Capítulo 1

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Capítulo 1.

Hay ciertas cosas de las que no me arrepiento en esta vida. Esas son en las que he demostrado que me sobra carácter y no me ha faltado valor y tampoco me he tragado mis palabras. No soy una mártir, pero definitivamente no me imagino vestida de blanco y caminando a un altar, eso por lo menos hasta que pasen unos tres años, muchas gracias.  Soy lo suficientemente lista para decirles que un años de relación con un hombre no va definir lo bien que nos llevemos por el resto de nuestras vidas. Que en la cama sea un dios, no me dice que procrearemos la octava maravilla. Que sea dulce conmigo, no indica que lo sea con todo el mundo. Pero con él nunca se sabe.

- ¿No deberías estar en la ducha? - Mi voz mañanera es ronca, lo que hace que me sonroje y me limpie la garganta con sutileza.

El reloj en el buró a lado de la cama marca las seis treinta. Yo debería estar de pie y bajo la regadera si no quiero llegar tarde a la empresa. André deja de besarme y coloca su cabeza en el hueco entre mi cabeza y mi hombro. Su colonia inunda mi nariz y me muerdo el labio, ese aroma causa una oleada de efectos en mí.

- Da la casualidad que me he adelantado a los hechos esta mañana. - Se inclina y besa mi mejilla - Buenos días para ti también, amor.

Apartado de la cama, me da la libertad de girarme e incorporarme en nuestra cama. Estiro los brazos y después me restriego los ojos un poco. El sol entra por la ventana en la habitación, iluminado todo a mi alrededor. Él esta parado junto a la cama, vestido con unos pantalones de trabajo y una camisa blanca desabotonada del cuello, su piel morena luce espectacular y su sonrisa está más que garantizada en mi dirección.

- ¿Tienes que ir a trabajar hoy? - Murmuro haciendo un puchero. Me deshago de la sabana que cubre mis piernas desnudas. - Porque justamente hoy he amanecido algo... Necesitada.

- ¿Acaso no te he satisfecho lo suficiente anoche? - Sonríe pícaro.

Anoche... Oh, anoche.

- Pues claro, pero mi sed y ansias jamás terminan.

- Bueno, entonces será mejor que me vaya y te deje aquí. Acumularás mas ansias a mi regreso - Guiñando un ojo, se inclina y besa cortamente mis labios. - Adiós, nena.

- Adiós. - Camina hasta la puerta y me susurra "Te quiero" desde ahí. - Yo también.

Una vez que mi novio se ha marchado, me levanto y abro las cortinas para que entre más luz a la hermosa habitación que comparto con Andrés Casares desde hace más de un año. Sí, quién diría que al final me dejaría llevar por mis instintos y terminaría aquí. Sospecho que nadie lo dudaba pero no creo que se lo esperaran tan apresuradamente. Camino hasta el baño en la alcoba y abro la regadera para tomar una ducha. Se supone que tengo que estar en el trabajo antes de las ocho, por lo que tomo un baño relámpago y al salir me seco mi largo cabello rubio. Una vez terminado, abro el ropero y tomo una camisa negra de mangas largas que es semi transparente, al igual que unos jeans y unos zapatos bajos de color beige. Me maquillo lo más común y básico posible y salgo de casa con una rapidez que me sorprende.

Trabajo en una agencia de modelos. No se crean, no soy una maldita cabeza hueca que posa semi desnuda para una revista, no digo que todas las modelos lo sean pero con las que tengo trato... ¡Vaya! Y yo que me consideraba una niña mimada. Soy más o menos la asistente personal de un completo patán. Seré breve: Lo odio. Fin de la discusión.

Cojo un taxi y le doy la dirección de la empresa. Reviso mi celular, cosa que hago pocas veces en el día y descubro ciertos mensajes y llamadas perdidas de mi padre. No es muy usual, ya que en los últimos años a viajado lo suficiente para casi ni dar señales de vida. Me gustaría decir que soy unida a mi familia pero desde los incidentes hace poco más de un año, con el único miembro con el que tenía contacto lo perdí.

Que gane el mejorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora