¿Es posible enamorarse de una mirada?

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Mi pecho ardía, mis manos sudaban, mi respiración no paraba... y no era por causa de el café.

No dejo de preguntarme quien sería, quizá una turista... no, ella dijo que vivía cerca de la fuente, no lo se, pero no puedo dejar de pensarla.

Llegue a mi casa y mi padre me recibió con mucha emoción, un abrazo y mucho chocolate caliente. Lo que no sabe es que no bebo chocolate desde los 13 años, cuando vivía en Florencia.

-¡Estep! que bueno que ya llegaste hijo, han sido 4 años bastante solos. -se notaba algo de tristeza en sus palabras

-Muy bien padre, es increíble que todo haya cambiado tanto Roma, pero, extrañé mucho estar acá. -Al parecer la soledad era lo único que teníamos en común.

-¡Que bien! pero cuéntame que hiciste allá, como esta tu madre, cuantos corazones rotos dejaste allá....

-Muy gracioso papá - reí ante el comentario de los corazones rotos. Nunca me había enamorado, nunca había besado a nadie, no sabia que se sentía.

-Hablo en serio hijo, bueno no tanto. Pero en serio estoy muy feliz, andáte a beber tu chocolate y contarme algo de estos cuatro años. -Sonrió ámpliamente y bebió su chocolate cuidadosamente

Hablamos horas, horas y mas horas. Le hable de mucho de lo que hice en mi estadía en Florencia, pero nos hacia falta mas de una noche juntos, trate de ser breve pero conciso, le conté de mis no muchos amigos, de mis buenas notas, de mi madre y de el viaje de vuelta... no todo, claro.

Seguí bebiendo mi chocolate y una pregunta que formuló me sacó de mis pensamientos.

-¿Y qué tal la chica? -sonrió pácaramente

-¡¿Qué?! -Pregunté muy nervioso- ¿De qué chica estás hablando padre? no digas chorradas

-Debe haber una chica especial en tu vida hijo, o ¿me lo vas a negar?

-Temo que tengo que hacerlo papá, la única chica de mi vida fue mi madre, y eso, hace mucho tiempo, ahora su presencia a mi lado se nota ausente. -Sentía un nudo en la garganta más grande a cada palabra.

-Hijo... tranquilo -Dijo mi padre con voz suave.

Al parecer el también notó lo vacío que me sentía al decir aquello por lo que rápidamente desvió el tema, el me hace sentir bien.

-Pero dime Estep, ¿qué ha pasado con tu camiseta? -Dijo feliz y sonriendo- ¿tenías mucha sed?

-Oh solo... -Por la nada me puse nervioso y no logro entender el porque- Nada solo que de camino para acá, mas o menos al tiempo que te hable, me di la vuelta y una chica...

-¡¡¡Ah ha!!!  -Exclamo con alegría interrumpiendo mi explicación- cuéntame sobre la chica

-No hay mucho que decir, solo me derramó el café caliente encima, pero fue por un descuido, pero ni siquiera se su nombre. -Dije con algo de timidez

-No es necesario saber su nombre para enamorarte de su mirada. -Dijo aquel hombre sentado a mi lado y pareciese que sus palabras se impregnaron en mi mente- Me iré a dormir, piensa lo que te dije  y no demores mucho en dormir.

Me quedé pensando en todas aquellas cosas que dijo, y sobre todo en esa chica, pero no creo que deba darle tantas vueltas, dudo que la vulva a ver pero sigo pensando que su rostro me parece muy familiar. Debo ir a dormir también, ya es bastante tarde, pero no se si el café de mi pecho o el café de sus ojos me esta quitando el sueño.


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