Dinamarca: Mathias Andersen
Nyo!Noruega: Ellinor Bondevik
El frío al parecer había vuelto nuevamente.
Al ver que los primeros días de la semana esclareció el sol por entre las nubes, se me hizo la loca y repentina idea de que la primavera se adelantaría. Pero no era cierto, pasado ya el día miércoles, las temperaturas mínimas nuevamente quedaron muy por debajo el punto de congelación.
Es cierto que Noruega es un país frío en invierno, pero me resulta molesto el no sentir la punta de los dedos cada mañana; a pesar de que me pongo los guantes y un abrigo sobre otro abrigo, nunca consigo estar completamente satisfecha acerca la temperatura.
Los lirios a las orillas del lago están comenzando a florecer, estando aún en pleno febrero. Todavía los días no están comletamente luminosos, pero al menos amanece más temprano. Con todas esas "dificultades" que -al menos eso son para mí- se presentan casi día a día, debo ir al instituto, tratando de concentrarme en cada clase para así no reprobar ningún ramo y salir con mis calificaciones invictas, tal como lo hago la mayoría de los años.
Aunque simplemente sea una rutina algo cansadora. Debo repetirla una vez y otra vez, así es, porque sino terminaré por caer de la rueda en la que gira el mundo.
Inconscientemente dirigo mis manos cerca de mi boca, soplo con suavidad, haciendo que estas chocaran sutilmete con el vaho blanquecino que se confunde con la nieve que está en el suelo. No es que el invierno me desagrade, es solo que lo encuentro demasiado oscuro, demasiado frío y demasiado infinito. Nunca pensé que esperaría con tantas ansias una estación como la primavera, una estación como cualquier otra.
Caminé con más lentitud, mirando con detención los lirios morado claro que crecían a las orillas del lago color gris, reflejando las nubes que cubrían el cielo en su totalidad. ¿Acaso la primavera se estaba adelantando?
Fruncí el ceño sin ninguna razón específica, quizás a raíz de mi pregunta sin sentido.
El parque del Lago quedaba camino al instituto. Era un lago algo pequeño, mejor dicho, era como un gran charco de agua que quedó pruducto de algún temporal de lluvia que ya nadie recordaba. Desde principios de enero hasta la quincena de febrero aproximadamente, se congelaba parte de este, y cuando habían temperaturas realmente bajas, los guardias del lugar dejaban a las personas patinar en aquel utópico lugar.
Era realmente hermoso ver aquel panorama de personas danzando sobre un lago solidificado, mientras los copos de nieve que caían alrededor le daban un aspecto algo más fantasioso. Las caídas de los niños y la perseverancia en ponerse de pie, los giros de los más expertos, y las risas de las parejas que se apoyaban mutuamente para no tropezar con el hielo.
Se podría decir que en invierno era cuando el parque más en vida rebozaba. Algo irónico pero cierto.
Con una sonrisa desvío mi mirada. Saco el celular de mi bolsillo para ver qué hora era, y al mismo tiempo calcular a cuánto estaría de distancia de mi lugar de estudios.
A medida que me voy acercando al recinto, el ambiente se va llenando cada vez más de jóvenes con mochilas o bolsos, algunos otros con portafolios en sus manos. Con gestos preocupados, riendo de alguna anécdota pasada, estudiando para algún exámen, simpemente en silencio o en compañía de amigos. Chicas, chicos, parejas, grupos enteros de colegiales.
Miro por última vez los lirios del lago y otra vez me pregunto,
¿Se estará adelantando la primavera?
Con ese último pensamiento, finalmente termino por pasar bajo el umbral de la reja que me da la bienvenida al instituto. El jardín delantero, antes de la entrada principal del edificio, tiene como siempre una presencia muy concurrida y ruidosa. Los árboles a la orilla del camino de piedras posan también flores. Margaritas, lirios, tréboles; hasta los mismos estudiantes parecen estar floreciendo hoy.
Todo huele a primavera en pleno invierno. Puedo sentir una calidez en mis brazos y un viento repentino que levanta algunas hojas y pétalos.
-¡Ellinor! -un joven de alborotado pelo rubio se aproxima hasta mí; lleva dos cafés, uno en cada mano.
Se queda al lado mío, viéndome y tendiendo uno de los vasos hacia mi mano. No con poco gusto lo recibo, sintiendo al instante algo de su calor transimitiéndose en mis guantes, y de ahí viajan con una lentitud agradable a través de mis dedos.
Él me sonríe, con esa sonrisa que se ve aún más brillante con la nieve y el frío. Con esos ojos celestes que apenas se notan, ya que los empequeñece cuando sonríe de verdad. Mathias también pareciera que está floreciendo, brillando a cada segundo que estamos más cerca de la primavera, siempre un poco más.
Termina por conectar completamente sus ojos con los míos. Ya no solo mis manos están entibiándose, sino también mis mejillas, mis labios, mi rostro entero, tomando un aspecto rosáceo.
La respiración se acelera, con eso los latidos y mi corazón parece que va abriendo sus pétalos. Y nuevamente me pregunto,
¿Se estará adelantando la primavera?
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Primavera [DenNor] [Dinamarca x Nyo!Noruega] [Hetalia - Nyotalia]
FanfictionPor alguna razón, Ellinor piensa que el cambio climático se está haciendo ver en Noruega; las estaciones del año, en su mayoría, se iban mezclando, adelantando y confundiendo. Se daba cuenta al no sentir el frío habitual a finales de invierno, a...