Viaje sin destino

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Tenía muy claro que nadie en todo el planeta la recordaría. Sin haber hecho nada memorable como todos los demás, ¿quién iba a lamentar su pérdida? Lo único que ella hacía, día y noche, era fijar su mirada en el cielo, la luna, las estrellas. Acostada en los prados para sentirse acogida; y escribir sus más profundos, ocultos y reservados pensamientos en papel, su más cercano confidente. Esos sentimientos que el mundo desconocía, ella jamás se los compartió a persona alguna. TQampoco había alguien dispuesto de verdad a escucharla y ayudarla con sus problemas y complejos. Por tal razón, no tener apoyo, ella estaba sometida a un permanente estado de tristeza y desesperación. Se refugiaba en los montes verdes, observando como la naturaleza funcionaba pacíficamente, deseaba esa paz en su vida; pero era imposible, sin soporte era imposible. Como nadie en su vida le había demostrado importancia, tampoco se percatarían de su desaparición. Entonces por fin juntó coraje y recogió sus pertenencias mas preciadas: su lápiz, cuaderno y libros; que más que simples objetos sin vida, eran sus compañeros en todo momento.
Después de dar sus ultimas pisadas en lo que alguna vez fue su hogar, partió hacia ningún lugar, para llegar allí nunca.

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