*Looking For You.

Capítulo 17.

-Looking For You.

¿Quién es este tipo? No lo conozco, es muy lindo... Y tiene voz de niña, una preciosa niña, já; es un amor. Pero... ¿Señorita Quinn? No jodan. Kellin entró y tomó mi mano entre las suyas y comenzó a acariciarla.

-El doctor dice que estarás mejor...- Su mirada se oscureció.

- ¿Porqué Señorita Quinn?- Pregunté susurrando.

- Porque así no me llevarán a prisión.- Sonrió.

- ¿No estás jodiendo? Dios, ¡ni siquiera te conozco!- Levanté la voz.

- ¡Cállate!- Cubrió mi boca.

- Ok.- Le mordí la mano.

- ¡Áuch!- Se quejó.

- Entonces... Hola, esposo.- Dije en tono burlón.

- Hola, querida esposa...- Se acercó como si fuera a besarme, me besó la frente.

- Ya, en serio.- Mis mejillas ardían.

- JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA.- Emitió una risa escandalosa.

- ¡Cállate!- Cubrí mi rostro.

- Tranquila, eres linda cuando te sonrojas... ¿Sabes?- Sonrió tierno mientras acariciaba mi rostro.

- ¿Qué les contaste a los médicos sobre mí?- Quité su mano de mi rostro.

- El auto no era mío, el hombre que lo conducía se dio a la fuga.- Lo miré atónita.

- ¿Se lo creyeron?- Sonreí.

- Si, pero eres mi esposa.- Me besó la mano.

- ¿Cuánto llevamos? Jaja.- Esto me está matando.

- 2 años...- Buscó un banco y se sentó al lado de la camilla.

- ¿Cuál es mi nombre?- Pregunté enarcando una ceja.

- Madeleine Quinn.- Sonrió.

- ¿No pudiste inventar un nombre más lindo? Suena como nombre de anciana.

- Ese me parece lindo...- Tomó mi mano y la acariciaba.

- ¿Cuándo salgo de aquí?- Quité mi mano.

- Después de 2 semanas salimos de aquí.- Volvió a tomar mi mano.

- ¿Porqué me tomas la mano? No se vale.- Enarqué una ceja.

- Tengo que ponerte el anillo, tonta.- Sacó un bonito anillo y lo colocó en mi dedo.

- ¡Qué lindo! Pero... No quiero el anillo allí.- Siempre utilizo los anillos en mi pulgar.

- ¿Dónde quieres que te lo meta?- Preguntó con doble sentido, mi rostro otra vez ardía.

- ¡YA!- Odio las cosas con doble sentido.

- Te ves linda...- Ocultó su rostro entre sus manos.

- Yo quiero ver...- Al quitar una mano de su rostro me dí cuenta de que estaba sonrojado, dios ¡Es un amor!

- ¿Qué?- Es muy tierno...

- Ven aquí...- Tomé su mentón y besé su mejilla, estaba más rojo que un tomate.

- ¿Dónde vives?- Preguntó.

- Cerca de donde me atropellaste, estúpido.- Traté de golpear su hombro, pero me dolía el brazo.