Capt. 9: ¿Vuelta a la normalidad?

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Suspiré.

Suspiré hondo.

Suspiré MUY pero que MUY hondo.

Suspiré DEMASIADO hondo.

Tosí.

Aún no estaba preparada para enfrentarme a mis compañeros de clase que desde el primer momento me arroparon y aceptaron... a Joel, a los profesores, a los exámenes... y lo sabía. Pero era hora. Así que allí estaba; en la entrada del instituto armándome de valor para entrar. Lo estaba meditando cuando alguien me agarró por la espalda. Me lo sacudí de encima al grito de:

- ¡Quita coño!

Lo que hizo que algunos estudiantes se giraran hacia mí. Yo, a su vez, me giré para saber quién era el que me había abrazado. Cuando me giré, quedé petrificada.

- A-a-a...- no pasaba de ahí.

- Hola Eider.- dijo con una sonrisa radiante- ¿Conque "quita coño" eh?

- A-a-a... ¡¡ANGIE!!- grité abrazándola fuerte como si no quisiera que se fuera como hizo ya antes.

- Yo también te he hechado de menos.- comentó esta.

Angie, Angie, Angie, no sé cómo pude olvidarme de ella por un momento. Mejor amiga de parbulito que se fue a vivir a otra ciudad en sexto por... por... ingenua. Dejémoslo ahí. En ese momento me hice amiga de las innombrables.

Me separé de ella.

-¿ Pero tú...? ¿Pero qué...?- logré apenas balbucear.

Se rió.

- A mi padre lo han trasladado;- hizo una pausa- por eso estoy aquí.

La abracé de nuevo.

- ¡Hey!- gritó la conserje-¡Si no os dais prisa, os cierro la puerta!

Entramos deprisa. Nos separamos acordando quedar en la cafetería. Mala suerte que estemos en clases distintas. Bueno...

Llegué a la puerta de mi clase. Suspiré por enésima vez. Cogí todo coraje e hice una bola con él. Llamé y abrí la puerta. Todas las caras de la habitación se volvieron hacia mí, haciendo que esa pelota acabara por tirarla a la basura.

- ¡Anda! ¡Mira quién está aquí!- exclamó mi profesor de Sociales <putho>- ¡La desaparecida!- <¿Ya me habían puesto mote?>- ¿No vas a decir nada?

<Lo que yo decía: putho>.

Una pelota de coraje mucho más pequeña que la otra -que rescaté de la papelera imaginaria- hizo que preguntara:

- ¿S-se puede?-balbuceé.

La clase entera me estaba mirando, seguramente con compasión, todos odiaban a ese profesor porque ponía a los alumnos entre la espada y la pared. Este se rió. Sentí que me ponía colorada por momentos.

- Anda, - dijo bruscamente y con desgana- siéntate en tu sitio.

Me senté en el mismo sitio que antes de estar en el hospital: entre Brais y Joel. Saqué los libros y me dispuse a "prestar atención".

A los pocos segundos, me llegaron dos notitas de ambos lados; una aterrizó en mi libro y la otra me dio en el ojo. Me molesté bastante. Abrí la que me había dado en el ojo.

"Hoolaaaapp!!!! Que tal las peyas?? Divertidas? Aquí pues no emos hecho muxo; uno treh exámene po azinatura, ná más. Muxa mierda. Adióh.

Brais el ptm mejóh"

Me sulfuré y mis ojos petaron; hicieron KABOOM! ¿Por qué? Mis ojos explotaron por la ortografía de mierda y me enfadé porque el idiota este pensaba que había hecho pellas; PELLAS; no peyas, Dios, es que hacía daño a la vista.

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