Escribir, mi droga más recurrida

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Escribir es mi droga, un chute de endorfinas que recorren mis venas mientras yo me encuentro en un estado de éxtasis mental que hace que escriba más rápido de lo que mi mente es capaz de procesar, letras, palabras, puntos, comas, líneas, versos, párrafos, textos... Brotan de mis dedos como si de una hemorragia de tinta surcando montañas de papel se tratase, montañas de un papel arrugado, fruto de mis frustraciones más paranoicas. Montañas que parecen disputarse entre ellas el puesto del pico más alto de la papelera, llena de recuerdos rotos y cigarros medio consumidos, al igual que mi vida, medio consumida por el caos reinante en mi mente del que parece que nunca podré librarme, mil esfuerzos en vano llevé a cabo en su día, que para nada sirvieron, lo intenté pero, uno no puede cambiar su identidad, soy así, desorganizada, psicópata, un tanto bipolar y puede que tienda a la depresión, una depresión en la que no se derraman lágrimas, ni mucho menos sangre, se derraman lluvias de pensamientos que obnubilan mi mente y consiguen arrebatarme el sueño noche tras noche, llénandome la cabeza de textos que no logro escribir porque van tan rápido que sólo parte de ellos consigo plasmar en una hoja de papel, consiguiendo que ojeras se instauran en mi rostro, que los dedos empiecen a padecer cierta dedormidad por culpa de la emoción incesante con la que escribo mis textos, que quemaduras se instauren en la piel de mi dedo meñique, todas ellas causadas por las repetitivas rozaduras contra las hojas de papel, que me surjan dolores insufribles de cabeza por mis escasas horas de sueño y que me vengan paranoias matutinas por la falta más que grave de sueño. No puedo parar, es superior a mi, es un quiero y no puedo, como quien es adicto a la cocaína, cada día necesitas más y más, sientes una imperiosa necesidad por dejar constancia de tus pensamientos, para poder tenerlos todos, para tenerlos todos estructurados al milímetro, intentando cartografiar tu mente, pero la gran parte escapan de tus posibilidades, pasan tan rápidos que al segundo ni te acuerdas de ellos, por un momento te has quedado en blanco y no sabes por donde seguir, quieres saber por dónde ibas, pero no te acuerdas ni de que iba lo que estabas escribiendo, es como si estuvieses poseída, como si tus pensamientos cobrasen vida y tratasen de poseer tus jodidas y cansadas manos con una simple hoja de papel y un bolígrafo que parecía estar en las últimas. Y aun sigo aquí, escribiendo, los que podrían ser mis últimos borradores, pero quién sabe, a lo mejor solo son los primeros de muchos.

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⏰ Última actualización: Sep 22, 2015 ⏰

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