Me apoyo sobre ambas cunas y dejo escapar una sonrisa dulce mirando a mis dos pequeños. No puedo llegar a creer que ya estén conmigo. Y son tan diferentes el uno del otro. Nicole es la que se parece más físicamente a su padre, con su piel morena y sus ojos oscuros. Anthony salió a mi, tan blanco como yo y su pelo castaño y liso.
Un bostezo se me escapa mientras sigo sumida en estos pensamientos. No he dormido nada en toda la noche. Mis bebes sufren unos malditos cólicos que hacen de mis noches una pesadilla, pero más aún las de ellos. Su padre a probado con todos los remedios y pociones que guardamos en el armario del sótano, pero parece que solo les alivia el estar cerca de nosotros.
Cierro la puerta de su habitación y camino hasta la biblioteca. Izan llegará pronto del Ministerio, ya tengo todo listo para la cena. Me siento sobre el cómodo sofá de la habitación y miro a través de la ventana. Aún faltan un par de horas para que anochezca. Con un suspiro, busco en el bolsillo de mi bata y saco un pequeño bote que he podido conseguir esta misma mañana en el callejón Knockturn por unos pocos galeones.
Aún no sé si esto dará resultado o no, pero necesito mantenerme cerca de mis niños, no puedo marcharme estando ellos aquí. No puedo dejar tampoco que Izan descubra mi secreto, me odiaría por siempre y me separaría de Nicole y Anthony. No puedo creerme que después de un año de casados, no se haya dado cuenta de nada. Tengo suerte de que él nunca esté en casa por su trabajo, y de que mis idas y venidas a "casa de mis padres" una vez al mes, no resulten tan sospechosas para él. Me costó un poco convencerlo durante estos nueve meses, pero no podía quedarme allí.
Pero ahora tenía esa maldita poción y todo iría bien, me quedaría junto a los niños, y junto a mi marido. Dejo el frasco sobre la mesita auxiliar que se encuentra cerca de mi, y cierro los ojos por un momento, sumida en estos pensamientos. Pero de repente, todo se vuelve negro...
...
...
...
¿Qué es esto? ¿Qué me está pasando? ¿Por qué noto como cada hueso de mi piel se rompe y el dolor es insoportable? ¿No llegué a tomarme la poción? Y entonces, abro los ojos. No, no lo hice.
La veo ahí, sobre la mesa, y alargo la mano para llegar hasta ella. Alargo la mano pero esta, ya se está transformando en ese preciso momento. No, no puede ser. Y de un momento a otro, vuelvo a perder la consciencia.
Todos mis sentidos se han agudizado. Huelo un aroma que llama mi atención y que crea un hueco en mi estómago difícil de llenar. Miro a mi alrededor y no reconozco nada de lo que allí se encuentra. Hay una puerta, abierta, por donde llega el olor, unido de unos llantos que parecen querer destrozarme los tímpanos.
Camino despacio, atravesando un largo pasillo y puedo ver al final de él una puerta entreabierta. Ahí, justo ahí es donde se encuentra el causante de ese olor y esos llantos.
Con mi hocico, empujo la puerta lentamente, haciendo que esta suelte un sonido estridente que hace que la figura que se encuentra frente a mi, se gire lentamente, soltando al segundo un grito escalofriante.
Es un hombre, un hombre que sostiene sobre sus brazos dos bultos que no paran de gritar y llorar. Y entonces siento un deseo incontrolable de hacerme con esos dos pequeños bultos. Por alguna extraña razón, tienen algo que me pertenece, ellos son parte de mi y ese hombre los está intentando alejar de mi lado.
Suelto un gruñido y rápidamente me abalanzo sobre una de aquellas cosas que sostiene el hombre, abriendo mi boca y atrapando una parte de él con mis dientes. El hombre grita, el bulto grita más fuerte, el otro aún más. No entiendo nada ¿Qué quiere hacer con ellos? ¿Por qué me los quiere quitar?
Aprieto con más fuerza, y es justo entonces cuando noto ese sabor, ese sabor inconfundible para mi de la sangre humana. Me separo un momento, gruñendo aún ¿Qué estoy haciendo? No entiendo nada. Alcanzo a ver como el hombre deja a uno de los bebes sobre la cuna y busca algo sobre una mesa. Es una varita. Me apunta y grita:
-LUMOS LUNAE.
Una luz cegadora aparece sobre la punta de la varita y hace que todo mi cuerpo comience a temblar, tengo que salir de allí lo antes posible. Vuelvo sobre mis pasos y camino a ciegas por una casa que no conozco, y por fin encuentro una puerta, la cual me llevo por delante y consigo salir a un jardín, a lo lejos puedo ver un bosque que reconozco al instante.
Me pierdo en él, me quedo bajo un árbol, agazapada y pensando en todo lo que acaba de ocurrir.
...
...
...
El frío de Enero me hiela la piel, ¿Dónde estoy? Consigo abrir los ojos muy lentamente y reconozco al instante el bosque que se encuentra detrás de mi casa. Entonces, a mi cabeza llegan miles de recuerdos de la noche pasada. Me llevo una mano a la boca, ahogando un grito y me levanto con prisa, dándome cuenta al instante, de que estoy totalmente desnuda.
Corro lo más rápido que puedo hacia mi casa y entro por la puerta que aún se mantiene rota de la entrada trasera. Subo muy despacio las escaleras y puedo escuchar el yanto inconfundible de Anthony. Mis pasos se vuelven más rápido y llego a su habitación. Lo cojo entre mis brazos y lo pego a mi pecho, calmando su lloro, mientras por mis ojos comienzan a caer lagrimas que duelen en mis ojos, lágrimas producidas al ver una pequeña mantita sobre el suelo manchada de sangre.
"Sobrevivirá, es una bruja fuerte" Me digo a mi misma, intentando consolarme y apretando con fuerza al pequeño contra mi.
Entonces, sobre la cómoda de los niños, descubro una nota. Me acerco lentamente a ella y la cojo con una mano, sin soltar a Anthony.
"Probablemente mi madre ya esté ahí, o esté a minutos de llegar, no hagas tonterías.
Seré breve, no quiero volver a verte. Apártate de mis hijos, no quiero que estén cerca de un animal.
Toda tu ropa y tus cosas están sobre la cama, en una maleta.
Espero que Nicole salga de esta, por que si no, yo mismo te daré caza.
Izan"
Siento como si una daga hubiera atravesado mi corazón, no puedo creerme lo que está pasando. Esto no puede ser real ¿Cómo se ha dado cuenta? Y entonces recuerdo la biblioteca, donde quedó mi ropa y esa maldita poción.
No tengo tiempo para nada, no puedo dejar de llorar y parece que Anthony ya sabe lo que está pasando por mi cabeza, voy a separarlo de su hermana. Soy un monstruo, pero ya he perdido a mi pequeña, no puedo arriesgarme a perderlo a él también.
Su bolsa de viaje está sobre una silla, y sin soltarlo, lo lleno de todo lo necesario. Lo dejo un momento en su cuna y me dirijo a mi habitación para ponerme ropa limpia a toda prisa. Cojo la maleta de la que hablaba Izan. Me cuelgo la de Anthony sobre el hombro, y lo vuelvo a coger entre mis brazos, saliendo por fin de esa casa, sin que nadie pueda detener que mi lleve al bebé. Y me paro un segundo a contemplar mi casa.
Mi casa.
-Nicole, algún día volveré a por ti, conocerás a tu hermano, y te enseñaré todo lo que tienes que saber.
Susurre, mientras Anthony y yo no dejábamos de llorar, estábamos perdidos, pero era aun peor lo que acabábamos de perder. Lo que nos complementaba a ambos. La historia de los dos, sería la historia de solo uno.
Sobrevivirá, es una bruja fuerte. Será una licántropa fuerte.
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Sasha Boswell*
FantasyAquí comienza la historia de Nicole, este es el comienzo de lo que es a día de hoy.