Vee 2

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Ayer tuve una pesadilla. Caía y caía en medio de la nada, negra como la boca de un lobo. Luego desperté empapada en sudor. La nada es un tema recurrente en mis seudo-realidades. Un cubo negro que me aprisiona. Pero ahora una de sus partes ha cedido y me he precipitado al vacío.

- ¿Una pesadilla...?

¿Quién ha dicho eso? No hay nadie en esta habitación... no por favor... voces no... por favor... .

Las lágrimas empezaron a derramarse ferozmente por mis mejillas. Calientes y saladas suplicaban que este sueño no terminase en una pesadilla. Yo, una parte de mi, era más fuerte que todo lo que me atormentaba. Yo, toda, era dueña y señora de mi persona.

- ¡Se acabó! No existen las voces, no hay nadie que me susurra por dentro. ¡Callaros para siempre!

El silencio invadió la habitación. Sólo se oía mi respiración agitada por las lágrimas. Vi una sombra que se reflejaba en la ventana, y me giré.

Delante de mi había un chico que se reía a carcajadas, carcajadas silenciosas. Rubio, musculoso, sexy,... muy parecido a...

- ¡Esto es una broma, o vamos, está muerto! No inventéis escenarios que nunca sucederían. Becca mató a Scott, c'est fini.

- Tal vez - susurró una voz en mi oído izquierdo- Tal vez sea Scott, tal vez no sea nadie.

- Tal vez tengo sueño y no estoy para bromas macabras.

- ¿Quieres tenerlo aquí? - susurró de nuevo-

- ¿Qué clase de pregunta es esa? Si me gustaría tenerlo en mi habitación cual ocupa, pues la verdad es que no. Mi habitación es mía. Bastante tengo en pensar que me estaréis observando.

- Entonces él no sabrá quién eres. - concluyó la voz.

Antes de poder decir nada, la figura del si/no Scott desapareció y con ella la voz.

La mañana amenazaba a un chaparrón inminente. El aire frío que soplaba era, tal vez, demasiado sombrío. Me di un baño con la cabeza metida en la noche anterior, ¿Qué quiso decir la voz con que no sabrá quién soy yo? Ni siquiera sé a quién se refería. Pero la imagen de ese chico en mi habitación no me había gustado nada, y pensaba tomar represalias.

Cuando llegué aquí, encontré por casualidad -digamoslo así-, una especie de intercomunicador con el otro mundo. Se hallaba en el lugar donde desperté, detrás del sofá de mi casa.

Cuando salí del baño me sequé, y me dirigí a mi salón. Alguien había dejado una ventana abierta, la corriente de aire frío lo afirmaba. Me apresuré a cerrarla, no estaba intranquila, pero tampoco quería pasar frío en junio.

El intercomunicador estaba en el mismo lugar que la última vez, pero roto. Nada tenía sentido en este mundo. Salí corriendo a casa de Nora.

- ¡Patch! ¡Nora! ¡Alto ahí!

Patch se giró hacia mí. Su mirada estaba congelada en el tiempo. Nora, no se giró. ¿Qué estaba sucediendo?

- ¿Nora? Se puede saber ¿Qué pasa...? Porque no me haces caso. - con su mano me señaló una figura que se acercaba hacia mí.- ¿Quién es e...?

El joven que había estado anoche en mi cuarto se dirigía hacia nosotros. Se iba parando a medida que la gente lo reconocía. Yo seguí sin saber quién era... pero algo me dijo que las caras de la gente confirmaban mis sospechas.

- Dime que no estoy viendo lo que estoy viendo, Nora.

Fue Patch quién salió de su asombro y corrió hacia él.

- ¡QUÉ MIERDA DE BROMA DE MAL GUSTO ES ESTA! - Gritaba Patch mientras se acercaba.

Nora seguía palidecida en la acera, no movía un músculo. Sus ojos, dos cuencas vacías, carecían de expresión. Realmente era él.

Esto es surrealista. Surrealista es quedarse corto... ¿Qué sentido tiene todo esto?

De repente el chico en cuestión empezó a correr hacia Patch, le dio la mano y se dirigió como un rayo a nuestro puesto privilegiado de la acera.

- ¡Nora, sigues igual de hermosa que siempre! Que suerte tienes Patch.

- Esto no es cierto... - Susurró Nora al viento.-

Luego se giró hacia mí, me miró de arriba a abajo y me dijo:

- Encantado, me llamo Scott. ¿Cómo te llamas tu?

Me quedé en silencio sin saber qué decir. Técnicamente nunca nos habíamos presentando... técnicamente. Pero ayer... ¡Ayer estaba en mi maldita casa! ¡¿A qué mierda de juego juegan los del experimento?!

Al menos sabía... que lo de ayer no fue una alucinación. Lo cual era, tranquilizador.

Nora soltó un gallito cuando Scott me preguntó cómo me llamaba y Patch se me quedó mirando boquiabierto.

- Vamos, hombre, sabes quién es.

- ¿Amiga de Nora...?

- ¡Claro que es mi amiga! - estalló la aparentemente muerta en vida, Nora - ¿Quién coño eres tu? ¡Tu estás muerto! ¿Qué clase de broma de mal gusto es esta? ¡QUE MIERDA DE EXPERIMENTO ES ESTE!

Me quedé parada mirando a Nora, ¿Había dicho experimento? De repente Scott dejó de importarme y me quedé mirando a una alterada Nora que balbuceaba cosas sin sentido. Para los demás, pero no para mí.

- ¡Yo no me metí en esta cosa para que me den el infarto de mi vida! ¡Qué clase de jugarreta pesada es esta!

Miré a Patch y Scott que miraban a Nora. Miré a Nora y ella me miró. Supe en ese instante que ella lo sabía. No estaba yo sola en ese mundo. Nora, la persona que estaba dentro de ella, era como yo.


The Hush Hush machineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora