle una idea errónea de no querer hablar con él, pero la verdad, no tengo muchas ganas de hablar con nadie.
—¡Hola Selene! — Me dice muy alegre con su marcado acento inglés y besando mi mano como se acostumbra.
— Hola, Williams — Respondo no muy alegremente.
— ¿Te éstas divirtiendo?
— Pues... Lo suficiente para no morir ahora mismo
— Ha ha, hay que graciosa eres, pero supongo que con no más que unas velas de iluminación nos podamos divertir mucho, sobre todo con estos vejestorios — Haciendo referencia a todos los demás asistentes que ya se les comienzan a notar las canas.
— Si, ha, parece el siglo XIX, pero he de admitir que la tenue luz de las velas me hace sentir bastante relajada.
— Me siento igual, apropósito, tú eres las afortunada que visitara la colonia ¿No?
— Si, pero no sé si soy afortunada por eso.
— ¡Claro que lo eres! Yo quisiera ir, pero va a ser mi hermano el que asista a la colonia.
— Lo siento por ti, pero podría llevarte como mi invitado, así si podrías asistir.
— Oh ¿En serio? ¡Gracias! Te lo agradezco mucho.
Me despido de un beso en la mejilla y me alejo hacia la salida del salón, camino por los pasillos hacia mi habitación, sin más iluminación que las velas que cuelgan de los enormes candelabros, y sus enormes pinturas que decoran los mismo, desde pinturas del primer emperador hasta la actual de mi padre. Pero todas con una cronología. Mi padre es el 33° emperador y después, yo seguiré a mi padre como la 34° emperadora, claro, si resulto ganadora en las elecciones, pero eso será en bastante tiempo, por ahora debo concentrarme en lo mío.
Llego a mi habitación la cual es bastante modesta para ser de alguien de la realeza, enciendo el televisor al canal principal de noticias, no hay nada interesante así que la decido apagar. Y mejor elijo continuar con mi lectura, elijo el sexto tomo de una serie libros lo bastante antiguos como para estar dentro de un museo o algo así, fue escrito en el siglo XXII y se titula "La historia de la humanidad en 12 partes"
Oh, si tan solo en ese momento hubiesen sabido lo mal que estaban, no puedo evitar sacar una carcajada.La saga completa de los libros comienza hace poco más de un millón de años en África y finaliza en el 2134, y por lo que dice el libro después del siglo XXI la humanidad estuvo muy calmada, bueno a excepción de esa plaga de 2077, infortunadamente en esa plaga murió más de la mitad de la raza humana. Suerte que logramos superar ese brote de rabia. Pero de ahí en fuera todo el mundo estuvo en relativa calma.
Continúo leyendo el sexto libro por más de dos horas, finalizando en la Guerra Civil Española en 1936.— Vaya... Ese Franco estaba mal de la cabeza — digo en voz baja para mí.
Reviso el reloj ubicado en mi collar e indican las 11: 24, ya debería ser hora de dormir, pero decido tomar un baño. Llevo la vela directo hacia el salón de baño al otro extremo de la habitación, pero recuerdo que ya no es necesario, puesto que ya acabo la hora de la tierra, así que apago todas las velas y consecuentemente enciendo las propias luces de la habitación, entro al baño y abro la llave de la bañera, me quito las joyas y el collar, así como la corona, después desintegro mi vestido y lo guardo en su cápsula junto con mi ropa interior.
Pongo un pie en la bañera y desciendo suavemente para así estar cubierta hasta el cuello, miro al candelabro que cuelga sobre mí.
— Por favor Adán, coloca la pieza 8 — consecuentemente comienza una de mis canciones favoritas, aunque sea bastante antigua y además japonesa, sigue llegando a mi corazón.
Pasan 15 minutos cuando ya decido salir de la bañera. Tomo una tolla blanca y seco poco a poco cada parte de mi cuerpo, tomo otra para secarme la cara y el cabello. Paso aún sin ninguna ropa a mi habitación y elijo una cápsula de camisones, elijo una azul Prusia y la parto sobre mi hombro, pienso en cepillar mi cabello, pero el sueño comienza a hacer de las suyas. Acomodo las enormes mantas y me dejo caer en la cama, me arropo y apago las luces con mi voz.
Ha sido un día pesado, hora de dormir para continuar con mi agenda de mañana.
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¿Y si decido enamorarme?
Teen FictionEn el mundo hay distintos tipos de personas, cada una con distintos propósitos, ya sea para bien o para mal, pero... ¿Esto igual funciona afuera del mundo? La humanidad ha progresado en todos lo campos de las ciencias sociales y exactas, los países...