Capítulo dieciocho

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La noche se fue muy rápido y me despierto de repente porque mi mente está como programada para hacerme despertar todos los días, a la misma hora. Sin necesidad de alarma, sin nada.

Ojos oscuros sigue durmiendo y me alegra que esté ahí y que me haya escuchado... Luce diferente al dormir, luce relajado.

Inevitablemente beso su frente y lo abrigo un poco más con las sábanas; es una mañana silenciosa y fría y pienso que es una lástima tener que ir a trabajar cuando podría quedarme y soñar disfrutando del gélido ambiente.

Duro un par de minutos en la ducha en donde el agua extremadamente fría me hace despertar mucho más, casi energizándome; cuando termino me coloco frente al espejo en donde trato de desenredar mi cabello.

Es muy frustrante y sólo logro concentrarme en la gran cantidad que se está saliendo. No entiendo qué pasa. El cráneo empieza a dolerme con cada halón rápido y agresivo que ejecuto sobre mi cabello negro y de raíces claras, pero ya no puedo más y retiro el peine apoyándolo agresivamente sobre el lavamanos.

Mis ojos arden al punto de cristalizarse. Y los miro enrojecidos a través del espejo antes de darme cuenta de que ojos oscuros está en la puerta. Siento como me recorre un poco de vergüenza porque él, segura y probablemente me ha visto rabiar por aquella estúpidez.

—Lamento haberte despertado —digo y sonrío para él, aunque la rabia siga ahí en mis ojos.

—No lo hizo.

Ojos oscuros camina hacia mi y llega lo suficientemente cerca como para ponerse detrás de mi y colocar sus manos sobre mi hombro; como pidiéndome en un grito silencioso, que me calme.

Toco sus manos por un instante pero luego las quito de allí y sonrío nuevamente al colocarlas alrededor de mi cintura; ojos oscuros se pone un poco nervioso, puedo percibirlo, pero yo sé que quería hacerlo y no se atrevió. Su cabeza se apoya en y sobre mi hombro casi al instante. Es bueno saber que me respeta y que no me toca al menos que yo lo quiera, pero, a veces me gustaría que él supiera en qué momento necesito de verdad su cercanía y que se
atreva sin yo pedírsela.

Disfruto de lo que me parece ser, un tierno momento. Y nos miro en el espejo, él sigue rodeándome con sus brazos pero su mirada está baja y me doy cuenta de que trata de evitar su propio reflejo en el espejo. Es de las pocas personas a las que no le gusta éste objeto.

No lo entiendo, pero el hecho de que no lo entienda no significa que deba de rechazarle, por eso, ignoro que no quiera verse a sí mismo —aunque debería de hacerlo todos los días para que nunca olvide lo perfecto que es— y me concentro más bien en la forma en la que encajamos perfectamente.

Me fijo tontamente en la línea recta que divide perfectamente su cabello —tan negro como sus ojos— en dos mitades iguales y me gusta. Me encanta. Él inhala y exhala lentamente sobre mi cuello como dejando que mi aroma acaricie sus fosas nasales y no me molesta en lo absoluto.

Es un momento pequeño que no me importaría repetir todos y cada día, junto a él, mi tétrico ángel.

—Gracias por no irte —digo refiriéndome a que no se levantó a las seis para verse con Amanda, su supuesta amiga.

—Usted es mi reina —dice y siento como mi cuerpo flaquea ante la intensidad de sus palabras—, siempre haré lo que diga.

Cierro los ojos tratando de calmar mi corazón que salta de alegría al escuchar esas palabras. Me aparto de él y me pongo a su frente para luego enmarcar su rostro en mis manos, al mismo tiempo en que acaricio su mejilla con el dedo pulgar.

—Tú eres mi rey —digo sin dejar de mirar sus ojos negros y brillantes—, nunca dudes en que te amo y que eres lo mejor que me ha pasado.

El asiente levemente; acaricio su cabello, beso su mejilla y junto mi cuerpo con el de él en un fuerte abrazo.

—La amo señorita —dice y sé que es verdad, que me ama y que haría lo que fuera por mi.

Porque yo lo amo, y haría lo que fuera por él.

Hola. Espero que les vaye gustando lo que escribo porque lo hago con amor y dedicación. Si tienes una crítica u opinión, no olvides dejarla abajo, en los comentarios. Gracias por tomarte unos minutos y leer esto que escribo.


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