Día 8

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       Querido Diario:

       Hoy en la mañana intenté hablar con Minho y confesarle todo. No pude, soy un patético cobarde que no es capaz ni de controlar lo que dice.
        Después de desayunar, fui a encontrarlo cerca de la construcción de cabañas, por cierto, edificaron una para mí; es una casa pequeña de una sola habitación, es bastante firme, me recuerda a la Finca de el Área. Mis amigos insistieron en que yo necesitaba una de manera urgente, para que en uno de mis "arrebatos" no me escapara del bosque. Aún así, ahora estoy apoyado en un árbol, no me acostumbro a la cabaña.
      Me sirve mucho escribir, no me saco de encima todo el peso, sin embargo, ayuda mucho a aliviar la carga. Te contaré lo que pasó, cuando vi que Minho estaba solo, le hablé, no quise interrumpirlo en alguna conversación importante con Jessica.
      - Hey, Minho.
      - Thomas- ver que sonreía me hizo subir un poco los ánimos-. ¿Cómo andas? ¿Te sientes mejor?
      - Sí, estoy mejor... Hay algo que tienes que saber.
      - Eso ya lo sabía, así que ve directo al grano.
      - Antes, quiero que me escuches, yo entenderé si me odias pero créeme que no tuve otra opción, de haberla tenido habría hecho lo que sea para mantenerlo con vida.
      - No me gusta a dónde está yendo esto- a medida que hablábamos nos íbamos alejando de la multitud, la sonrisa de Minho iba decayendo y yo ya estaba perdiendo mis últimas esperanzas.
      - Todo el asunto es complicado- mis malditos nervios estaban volviendo con temblores-. Minho... no quiero que me detestes después de esto y... que dejes de ser mi amigo.
      - ¿Shank, por qué haría algo así? No somos un matrimonio para divorciarnos, eres mi hermano, Thomas. Así que mejor habla de una vez, que mi paciencia tiene un límite.
      - Es sobre... Newt- mi respiración aceleraba, traté de dominar mi ansiedad arrugando una esquina de mi camiseta.
      - Tranqui, larcho, mira quién anda ahí, así matamos dos pájaros de un tiro- y su expresión no pudo ser menos adecuada, le hizo señas a la hermana de Newt para que se acercara, la chica vino corriendo.
       - ¿Qué pasa, Minho?- voz dulce, con el mismo acento de Newt. No pude seguir hablando.
      - Este es Thomas, ahora podemos hablar.
      - Ya sabía quién era, todos te conocen por aquí, Thomas- la misma sonrisa ladeada con un deje de sarcasmo, se parece demasiado a Newt.
       - ¡Que cara traes, larcho! Parece que hubieras visto un fantasma- me dijo Minho, hizo que volviera a la realidad.
       - La hermana de un fantasma, ¿eh?- dijo la chica en tono quedo.
       - No lo sabemos todavía- supe a que se refería Minho, mi corazón se aceleró-. Habla tú primero, cuéntanos algo que recuerdes de Newt.
      - No lo llames así, por favor, ese no es su nombre. "Newt" es sólo un jodido apodo que le puso CRUEL.
      - Así es cómo lo recordamos, lo siento- de alguna forma, logré hablar.
      - Bueno, les cuento- la chica se veía ansiosa por hablar-. Mi hermano era mayor que yo por dos años, eramos muy unidos antes de que nos enviaran al laberinto. A él lo enviaron primero, fue cuando nos dimos cuenta de que algo andaba mal, CRUEL nos había engañado, ellos no nos cuidaban sólo querían utilizarnos. Recuerdo haberte visto a ti, Minho, en el primer grupo con mi hermano, cuando los estaban preparando. Yo llegué de novata cinco meses después al grupo de las astillas.
      - Vaya, es mucho para asimilar- no pude estar más de acuerdo con Minho.
      - Sí, y verlo dentro de tu cabeza es mucho más confuso- la chica suspiro, se amarro el cabello en una coleta y siguió hablando-. También te recuerdo a ti, Thomas. Pero no te culpo, CRUEL nos engañó a todos por igual, y sé que mi hermano tampoco te culparía. Bueno, deben estar preguntándose por qué yo soy inmune y Newt no, aunque tenemos la misma sangre, ¿no?
      - Así es, mala suerte, supongo.
      - Un poco - el rostro de la chica se volvió triste, no logró disimular sus sentimientos-. Tenemos... digo, teníamos la misma madre, pero diferente padre. Pero no nos deprimamos pensando en algo que ya ocurrió, ehm, escuché por ahí que mi hermano era rengo, ¿saben qué le pasó? No recuerdo que lo fuera.
       - Sí, pero antes de eso, había algo que Thomas me iba a decir sobre Newt, por eso te he llamado- le dijo Minho, mi estomago se revolvió de forma repentina, tuve que esforzarme por no vomitar el desayuno-. Habla, Thomas.
      - ¿Minho, recuerdas... lo qué te pedí?
      - Claro, una petición muy extraña, shank.
      - Bueno - mi voz no salía, no pude confesar frente a los ojos de esa niña, decir estas malditas cuatro palabras se me hizo imposible: "Yo maté a Newt". Escribirlo también me ha costado.
       - ¿Y?
       - Yo... Minho...
       - Hey, shank, vamos. Tienes que hablar.
       - No... yo... no puedo...
       - Shuck, si no te sientes bien ahora, puedes decirnos mas tarde, shank- creo que eso fue lo que dijo, estuve en estado de shock, no recuerdo demasiado-. Thomas, tienes que calmarte, hermano.
       - No llores, Thomas, a mi hermano no le gustaría verte así, él querría que no te culparas...
       - ¡Él no puede verme! ¡No está aquí por mi culpa! ¡Aléjense de mí! ¡No quiero hacerles daño como a los demás!
       - ¿De qué plopus estás hablando, Thomas? Ya todo acabó, CRUEL no está, no puedes hacernos daño- Minho intentó consolarme.
       - No, Minho- estaba llorando con fuerzas, perdí el control total-. ¡Soy un monstruo! Yo ma... lo siento tanto, nunca quise hacerles daño, nunca quise enviarlos a ese condenado laberinto.
       - Thomas - mirar los ojos de esa chica dolía, casi vi el rostro de Newt en ella, sus gritos regresaron a mi cabeza-. Respira, tienes que relajarte. No eres un monstruo, sólo eres un chico que hizo todo lo que tenía a su alcance para sobrevivir un día más, al igual que todos los que estamos aquí.
       - Newt estaría orgulloso de ti- logré decir eso, los ojos de la chica se humedecieron y forzó una sonrisa.
       - Gracias.
       - No tienes nada que agradecerme, nada.
       - ¿Ya estás mejor, hermano? Estabas punto de decir...
       - ¡No! No, no, no... quiero decir, no, aún no estoy listo. Lo siento mucho.
       Comencé a sentirme mal, los mareos me abrumaron y por poco me desmayo, tuve que apoyarme de un árbol. No volví a hablar, Minho y la chica se quedaron conmigo, esperando. Pero toda espera tiene su límite.
                                                Thomas.

Lo que pasó despuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora