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En una mesa, en la esquina de todo el comedor, un muchacho se encontraba dándole sorbos a su sopa. No había completado su estadía de una sola semana en la base de Shibuya y los demás miembros de los escuadrones ya lo consideraban una aberración. Su disgusto por aquel individuo era tal, que por más que todas las sillas estén ocupadas, preferían comer en el jardín con todos los bichos voladores a pedirle un sitio para sentarse.

—¿Por qué está sucediendo esto? —le preguntó a su compañero de cuarto, quien dejó su bandeja junto a la suya para tomar asiento. El muchacho se acomodó aquel molesto flequillo plateado y se sentó junto a él—. ¿Por qué todo el mundo le cree a ese degenerado de pacotilla?

—No debiste haberlo molestado cuando te lo advertí —comentó el vampiro, pretendiendo comer lo que la señora le había depositado en su azafate. Una vez que su familiar había finalizado con su merienda, rápidamente intercambiaron de fuentes para aparentar normalidad—. Te dije que Yuu defendía a su familia como le fuese posible.

—¿Y de la manera más baja como para inventar un rumor? Los humanos deben de ser sumamente babosos si creen que he amenazado al retrasado de Yoichi con cortarle su fideo de carne. ¿Quién haría algo tan horrible? ¡Por el amor a Yopi! Para empeorar las cosas, su asquerosa lengua ha soltado otra mentira: me he acostado con la mitad de Corea y mi compañero Killua —Farfulló la kitsune, devorándose la sopa de Mikaela. Él bufo ante las quejas de su familiar, apoyando ambas manos sobre su mentón ante el aburrimiento—. Sé que son hermanos, pero siempre imagine que tú serías el peor entre los dos.

—¿Qué te hace pensar que soy el más malo? Además, no todo lo que ha dicho es mentira —Mikaela lanzó una de sus depravadas sonrisas, depositando sus largos dedos sobre la pierna de su compañera. Ella gruñó por el gesto, sacudiendo su muslo para que le soltase y él no tuvo más remedio que recogerla. Mikaela le acarició la mejilla, piñizcandola. _________ le dio una fuerte palmada para que quitase su mano de ahí antes que se vea sospechoso.

—¿Qué parte no es mentira? Me deberías de preguntar qué hiciste para hacerme pensar de esa manera —El espíritu de zorro bostezó y atiborró una de las bandejas con todos los residuos, encaminándose al estante de platos sucios que serían lavados. Mikaela fue detrás de ella—. No me mires así —espetó al verle de reojo—. Todavía recuerdo las veces que me samaqueaste cuando hacía algo mal. Ni tenías la delicadeza de alimentarme bien hasta el punto que tuve que comerme a tres vampiros.

—Tú sabes perfectamente qué parte de la historia no es mentira. Y eso obvio que el estado de Yomichi, Yotichi o como sea que se llame, no me interesa —Le aseguró su amo, caminando con ella a la par. Él esperó por una respuesta, pero ella no quería dársela al recordar de qué estaba hablando Mikaela—. Un momento... ¿Qué quieres decir con que te comiste a tres vampiros? ¡__________, no evadas el tema! ¡Deja de caminar tan rápido!

—No sé. Puede que me haya encamado con todo Corea y Japón —resopló ante la loca idea de tener relaciones sexuales con medio mundo. Era cierto de alguna manera, pero jamás se lo rebelaría a estas alturas. Mikaela la contempló ligeramente malhumorado ante la broma y le impidió el paso.

—Todavía no me has contestado sobre los vampiros, ___________. ¿Cuántos te comiste? —Mikaela la sostuvo del hombro e intentó jalonearla para su lado. Ella se tambaleó con todos los platos, tratando de que su amo la soltase de una buena vez.

—¿Acaso importa? Nadie ha reclamado por ellos en Sanguinem desde que te fuiste, así que no creo que sea importante. Te estresas por completos desconocidos, Mika. ¡Vamos! ¡No seas así! ¡Suéltame! —Gruñó ___________, dando pasos firmes en dirección al estante, pero el vampiro seguía tirándola para su lado, rasgando su uniforme—. ¡Nada más, mira lo que acabas de hacer!

¿Quién se comió a los vampiros?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora