Pequeño Gran Mundo De Aventura

*Capítulo 1: La Noche del Monstruo*

La habitación de los niños estaba envuelta en una atmósfera de calma y tranquilidad. El padre se sentó en una silla frente a ellos, con una sonrisa en el rostro.

—Muy bien, hijos, es hora de ir a dormir —dijo.

—¡Hay! Pero, papá, no tenemos sueño —protestaron los niños al unísono.

—Deben dormir bien si quieren ir mañana acampar con los abuelos —replicó el padre.

—Está bien, pero cuéntanos un cuento antes de dormir —pidieron los niños.

El padre sonrió y comenzó a hablar.

—Bien, les contaré la historia de 4 niños aventureros que vivían en un orfanato.

—¿Ellos salían para tener aventuras por el mundo? —preguntó uno de los niños.

—Así lo creían —respondió el padre con una sonrisa—, pero siempre estuvieron recorriendo todo el orfanato.

—¡Entonces el orfanato era su mundo! —exclamó otro de los niños.

—Sí, así es —confirmó el padre—. Era un lugar pequeño, pero para ellos era gigantesco, un mundo en el que jamás olvidarían, un mundo que les mostró que sus sueños y fantasías podían hacerse realidad. Entre más aventuras tenían, menos miedos tenían.

—Ese mundo parece divertido —dijo uno de los niños.

—Sí, así es —respondió el padre—. La historia comienza en un pequeño orfanato donde vivían muchos niños ansiosos por ser adoptados y conocer a sus nuevos padres. Pero para algunos, era más importante el lazo de gran amistad que habían hecho al conocerse en ese lugar, principalmente para 4 chiquillos que hacían de sus días una gran aventura. Sin embargo, en la noche todo era diferente. Escuchaban gritos de niños de distintas habitaciones; las noches se convertían en el terror para todo niño del orfanato. Al amanecer, los niños temerosos hablaban de monstruos, fantasmas y horribles criaturas que los seguían y asustaban.

Una noche, Liz, una de los 4 aventureros, salió gritando de su habitación. Sus amigos Sebastián, Ada y Ely fueron con ella para preguntarle qué sucedía.

—Liz, ¿qué pasa? —preguntó Ely.

—¡El monstruo! —gritó Liz—. ¡El monstruo estaba en mi habitación!

—¿Qué vamos a hacer? —preguntó Ada.

—Últimamente han aparecido monstruos en las habitaciones de cada niño, y siempre es en la noche —dijo Ely.

—¿Dónde está ese monstruo? —preguntó Sebastián—. ¡Yo me enfrentaré a él para que ya no moleste a ningún niño!

—Pero es grande y muy aterrador —dijo Liz.

—Yo no le temo a nada, y menos a un monstruo —dijo Sebastián—. Vamos, dime dónde está el monstruo.

—De acuerdo... —dijo Liz—. Está por la ventana.