Capítulo 22

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  Abrí los ojos de repente y me senté en la cama de forma violenta. Sentí un fuerte dolor en la cabeza, fue como si me hubieran golpeado. Puse mis manos a los lados y me sostuve fuerte como si así pudiera detener el mareo. Es la peor resaca que he tenido en mi vida. No recuero haber bebido tanto, ¡joder!
Lo último que sé es cuando Michael llegó y yo le dijeque no podía darme órdenes. ¿Cómo llegué aquí? ¿Qué pasó? Odio no recordar nada, solo espero no haber cometido una estupidez. Madisson entró a la habitación con un vaso de agua y unas pastillas, se acercó a la cama y se sentó.

— Tómate esto. — Me ofreció el vaso y el analgésico. Lo tomé y tragué la pastilla.

— ¿Qué paso anoche? Cuéntame.

Madisson sonrió.

— ¿Qué recuerdas? — Preguntó. Se encontraba arreglada, sana y sin resaca.

— Hasta donde le dije a Michael que no podía darme órdenes. — Acaricié mis sienes.

— Oh... — Sonrió. — Después de eso te pusiste a beber como loca, te acabaste toda la bendita botella de Jack Daniel's y al parecer, Michael estaba enfadado contigo. Y... después te fuiste a la barra y pediste vino. Por lo que vi, te asustaste al ver a Michael cerca de ti y te caíste al suelo. Él te cargó y se fueron del club. De ahí no sé, tendrás que preguntarle a Michael.

— ¿A qué hora llegaste tu? — Pregunté — ¿Aún estaba Michael?

Asintió. 

— Llegué a las dos, Michael se fue media hora después. ¡Estaba cuidándote!

— Que lindo. — Sonreí. — Por cierto, ¿qué hora es?

— Diez de la mañana. — Se puso de pie. — Y Michael no me dijo si podías tomarte el día, así que mejor llámalo.

Abrí la boca. 

— Bien, le llamaré.

— Te dejo, y date un baño porque hueles realmente mal.

Madisson salió de mi habitación dejándome sola, me destapé y bajé de la cama, me miré notando que estaba vestida. Polvo educativo: ¡fallido! ¡Joder! Busqué mi teléfono, vi que estaba sobre mi mesa de maquillaje, fui por él y lo tomé. Nada: No hay llamadas ni mensajes. Marqué el número de Michael y llamé.

— Katherine. — Respondió con voz ronca. Se oía tan sexy.

— ¿Puedo tomarme el día? — Fui al grano. Seguro me dirá que sí. Me meteré a la tina, dormiré horas y horas...

— No. — Dijo serio. Bien, no parece el chico de ayer: dulce y cariñoso.

— ¿Quieres que vaya al trabajo con esta resaca del infierno? — Pregunté caminando hacia el espejo. ¡Puaj! Me veo del asco.

Rie con amargura.

 — ¿Es mi culpa? Dime. Yo te dije que no bebieras.

— Bien, ¡discúlpame! — Dije irritada. Pero tiene razón. — Te veo en una o dos horas.

— Rápido que hay mucho trabajo. — Colgó.

Aventé el teléfono a la cama. Entré al cuarto de baño e hice rápidamente mi rutina de aseo. Salí, saqué mi atuendo del closet y me dispuse a arreglarme. Usé ropa interior de encaje, después me puse mi falda, mi blusa y mi saco, tacones de aguja y me maquillé rápidamente. Peiné mi cabello y lo dejé suelto. Tomé mis cosas y bajé las escaleras a toda prisa. Me despedí de Madisson, tomé las llaves de mi auto y me puse en marcha.

***

Me estacioné al llegar a la empresa, alcé mi mirada hacia el último piso para ver si Michael estaba mirándome. Pero lo único que pude ver fue el reflejo de la ciudad. Me puse mis lentes oscuros, bajé del coche y caminé hacia la entrada, al llegar crucé las puertas y caminé rápidamente hacia el elevador pero me topé con Rebecca quien también iba a tomarlo. Al llegar, las puertas se abrieron, entramos y ella apretó el botón con el ocho.

#1 Mi Cuerpo en tus LabiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora