- Estoy embarazada -
- Eres una completa zorra, te haz acostado conmigo sólo por mi fortuna - dijo dándome una bofetada.
- Pero Harry... - me interrumpió.
- No digas nada, todavía sigo siento tu jefe -
- Sigues siendo mi jefe pero también el padre de mi hijo - volvió a darme otra bofetada.
- Aquél bastardo que llevas en tu vientre podría ser de cualquiera -
- No le digas así, sabes qué sólo estuve contigo -
- No me harás cambiar de opinión, cuándo nazca el bebé le haremos un adn -
- Está bien, quieres un adn, lo tendrás, te demostraré sea como sea que es tu hijo - dije dando media vuelta para marcharme.
- Todavía no he terminado - dijo mirando por la ventana de su despacho - dormirás conmigo todos los días en mi habitación, si dices qué es mi hijo, cuidaré de él, si no lo es, ve buscando lugar en donde dormir -
-----
Habían pasado tres meses y mi vientre crecía cada vez más, esperaba con ansias el nacimiento de mi bebé.
Anne estaba muy felíz por la llegada de su nieto, no hubo ninguna duda sobre si mi bebé era hijo de Harry.
Mientras tanto, él seguía cortante conmigo, no mostraba ninguna muestra de cariño hacia nuestro hijo.
Todas las noches eran un calvario, verlo llegar tarde ebrio con alguna mujer, era inevitable no llorar al ver al hombre que siempre amé, estar con otra mujer.
Hoy era mi primer ecografía, por fín conocería a mi bebé, Gemma se había ofrecido a acompañarme y yo había aceptado con mucho gusto.
- Felicidades señorita Green, está esperando a una hermosa mujercita - le sonreí a Gemma y me abrazó fuertemente.
- Felicidades hermosa - dijo limpiando mis lágrimas que caían por mis mejillas.
Salimos del consultorio con una sonrisa pero por otro lado, sentía tristeza por no tener al padre de mi niña junto a mi.
- Siento que Harry no pueda estar aquí, él no muestra sus sentimientos a nadie, ni siquiera a su propia familia, algún día deberá comprender que tu y la bebé son su familia ahora - asentí temblorosa y abrazadas caminamos hacia su auto.
Antes de bajar del auto, la abracé fuertemente y le dije - Te quiero Gemma, gracias por estar conmigo en estos momentos -
- No es nada cariño, no estés así, debes estar felíz por la princesita - dijo tocando mi vientre. Asentí y bajé del auto.
Entré a la casa y caminé hasta llegar a las escaleras, a unos metros estaba el despacho de Harry. Me acerqué lentamente a la puerta y me puse a escuchar atentamente.
- Dile a Layne que prepare sus maletas, no la quiero más aquí -
- Pero señor ¿a donde va a ir? - dijo Nora, la ama de llaves.
- No lo sé, lo hubiese pensado antes de abrirse de piernas -
- Señor...yo no dudo que sea su hijo, es una buena chica, ¿porqué no intenta... - la interrumpió.
- ¿Intentar qué?, no voy a hacer nada, tema cerrado, vaya y dígale que haga sus maletas -
- Está bien señor, le pido que piense mejor su decisión antes de cometer una locura - fue lo único que escuché antes de subir llorando las escaleras.
Tomé mis maletas que se encontraban a un costado del armario y agarré mis pertenencias sin importar si estaban todas o no. Si él no me quería aquí, podía hacermelo dicho en la cara.
Bajé rápidamente, no quería encontrarlo a él después de haberme causado tanto sufrimiento.
- Señorita Layne, lo siento mucho por todo lo que le hizo sufrir el señor Harry, lo conozco desde qué era un niño y juro que no era así - se acercó hasta mi y me abrazó - Cuídate mucho mi niña, cuida a este angelito - dijo acariciandome el viente.
- Hoy nos enteramos que es una hermosa niña...- me interrumpió la voz de Harry.
- Nora, ¿nos podría dejar a solas? - dijo acercándose hacia nosotras.
- Sí señor - dijo Nora caminando hacia la cocina.
Una vez solos habló.
- Perdóname, yo no quería hacerte daño, me he dado cuenta que eres lo que siempre amé y lo que estuve esperando por mucho tiempo -
- No entiendo, tu querías que me valla de tu casa y eso es lo que voy a hacer -
- No no, no quiero eso - dijo con la voz temblorosa - No sabes lo mucho que me dolía verte llorar todas las noches sabiendo que yo era el culpable de tu sufrimiento -
- Harry... - caminó hacia mi y posó su mano sobre mi mejilla.
- Quiero hacerte felíz, quiero cuidar de ti y de nuestra niña, ¿Y sabes por qué?, por qué te amo - limpió mis lágrimas y me besó. - juro hacerte felíz por el resto de mi vida -
Había comprendido que no necesitaba nada más para ser felíz, que gracias a esa entrevista de trabajo había conocido al amor de mi vida y al padre de mi niña.
