La pequeña Margot.

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Te hablo a ti pequeña Margot. Te digo pequeña porque a pesar de tener 25 años aún conservas tú inocencia, te hablo a ti; a mí, a la Margot de una hora atrás. La chica que va vestida con un lindo traje blanco estampado con florecillas de colores y sonríe con inocencia, en la cálida tarde de un septiembre de ensueño. Hablo a la Margot de una hora atrás, recordando la sonrisa y alegría que contrastan con mi actual desolación y llanto.

Acababas de salir de tú casa; la mía, e ibas dando saltitos. Viste tú reflejo en el celular; tú maquillaje perfecto, tú capul arreglado. Te dirigiste a la casa de tú novio siendo las tres, llegaste a las tres treinta. Lo besaste a las tres treinta y uno y arribaron al cine a las cuatro. Vieron una comedia romantica, se miraron a los ojos con ternura y se abrazaron como un lindo par de enamorados - ¿ Por qué lo hacían?- Simple, porque lo eran. Él era el amor de tú vida, tú búfalo blanco, tú diamante rosa, el sol que le iba a brindar luz a tus días. Pero, al salir del cine, y al querer estar más tiempo juntos, decidieron caminar de vuelta a tu casa. Gran error, pequeña Margot. Me da rabia tu estupidez e inocencia y te culpo a ti; a mí. Porque ya no podré culparlo a él.

Eran ya las nueve treinta cuando arribaron a la comuna, se reían con dulzura y jugueteaban a cada paso, todo fue felicidad. Lo miraste a los ojos, vistes sus pupilas dilatadas, cerraste tus ojos y lo besaste durante una pequeña eternidad. Pero esa eternidad se acabó, y al abrir de nuevo tus ojos los viste allí; a los dos tipos que le pidieron el dinero, le quitaron el celular, lo estrujaron y apartaron. Los tipos que golpeó tu novio cuando te empezaron a manosear. Los mismos que lo apuñalaron; a tu sol, a tu gran amor. Los que mancharon con la sangre de tu amado el lindo vestido de florecillas y reían al arrebatar tu inocencia mientras él veía, impotente, tirado en el piso y tapando la herida por la que brotaba a chorros su propia sangre.

No debiste abrir los ojos, debiste quedarte pérdida en tu pequeña eternidad de amor. No debiste caminar a casa, besar a tú novio, abrir los ojos y ver a los tipos que me tienen aquí llorando, desconsolada, con el cadáver de mi amor en mi regazo y sin más consuelo que el hablarte a ti pequeña Margot. Para que corrijas el rumbo del destino, no muera tú gran amor y conserves tu estúpida inocencia, porque yo; tú, las dos la hemos perdido, al perder a nuestros ahora muerto, gran amor.

La pequeña Margot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora