8. Baile de bienvenida.

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Joseph's PoV.

Los nervios me van a comer, los nervios me van a comer, los nervios me van a comer. Voy a morir, voy a morir, voy a morir...

Esta es la única cosa que pasaba por mi cabeza en este momento.

Lucía me había pedido que la esperara en la entrada del colegio en vez de ir a su casa como habíamos acordado, no quería parecer muy insistente así que acepté. Aquello no impidió que los nervios se quedaran fuera y había llegado quince minutos antes.

Ya había visto entrar a Luke y a Emma, se veían bien y felices por cierto, a las chicas que solían bailar/trabajar con Emilia y a varios amigos míos más.

—¿Qué haces botado aquí afuera? —escucho a mis espaldas, cuando volteo veo a Emilia quién me observaba con una ceja enarcada.

—Oh, hola. Espero a alguien —le digo.

—A ver, adivino. Pelirroja, cabello corto, de piel pálida que va a la clase de música cada recreo, ¿ella? —dice e instantáneamente frunzo el ceño.

—¿Cómo sabes eso? Me tomó días saber dónde se metía siempre —pregunté.

—Soy muy observadora —dice encogiéndose de hombros.

—Bueno... ¿Vienes sola?

—Sí, y tampoco pienso quedarme. Solo estoy aquí porque tengo trabajo que hacer.

—Ah, ¿la coreografía? —pregunté.

—Sí, eso mismo.

—¿Puedo preguntarte algo? ¿A parte de esta pregunta? —sonríe y asiente —¿Vas a bailar con vestido? —dije viendo su vestuario.

Llevaba un vestido rojo y zapatos plateados de tacón alto, con el cabello suelto. No tan arreglada pero tampoco hecha un desastre.

—No —negó efusivamente —En un rato me cambio, no quería parecer loca entrando con la ropa que usualmente llevo al bailar. Tengo que encargarme de Rose y Danna también. Me obligaron a ayudarlas a arreglarse después de que bailen. Ducha, ropa, maquillaje... Todo un trámite.

—Oh, ya veo. Si, debe ser cansado.

—Como no tienes idea —mira atrás mío rápidamente —Roja a las siete en punto. Suerte con eso. —dice y se va tan rápido como llegó.

Giro y busco entre la gente que todavía entraba a Lucía. Cuando la encuentro, ella todavía no me había visto. Llevaba un hermoso vestido verde que combinaba con su cabello, el cual estaba recogido con pasadores a uno de los costados. Se veía totalmente hermosa.

Me acerco a ella y sonríe cuando me ve —Hola, y perdona si parezco un loco pero te ves preciosa —dije sonriendo.

—Descuida —ríe levemente —A ti no te queda nada mal el traje, tampoco.

Sonreí y extendí mi mano para que la tomara y entrar juntos. Cuando la aceptó, nos pusimos a caminar hasta llegar al gimnasio. Éste estaba decorado con luces, telas y materiales de colores metálicos, todo brillaba. Era alucinante. Me costaba ver un poco por el resplandor que causaban estas cosas con la luz de las lámparas, pero no tardé en acostumbrarme.

Nos quedamos sentados, hablando de banalidades hasta que el director se paró en el escenario para empezar oficialmente el baile.

—Queridos alumnos. Es para mí un placer estar hoy con ustedes aunque sea durante corto tiempo. Nuestra institución siempre se ha caracterizado por su excelencia académica y por lo que veo tampoco se quedan atrás en materia de decoración —vi a todos los del comité de alumnos que prepararon el salón hinchar el pecho de orgullo —Espero que esta noche sea de su agrado total y que el tiempo pase sin interferencia alguna. Sin nada más que decir, ¡queda oficialmente inaugurado el baile de bienvenida! —toda la sala rompió en aplausos —¡Ah! Creo que me estaba olvidando de algo muy importante. Reciban con un fuerte aplauso a Sweet Blood.

Un corazón por sanarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora