Me desperté al escuchar como la puerta de mi habitación de abría lentamente, pero ni con eso abrí los ojos, estaba demasiado cómoda durmiendo hasta que quien sea que esté en mi puerta me ha despertado. De repente un pesado cuerpo se tiró encima de mí gritándome al oído la estúpida canción de cumpleaños feliz. Solté un gruñido como respuesta mientras mi mejor amiga seguía cantando.
-¡Te deseamos todoooos, cumpleaños feeeliz!- terminó con un tono exageradamente alto mientras aplaudía y me daba besos en la mejilla.
-¡Quítate de encima si no quieres que muera aplastada! - contesté con mi notablemente buen humor mañanero.
-¿Es que ni el día de tu cumpleaños vas a quitar esa cara de amargada Madison?- me contestó ella mientras se echaba a un lado de la cama.
- ¿Es que ni el día de mi cumpleaños me vas a dejar dormir en paz Samantha? - contesté haciendo incapié en la última palabra sabiendo lo mucho que mi amiga odiaba que la llamara por su nombre completo. Sam y yo eramos amigas desde el instituto y me conocía perfectamanete y sabía lo mucho que odiaba que me despertasen, y más cuando todavía era verano y no teníamos que ir a la universidad. Pero aún asi en este año que llevábamos viviendo juntas lo hacía cada vez que podía solo para molestarme, al igual que yo le escondía sus caras cremas por toda la casa cuando me enfadaba con ella.
- Eres un auténtico coñazo Madison, como me vuelvas a llamar por mi nombre completo tiro tus nuevos guantes de boxeo por la ventana - me levanté rápidamente de la cama.
- ¿Has dicho nuevos guantes de boxeo? - dije con una gran sonrisa apareciendo en mi cara y me levanté de un brinco de la cama.
- No te mereces nada lo buena amiga que soy - respondió ella mirándose desinteresadamente las uñas sin responderme. Salí corriendo de mi habitación por el pasillo y bajé las escaleras intentando no tropezar imaginando que los había dejado en algún lugar del apartamento
- ¡Están encima de la mesa del comedor! - escuché como gritaba Sam todavía en mi habitación. Vi la gran caja envuelta en un horrible color rosa chicle encima de la mesa, omití una cara de asco debido al color del envoltorio al saber lo que encontraba en su interior. Desenvolví la caja y saqué con cuidado los preciosos guantes rojos que se encontraban en su interior. Vi como Sam se reía a mi lado al ver la sonrisa de idiota que había puesto.
-Te quiero mucho, gracias gracias gracias, me encantan - le dije mientras me giraba y le daba un gran abrazo. Llevaba algo mas de tres años practicando boxeo y se había vuelto una pasión para mí, me había ayudado a tener más confianza en mi misma, y, para que mentir me encantaba eso de dar puñetazos
- Sabía que te iban a gustar, ¿soy o no soy la mejor haciendo regalos? - respondió ella egocéntricamente, a lo que yo rodé los ojos y seguí observando los guantes.
- Bueno, es hora de que te arregles, Ethan pasará a por ti en una hora - dijo cogiéndome los guantes y volviendo a meterlos en la caja.
- ¿Qué? - pregunté yo confundida, estaba segura de que me había dicho que hoy no iba a poder quedar.
- Mierda, se supone que era una sorpresa, bueno tu hazte la sorprendida cuando aparezca en la puerta ¿vale? - dijo sonriéndome con inocencia, negué con la cabeza mientras me reía
- Vaya desastre estas hecha - dije mientras me daba la vuelta y me dirigía a mi habitación.
Me duche y vestí rápidamente y cuando estuve lista fui al sofá a esperar a que mi novio "me sorprendiera". Al cabo de un rato oí el telefonillo y fui a contestar
- ¿Si? - pregunté.
- Madison soy Ethan, baja que te tengo una sorpresa - dijo él a través del aparato
- ¿Ethan? - pregunté haciéndome la sorprendida - ¿Qué haces tú aquí? - seguí con mi interpretación.
-Venga baja que tengo el coche en doble fila - dijo el metiéndome prisa
- Vale, vale, ya bajo - le contesté aguantándome una risa.
- ¡Sam, me voy! - grité para que ella me escuchara desde donde estuviese.
- Vale ¡pasarlo bien! - respondió ella desde lo que creo que era su habitación en el segundo piso.
Salí del portal y en frente estaba él, Ethan, apoyado sobre su Audi blanco. Llevábamos seis meses saliendo, nos conocimos hace algo más de un año en lo que era mi primer año de universidad, estaba perdida en aquel lugar gigantesco y él se ofreció a ayudarme a encontrar mi edificio ya que era su segundo año allí. Desde el momento en que le ví me fijé en él, aunque cómo no hacerlo, Ethan era uno de esos chicos que tenían confianza en si mismos y que junto con su aspecto de chico malo más su gran atractivo allí donde iba llamaba la atención de todas las chicas. A partir de ese día empezamos a hablar cada vez más hasta llegar al punto en el que nos encontrábamos ahora. Había sido un gran apoyo para mí, y cada momento que pasaba con él era mejor que el anterior. Era un gran chico y era muy afortunada de estar con él
Fui hasta él con una sonrisa, abrió sus brazos y me metí entre ellos mientras él me apretaba contra su pecho.
- Muchísimas felicidades Madison - me separó de él y me dio un beso en los labios. - ¿Qué se siente al ser un año más vieja pero a la vez seguir siendo una enana? - preguntó mientras se reía haciéndo referencia a que era más pequeña que él, tanto en edad como en altura.
- Muchas gracias - le respondí con una gran sonrisa - y ja ja ja, eres muy gracioso ¿sabes?, no es mi culpa que tu seas un gigante, soy mucho mas alta que las chicas de mi edad asi que cállate - le dije mientras le empujaba suavemente. El sonrió y me atrajo de nuevo hacia él sosteniéndome por la cintura.
- Si, si, lo que tu digas bebé - siguió burlándose de mí y soltó una risa al ver como bufaba y rodaba los ojos. - Está bien, ya paro - terminó de reirse mientras seguiamos en la misma posición. Me acordé de la duda que tenía desde que Sam me había dicho que venía a recogerme asi que le pregunté.
- Por cierto ¿se puede saber qué estás haciendo aquí cuando se supone que deberías estar cuidando a Zoe? - le pregunté cruzándome de brazos. Zoe era su hermana pequeña y según tenía entendido hoy le tocaba cuidar de ella.
- Mi madre se cogió el día libre para seguir con los preparativos de la boda y me dijo que tenía vía libre para venir a felicitarte - me contestó con una gran sonrisa, había conocido a su hermana y a su madre hacía dos meses, aunque le dije que llevábamos muy poco tiempo saliendo como para que me presentase a su familia él insistió en que quería que las conociera, y la verdad es que me había encantado. Su madre era la mujer más amable y dulce que había conocido, y su hermana era una preciosa niña de 5 años a la que no podías decir que no cuando te miraba con sus grandes y brillantes ojos verdes. Se portaron muy bien conmigo y desde ese día había ido varias veces a su casa a saludarlas ya que me llevaba muy bien con ellas. El padre de Ethan murió justo cuando Zoe nació en un accidente de coche y por lo que él me había contado todos lo pasaron muy mal, pero especialmente la que más sufrió fue su madre, así que estaba muy feliz de que hubiese podido superarlo y rehacer su vida con otro hombre que las quería con locura a ella y a Zoe.
- Oh, es verdad, ¿que tal lleva tu madre el tema de la boda? - pregunté curiosamente, recordando que hace poco me había contado que su madre iba a casarse con ese hombre con el que tan felizmente estaba ahora.
- Lo lleva bien, algo estresada, como todo el mundo en estos casos supongo - dijo encongiendose de hombros. - La verdad es que tengo que contarte más cosas sobre el tema, pero mejor otro día, hoy es tu cumpleaños y vamos a celebrarlo como se merece. Te invito a desayunar, vamos sube al coche - dijo mientras me habría la puerta del copiloto.
- Está bien, pero que sepas que no se me olvida y quiero que me lo cuentes cuanto antes - respondí señalándole con el dedo mientras me montaba en el asiento del copiloto. Él se rió con mi gesto y subió también al coche. Arrancó y pusimos rumbo a mi cafetería favorita, que solo estaba a unos diez minutos de mi casa.
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Storm - Luke Hemmings
FanfictionTormenta: tempestad de corta duración y especialmente violenta.