Capítulo 10

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Estaba cepillando mi cabello para ir a ver a los jefes, cuando entra Sun por mi puerta.

-Tengo un regalo para ti.

-¿De verdad? ¿Qué es?-Pregunté curiosa.

Ella movió la mano de su espalda-La cual no había notado allí- y me dio un paquete mediano. Dejé el cepillo en mi cama y cargué el paquete. 

-Es algo pesado.

-Ábrelo- Dijo dando algunos saltitos alegremente.

Quité la brillante tapa de la caja. Miré hacia arriba de la sorpresa.

Unas cosas para la batalla.

-¿Te gustan?

Lo examiné, un chaleco blanco y corto. En el fondo de la caja había un par de botas bastante altas, un cinturón y unos guantes de cuero.

Hubiera dicho que era de prostituta. Pero estaba inigualable.

- Está genial. ¿Donde lo conseguiste?

-Bueno, con algo de tu ropa y un poco de la mía, unos metales que encontré por ahí y ¡Wualá!- Dijo orgullosa.

-¿Los diseñaste?

Asintió con la cabeza. Salió de mi habitación haciendo unos gestos para que me lo ponga.

No dudaría en hacerlo.

Me los puse rápidamente. El chaleco tenía un par de agujeros para las alas, lo cual, era un gran detalle.

Salí al estilo: "Me veo genial, porque lo soy". Y encontré a Sun, a Felix y a Len mirándome.

-¡Te queda genial, Free! - Chilló Sun.

-Bueno, me veré bien en mi batalla.- Comenté.

- Nos dejaron acompañarte.- Dijo Len. Sun asintió, mirándolo nerviosamente. Aún le daba un poco de miedo- Iremos a buscar a Maxi y...

-¡Hola!- Se escuchó que entraban por mi ventana. Fuimos rápidamente y vimos a Maxi entrando torpemente.-No creerán que los dejaré retrasar esto ¿O sí?

-Bueno, vamos.-Dijo Len. Chasqueó y nos encontramos en la puerta, ya algo conocida. Entramos y una luz un cegó por un momento. Al poder ver, encontramos a un hombre alto y pálido. Con una larga barba gris y áspera. Estaba acompañado de Jesús.

-Tu y tu luz casi ciegan a los acompañantes de la amenaza.- Dijo remarcando "Amenaza", un hombre moreno con grandes cuernos. Debía de ser Satanás.

-Si me tienen miedo, puedo irme tranquilamente.- Dije amablemente.

-¡Está niña, nos propondrá un trato!- Dijo quien parecía ser Dios.

Todos los ángeles y demonios murmuraron entre sí.

-Yo propongo-Empecé- que podemos competir, lo que quieran, un concurso, pelea a muerte o hasta tiro al arco. Y, si yo gano, se terminará su pleito.

-Pero-Dijo Satanás- si ganamos, te rendirás, te ejecutaremos, y tu alma me pertenecerá.

Lo pensé un poco, moví ligeramente mis alas, y solté mi respuesta.

- Trato hecho. Pero, que quede en cuenta, que mis amigos queden intactos.

- Hecho.-Dijeron al unísono.

Miré a mis amigos, Sun, con la mirada, me decía "Suerte, compañera.".

Felix me rogaba en mudo para que no lo haga.

Yo no le hice caso. -Cómo siempre- Pensé.

-¿Qué haremos?- Pregunté.

Murmuraron un poco.

-¡Pelea a muerte!- Gritó Satanás. Sus demonios alentaron. Y, por supuesto, los ángeles abuchearon.

- No, la paz es lo primero. Sugiero que hagamos "Olimpiadas Celestiales".

Esta vez, todos alentaron.

- Acepto.- Dije.

- Ahg. Sólo porque soy el mejor rey del universo, acepto.

Lucifer apareció desde detrás de Satanás.

-Empecemos con: ¡Esgrima!

Mierda, Lucifer, ¿No tenías algo mejor?

Los demonios le tendieron a Satanás una espada fina. Los ángeles hicieron lo mismo con Dios.

Como a mi no me dieron nada, tomé un reflector y lo arranqué de sus cables.

Alguien a lo lejos se quejó:

-¡Hey! ¡Me costó mucho conectarlo!

-¡Lo siento!- Grité.

Pestañeé y estábamos en un lugar lleno de nubes, antorchas flotantes y, extrañamente, pasto.

Sólo estábamos Dios, Satanás y yo. 

-El primero en caer, pierde. -Dije, tratando de sonar amenazante. Pero me asustaba el filo de sus espadas, y yo, con un reflector.

Dios me mandó un manoble rápido y firme, el cual esquiva con facilidad. Satanás me golpeó el pecho con el mango, tambaleé, pero me puse firme de inmediato y le mandé un golpe seco con el filo. El cual esquivó. Dios cortó el aire y me dió un tajo en el hombro izquierdo, haciendo que sangre.

¿La paz, lo primero?

Con mi ala, lo limpié y dí un corte con la base acompañado de un golpe con el reflector. Haciendo pierda el equilibrio, y un corte.

En su ropa.

-¡Mierda! ¿Es enserio?

Satanás me intentó apuñalar por la espalda, pero me agaché y dí una zarandeada con el reflector, pegando en sus tobillos, y haciendo que caiga.

Aquí debería decir una frase cool, pero esto no es una película. Es una novela barata.

Así que directamente tomé el cable, lo revoleé al estilo vaquero y lo tiré curvo, de modo que pegue la vuelta y caiga en mi mano.

Lo planeado, funcionó, tomé la cabeza del cable y corrí hacia atrás.

Dios cayó, pero ¿Por qué el grito de sorpresa no sonó grave, y se cayó una peluca blanca?

Yo al ver mi herida y toda mi sangre derramada, caí junto a él, u otro.

Antes de desmayarme, escuché la voz de Satanás:

- ¡Llevenla!












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