"No me quitare la camisa"

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Hunter Lancer, con sus increíbles ojos inspecciona mi rostro deteniéndose en todas las facciones posibles. Me pongo aún mas nerviosa que antes. Hunter tiene la mandíbula levemente marcada y se ve espectacular con su cuerpo musculoso. Siento que muero cuando lentamente se acerca a mí.

—¿Qué quieres?— Batallo mucho para hablar, pero finalmente lo logro, gruñendo sin esconderle mi disgusto hacia su presencia.

Su sonrisa crece aún mas.

Toma una silla que se encuentra en otra mesa y la acerca a mi lugar, se sienta al frente mío, cruzando sus brazos en su pecho. Ahora puedo verlo de más cerca, dándome cuenta de las lindas pecas que sus mejillas tienen.

—Tu y yo tenemos que resolver algo muy sucio, me lo prometiste— Se ríe al final de la oración. Abro los ojos, frunciendo el ceño.

—No seas idiota, jamás te prometí algo, jamás lo haría— Me quejo.

La bibliotecaria se coloca el dedo índice en sus labios y suelta un "Shh"

—Vamos preciosa, tu quieres— Se muerde el labio tratando de ser sensual, para su suerte... lo logra, poniendo mis pelos de punta.

—Oye estás confundiendo las cosas y no sé si lo notas pero estoy un poco ocupada— Amargada e irritada le digo.

Hunter me arrebata el libro de la mano mirándolo con gracia mientras lo hojea.

—¿Para que leer esto si puedes aprenderlo todo conmigo?— Pregunta un poco indignado, mirándome de reojo, volviendo a hojearlo.
—Yo también puedo amarrarte... — Una sonrisa pervertida cruza sus labios. Sus ojos me miran penetrante y siento que estallo de la vergüenza gracias a sus palabras.

La señora vuelve a callarnos disgustada. Hunter le dedica una sonrisa tranquilizadora y la señora le sonríe sonrojándose.

Wow, también le altera las hormonas a las señoras de 60 años.

—Eres un sucio, que asco me das— Chillo, el se ríe haciendo que sus adorables hoyuelos aparezcan en sus mejillas.

—Solo dices eso porque todavía no tienes sexo conmigo, cuando lo tengas solo vas a querer estar conmigo— Aparte de morboso, ególatra.

Mis mejillas están rojas, lo puedo jurar.

—Afuera ahora mismo o le hablo a su director— Finalmente la señora nos corre del lugar. Yo gruño y pateo por debajo de la mesa a Hunter. Tomo mis cosas y rápido salgo de la biblioteca dejándolo solo.

—Hey, espera— Lo oigo decir detrás de mi.

Hunter me toma de la muñeca, me voltea hábilmente y me acerca a su pecho. Nuestros rostros están cerca.

—Suéltame— Gruño molesta jalando mi brazo de su mano pero me es difícil ya que no me suelta, su fuerza es más que la mía. Arruga el ceño.

—Estoy siendo muy paciente... Sígueme sí quieres que tenga piedad de ti.

Siento que muero cuando escucho de sus labios aquello. Había tenido un poco de esperanza de que el no lo recordara pero debí dudar ante su actitud de pervertido.

American FootballDonde viven las historias. Descúbrelo ahora