Capítulo 3 "A muchas voces"

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CAPÍTULO III

A MUCHAS VOCES

Amaneció un bello jueves, como cualquier otro. No, no como cualquier otro, porque todas las mañanas son especiales cuando despiertas junto al amor de tu vida. Claro, el mío es bastante especial, considerando que es el príncipe de una raza extinta.

Y si, fue una mañana distinta, porque en lugar de yo despertarlo, fue él quien me despertó con el primer beso del día.

- Voy saliendo - me dijo

- ¿A dónde? - pregunté aun dormida

- Nada especial, iré donde Kakarotto... adiós.

Me besó otra vez antes de irse y yo me voltee para dormir otro rato, entonces ¡Qué! De un salto me quedé sentada en la cama ¿Acaso había escuchado bien? ¿Vegeta iba de visita a la casa de Gokú?

De inmediato tomé mi celular y llamé a mi particular esposo - sí, le había comprado un teléfono, pero jamás le dio mucha importancia - quien por supuesto no contestó; el celular estaba en el cajón de su mesita de noche.

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Volé a la casa de Kakarotto, donde habíamos acordado juntarnos.

- ¿Y? - le pregunté al llegar - ¿Lo has pensado?

- Un poco - me contestó - es que no sé si sea lo correcto...

- No estarás dudándolo ahora, me lo prometiste - dije enojado

- Sí, es cierto. No te preocupes, yo siempre cumplo mis promesas - me sonrió, poniendo su mano en mi hombro...

- Más te vale, Kakarotto

- Tienes que confiar en mi - volvió a sonreír - o esto no va a resultar

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Andaba paseando por el bosque, cuando descubrí dos presencias conocidas cerca de mí. Me acerqué con disimulo pero entonces me pregunté "¿Mi abuelito y el señor Vegeta tan amigos?" No pude pensar otra cosa, al verlos y escucharlos hablando de promesas. Ahora que lo recordaba, Trunks me había platicado el día anterior que la desaparición de ambos saiyan le sonaba a algo raro, pero yo me había reído, eso era como imposible, ellos jamás tramarían algo juntos. ¿Y si Trunks tenía razón? Después de todo, él los conoce desde más tiempo que yo. Ay, Trunks... ¿Y si lo llamo? Digo, esta es una buena excusa, y si es que es verdad, tal vez lo puedo ayudar a descubrir qué esconden y en una de esas hasta terminamos de novios. Pero qué tonta, Pan. Qué tonta.

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Llegó la noche. La idea de que mi papá y el señor Gokú nos ocultaban algo no salía de mi mente, en especial después de la llamada de Pan, quien me dijo que los escuchó hablando de promesas.

Estaba en la cocina junto a un vaso de leche, cuando mi padre entró abriendo el refrigerador.

- Papá - le dije - te busqué esta tarde, para entrenar contigo, y no estabas...

- No, no estaba - respondió secamente

- ¿Y dónde estabas?

- Con Kakarotto - dijo, comenzando a devorarse unas alitas de pollo

- ¿Y qué te parece si entrenamos mañana? - dije, entusiasta

- No puedo - contestó

- ¿Y por qué no?

- Ya hice planes...

- ¿Cuáles planes?

- Entrenaré con Kakarotto...

- ¿otra vez?

- Deja de interrogarme, Trunks. No tengo por qué darte explicaciones de lo que hago.

Nos miramos por un segundo, en la cocina donde la tensión era evidente, entonces entró mi mamá.

- Qué sorpresa verlos juntos ¿vamos a cenar? - dijo ella alegre

- Trunks no tiene hambre, ya se va a dormir - respondió mi padre - ya vamos, Bulma.

Ambos se fueron a cenar, y yo me quedé inmóvil, más convencido que nunca de que hay algo que no sabemos sobre esos saiyajin.

- Vegeta, hay algo que tengo que decirte - me dijo Bulma, amablemente

- Pues dime - contesté, mordisqueando una pierna de pollo

- Mañana por la tarde será el lanzamiento de los nuevos robots y productos de la corporación - dijo emocionada

- ¿Y qué tengo que ver yo con eso? - pregunté, sin dejar de comer

- Qué pregunta es esa ¡Tienes que estar ahí presente! - exclamó

- ¿Y para qué?

- Porque eres mi esposo, y es tu deber acompañarme siempre - sollozó

La observé, con lágrimas asomándose de sus ojos celestes. Maldición, pensé, no me puedo negar a nada cuando la veo hacer pucheros.

- Está bien, iré, pero ya deja de lloriquear - reclamé

- Gracias mi amor - dijo feliz, abrazándome

- Ya, déjame comer...

- Yo te voy a comer - me dijo, cerrándome un ojo pícaramente

- No seas vulgar - contesté sonrojado

Una vez en la habitación, me preparaba para dormir mientras Bulma se daba una ducha, cuando de pronto sonó el teléfono.

- Hola, soy yo - me dijo una voz conocida

- ¿Qué quieres? - pregunté con mi tono habitual

- ¿nos juntaremos mañana como acordamos?

- Sí, pero sólo un rato, luego tengo cosas que hacer...

- ¿qué cosas? - inquirió curioso

- No seas metiche, Kakarotto.

- Ay, pero que pesado eres, Vegeta - se quejó

- Eso no interesa. Te veré mañana temprano y punto.

- Bien, entonces hasta ma...

No alcanzó a terminar de hablarme, porque le colgué el teléfono.

Por supuesto que nada de eso salió como debería haber salido.


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