Se escuchaba la apacible respiración sumergida en plena oscuridad, despreocupada en la cómoda y silenciosa habitación. Pequeñas luces se filtraban como rayos de sol iluminando delicadamente las paredes y formando cuerpos en la penumbra. Pudo percibir el crujido de la puerta, que atravesó como una flecha por todo el dormitorio, llegando hasta los oídos de la figura que dormitaba, matando a tan encantadora fantasía que se proyectaba en su mente. Fue difícil que sus ojos se adapten a la falta de luz, sin embargo era lo de menos. La puerta lentamente se habría, más no había ninguna fuerza que la moviera, y sus ojos sólo captaron la infinita oscuridad. Reaccionó de forma brusca e intentando pedir ayuda, grito con todas sus fuerzas, pero nada se escucho. Solo el eterno silencio.
El sueño de nuevo fue el vencedor. Su tranquila respiración es interrumpida, talvez ha durado un minuto o menos, obligando a su vista a contemplar ese infinito abismo, resaltado por un marco ligeramente opaco. Respiraba de forma irregular, tenia miedo de encontrarse con algo. Pero no había nada, solo esa calma que cubría la habitación esquivando a la figura inquieta. En un parpadeo pudo con dificultad ver una silueta que le fue difícil captar, a lo alto de toda la puerta se erguía un ser cubierto por la noche. Logró divisar lo que parecían ser sus labios, torciéndose en una macabra sonrisa. Sabia que gritar seria en vano, y no hizo más que acelerar su respiración, pero trató por todos los medios de serenarse , cerrando sus párpados con fuerza para caer nuevamente.
Sus pupilas tratan de enfocar y reconocer la profundidad del cuarto. Podría jurar que la habitación estaba más clara. Y lo estaba. La luz que se filtraba daba la sensación de que el dormitorio se bañaba en un ligero tono cobalto, simulando estar dentro de un glaciar en conjunto con el alba. Miró hacia todos lo recovecos de la habitación, buscando algún rastro de aquello que simulaba ser un humano, pero no halló nada. Y volvió a derrumbarse pesadamente, pero esta vez con más tranquilidad, pensando en que otra realidad podría hallarse y con esa pizca de miedo de no saber cual de todas era la verdadera.