MI HISTORIA II
Mi vida se basaba en salir de clases y volver a casa donde mi madre siempre me esperaba para un entrenamiento, cada vez sus tácticas eran más y más difíciles de esquivar, pero como guerrera que me estaba formando debía idear nuevas y más complicadas.
Me preguntaba si alguien en mi insituto hacía estas cosas con sus padres, es decir, si peleaban contra uno de sus padres con espadas o inclusive con jabalina, solo una vez intentamos eso, las jabalinas pronto se cayeron por el río y se los llevó la corriente, grave error.
Pero por lo general estábamos luchando con algún arma, las más frecuente eran las espadas y los arcos.
¿Mi favorito? el arco, era el más indicado para mí.
— entonces, un ensayo sobre ustedes mismos —asentí ante el comentario de mi madre, mientras estaba tomando su termo— ¿qué tal lo hiciste? lees muchos libros, seguro hiciste algo mejor que los demás —tome de mi termo y trague entrecerrando mis ojos y asintiendo.
— tan genial que el profesor no entendía mi letra y terminó citando para mañana en la mañana en el instituto —¿algo más que no sabían de mí? siempre era directa con mi madre, ¿por qué? porque ella lo era conmigo.
Su rostro reflejó el iris del enojo, reí nerviosa y volví a tomar de mi termo.
Ella no decía nada, pero nada de nada y eso me tenía con los nervios de punta.
Chasquee la lengua y asentí dirigiendo mi mirada a ella— el director te espera —masculle por lo bajo.
— Persea Lyra Forks —cerré mis ojos con dolor, de verdad odiaba ese nombre.
— pero sí lo hice —me excuse.
— ¿y por qué debo ir mañana? sabes que odio ir a tu instituto —bufo— me recuerda a mis momentos en él —puso su cabeza entre sus rodillas, sentada sobre el pasto, parecía recordar con nostalgia su pasado.
Sí, mi madre asistía a mi instituto cuando era joven, pero ella no habla mucho de ese entonces porque no le gustaba recordarlo, se me venían varias ideas a la cabeza por la que no le gustaba su instituto.
Le hacían bullying -pero era muy tonto, mi madre sabía pelear-
Era una nerd -explicaría el hecho de que ahora trabaja en una biblioteca-
No hablaba mucho con nadie -tal vez la razón por la que soy tan mala para hacer amistades o el poco interés en tener amistades-
Su historia con mi padre -y es la más acertada para mí-
Desde que tengo memoria siempre he estado con mamá, mi raciocinio llegó a los cuatro años y con ella también el entrenamiento con de equilibrio, fue el primer entrenamiento que recibí de mi madre, pues a la edad tan temprana siempre me andaba cayendo, pero era normal, es decir, era una niña, pequeña, de tan solo cuatro años.
Pero sí, mi madre me entrenó desde ese entonces, con un muy buen punto y razón.
Ella dijo:
— en este mundo tendrás que enfrentarte a muchas cosas, el mundo no siempre será color de rosas o risas y diversión, debes prepararte, tanto mental como físicamente para el momento en que ya yo no esté a tu lado, así nadie te podrá hacer daño, ni tratarte de tonta —
Esa fue su razón y hasta ahora me ha servido su lección, bueno, de hecho solo la mental, porque la física tenía prohibido usarla, ella decía:
— no herimos a los humanos sin razón alguna, pero cuando llegue el momento de luchar, ahí lo sabrás, mientras tanto será un secreto —
Por esa razón procuraba mantenerme en tranquilidad con cualquier situación.
— el profesor no entendía griego —masculle por lo bajo, mi madre me miró de reojo.
— ¿lo escribiste en griego? —frunció su ceño.
Asentí mientras quitaba una paja de mi zapato— sabes que me resulta más fácil escribir en griego que escribir en español en un momento de apuro —respondí, pero ella no dijo nada, suspire y volví mi mirada a ella cuando está solo sonreía de lado, así como siempre lo hacía cuando estaba orgullosa de mí.
Fruncí mi ceño y reí— ¿qué pasa? —ella sonrió.
No estaba enojada. entonces no tendría penitencia.
— estás castigada —abrí mis ojos de par en par en cuanto ella me sentenció.
— pero... —apenas pude formular esa palabra para cuando ella se levantó y respiró profundo.
— Hoy fue un hermoso día, regresemos a casa —dijo mientras caminaba con su espada en mano y su mochila en el hombro.
Bufe y me tiré sobre el suelo con horror— NO ES JUSTO —grité con detesto.
— nadie te manda a no hacer bien el trabajo —
— pero sí lo hice —tomé mi mochila y espada y corrí tras ella mientras el atardecer nos alcanzaba— solo que un idioma diferente, pero no tenía idea que lo había escrito así, ya sabes mi situación —mi madre paró de caminar lo que me indico que yo también debía detenerme.
Entonces me dijo— jamás, digas que tu situación te impide hacer cosas, Lyra, tu mente es la que te convence de eso, pero tú debes ser más fuerte que esas cosas, en cuestiones de segundos tu mundo puede estar en peligro y debes saber defenderte de cualquier cosa, inclusive de un monstruo —alce mis cejas sorprendidas y desvié mi mirada.
Seguro se refería a un abusador— entiendo —masculle y una vez dicho ella siguió caminando.
— bien, tu castigo sera orden —tomó su barbilla con su dedo índice pensando mientras yo llegaba a su lado y la miraba con detesto— ya sé —sonrió de par en par— limpiar y afilar las espadas hoy, estoy muy cansada —pare de caminar y la mire con angustia.
— ¿QUÉ? —no podía con eso, no, no— eso cuesta mucho —masculle apenas.
— pues ve aprendiendo, no lo haré yo siempre —se excuso con los hombros alzados.
— preferiría que fueras inmortal —musite con pesimismo en el regreso a casa.
— no soy un dios, Lyra —
Ahí terminó nuestra conversación, lo real era que ella siempre decía que no viviría para siempre, excusándose con eso para que yo me fuera defendiendo sola en cada paso, lo cual agradecía, pues en muchas situaciones era yo la que resolvía mis problemas y me llenaba de más seguridad.
La noche cayó y con ella me veía acompañada de las espadas mientras les sacaba filo por la sentencia de mi madre. Mientras ella procuraba cocinar algo para cenar.
Las estrellas brillaban sobre el firmamento.
Mi madre siempre decía o contaba la historia sobre la mujer que traía las noches en sus vestiduras y se lanzaba sobre nosotros con esplendor. Y sinceramente era mi cuento favorito para dormir, busque por mucho tiempo el libro de ese ciento, pero lo único que encontraba eran referencias sobre la diosa Nix y ahí lo entendí todo, mi madre todas las noches hablaba sobre ella, pero Lily era la propia creadora de esa historia que me contaba cada noche.
— ya está la cena, Lyra —Lily me llamaba, deje la segunda espada a la mitad y entre a comer con mi madre.
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PERSEA FORKS © - La Gracia de Artemisa
FanfictionCuando Persea Forks vive con su madre y sin problemas, lejos de la vida ajetreada de la ciudad y demás ocupaciones, su madre Lily, le guarda secretos de su padre. Lyra mantiene la idea de que su padre nunca apareció porque decidió vivir su vida inde...