Capítulo 1: "Vuelta a casa."

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Es increíble, son las 3:30 a. M y aún no logro conciliar sueño.

En dos o tres horas llegará el avión a Lima, en toda la noche no he podido descansar nada, quizá sea la ansiedad.

Pero bueno, después de todo al fin cumpliré mi sueño, el anhelo de más de siete largos años: Voy a regresar a casa.

Es lunes y está lloviendo, justo como ese día, tal vez por eso me parece tan irónico y se me hace más difícil poder imaginar mi regreso.

Definitivamente han sido 7 años muy duros, pero fueron años que me sirvieron de mucho.
Hoy por fin siento que he podido conseguir lo que quiero, se han ido los fantasmas de antes.

Es verdad que escapé como un cobarde, huyendo de la policía, como si yo fuera el culpable de un acto tan vil, corrí como una maldita rata de alcantarilla, pero ahora estoy regresando, para poder dar la cara y asumir ese error, un error que después de todo no fue tan mío, volveré y me presentaré frente a mis padres, tendré que contarles lo que en verdad pasó ese día lleno de...

Supongo que en ese momento mis 19 años me jugaron una mala pasada y por eso tuve que vivir con la culpa.

Cuando tienes 18, 19 o 20 años, te crees fuerte, estás muy confiado, piensas que todos son buenos y que te comerás al mundo sin ayuda. Ahora ya no, me considero verdaderamente un hombre, ya tengo 26 y por fin puedo decir que estoy orgulloso de mí.

Regresar a casa, ver a mi madre, ver a mi padre, pedirles perdón y decirles lo mucho que los necesité en esos momentos de soledad, de tristeza y de meditación, esos momentos de frustración bajo la luna. Tengo que aceptar que me sentía libre, pero las noches fueron de soledad.

Me emociona ver a mis padres, a las personas que me dieron la vida, aunque debo admitir que más quiero ver al cobarde de Cristofer y decirle en su cara todo lo que debí decirle hace muchos años. Sinceramente no me importa verlo físicamente, ya que debe estar igual que yo, pues somos hermanos gemelos, ¿No? Jaja, solo tengo ganas de matarlo a golpes y ver que tan hombre se imagina.

Aún hay cosas que no sé.
¿Cómo llegar a casa con esta reputación?
No sé si tendré el valor de decirle a los ojos a mi padre lo mucho que lo necesité, no sé si lloraré o no cuando vea a mi madre, no sé qué tan fuerte pueda golpear a Cristofer, menos sé lo que pueda pasar.

Pero, ¿Saben qué sí sé?
Sé que ahora sí, ahora sí confío en mí, sé que en estos años he madurado y me siento una mejor persona, alguien más capaz.

Si tan solo, si tan solo no hubiera sido tan Lauren y hubiera tenido el valor, tal vez no hubiera sufrido tanto estos años. Este “síndrome de Lauren” me consume, me consume la cobardía, la falta de valor, mis estúpidas inseguridades, mis complejos y mis miedos.

Cuando vuelva, lo primero que haré es ir a casa, me emociona saber como estará pintada, me emociona ver como estarán papá y mamá, ¡Oh!, en realidad hay muchas cosas que me emocionan. Luego viene la parte mala, también veré a Cristofer, a mi querido hermanito.


- Joven...

Una voz femenina, muy sensual y suave por cierto, interrumpió mis pensamientos.

- ¿Sí? ¿Qué pasa señorita?... - antes de que pudiera terminar mi oración, la chica me interrumpió.
- Estefany, me llamo Estefany.

Cuando ella dijo su nombre, giré y la miré a los ojos, ella era muy... Muy atractiva físicamente.

- Mucho gusto... - se me escapó una sonrisa - Yo me llamo Lauren - tartamudeé como un completo tarado.
- Jóven, tiene usted un nombre muy bonito.
- Gracias, dime por mi nombre, me siento raro cuando escucho “joven”.
- Lo siento, Lauren... Pues estoy aquí para ofrecerle...

Una voz fuerte y totalmente grave interrumpió la voz de Estefany.

- ¿Qué pasa Estefany? ¿Por qué demoras tanto al ofrecer una simple bebida?

Creo que el... Señor no habló tan bajo con pensó.

- Lo siento Agusto... - dijo nerviosa Estefany - Lo que sucede es que...
- Es que, este cliente - me señalé - es un poco especial con respecto a bebidas, no es culpa de la señorita - tuve que interrumpirla porque sabía que si ella decía la verdad, ese orangután al que seguramente tenía por jefe se pondría a gritonearla.
- Bueno... - Agusto comenzó a hablar sin inmutarse - Pues si no es mucha molestia, apresúrese... ¡Por favor!

Realmente el servicio de esta aerolínea es un asco, excluyendo a Estefany por supuesto.

- Está bien - dije frío.

Agusto se marchó sin decir más y comenzó a atender a otros clientes que estaban en los asientos de adelante, ya que todos los que nos sentamos atrás, lo hicimos exclusivamente para poder descansar.

- Estefany, dame la bebida que quieras.
- Lauren, muchas gracias, me salvaste.
- No te preocupes... - volví a sonreír y creo que se me estaba haciendo una costumbre - Ese idiota no tenía derecho a gritarle a alguien tan generosa y buena como tú, que solo quisiste ser amable con...
- Estefany, ¿¡Ya!? - la voz de Agusto opacó por completo la mía.
- Será mejor que te vayas Estefany...

Justo mi dormilón compañero de asiento despertó de su siesta y volvió a llamar a Estefany.

Yo me concentré de nuevo en mis pensamientos pero seguía sonriendole a Estefany y cada segundo me sentía más cómodo, de hecho, ¿A quién se le hace difícil sonreírle a una chica tan hermosa?

Saqué mi teléfono y miré la hora.
¡Genial!
4:18 de la madrugada.
¿Ahora?
¿Escribo algo?, estoy un poco inspirado y no escribo hace mucho.

Voy a buscar el legendario cuadernillo que me acompañó todo este tiempo. En verdad que lo abandoné mucho, no escribo ni leo un poema hace más de un año.

Comencé a rebuscar en mi maleta y saqué mi libreta, seguía tan genial como la recordaba, por un momento volví a enamorarme de mis versos y leí uno que decía: “LA MEJOR SONRISA ES LA QUE POCOS ENTIENDEN”.

Recuerdo perfectamente que lo escribí en mi época de amante a la lectura, esa época que mirando la luna, completamente hipnotizado por su belleza, comenzaba a escribir sentado en la escalera de mí apartamento.

Es muy raro que lo recuerde, mayormente uno suele olvidar los malos momentos, eso significa que quizá no fue tan malo, siendo sincero, considero que fue una etapa interesante y productiva de mis cortos 26 años.

“SONRÍELE AL MUNDO, PARA QUE ESTE TE SONRÍA A TI”.

Con este verso como último pensamiento, mis ojos oscuros y fríos, como la noche, por fin pudieron encontrar paz y finalmente se cerraron, se cerraron en un sueño que hubiera deseado fuera eterno.

Con este verso como último pensamiento, mis ojos oscuros y fríos, como la noche, por fin pudieron encontrar paz y finalmente se cerraron, se cerraron en un sueño que hubiera deseado fuera eterno

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