La Recluta A-0. PRUEBA DE FUEGO. [Terminada].

Capítulo dieciocho.

Voces. 

Murmullos de voces que me parecían familiares. 

Había luz. Mantenía los ojos cerrados pero podía sentir la luz. 

Intenté removerme, pero un intensó dolor me recorrió el cuerpo entero. Gemí. 

-...esta despertando, sí. 

-¿Crees que este bien? 

-No sé que llamarías bien, Tommy, pero está viva. 

Abrí los parpados con lentitud. Las voces eran de Newt y Thomas. 

De la posición en la que me encontraba, con mi cabeza en las rodillas de alguien, podía ver claramente a Thomas, que me miraba. Sus ojos recorrían mi rostro, escudriñándome. 

Mis sentidos, que parecían adormecidos, comenzaron a espabilarse.

 Detecte olor a quemado, lo que disparó una serie de imágenes. 

Recordé la tormenta en la que nos habíamos envuelto, los rayos, chicos destrozados, yo misma siendo alcanzada por uno cuando Minho me cargaba. 

Minho, nos había alcanzado un rayo, nos habíamos incendiado y luego de eso no había vuelto a saber de él. 

-Minho. --Articule. Mi voz estaba ronca, como si hubiese pasado días sin hablar. 

Hubo un  silenció. 

-¿Que dijo?--Cuchichió Thomas. 

-Minho. --Contestó Newt, con una voz extraña, como de decepción. Pero no tenía tiempo para indagar sobre eso, necesitaba saber que Minho estaba bien. 

Caí en cuenta que la voz de Newt me sonaba tan cerca porque de él eran las rodillas en donde descansaba mi cabeza. Reuní el coraje suficiente para poder sentarme, aunque eso disparó dolor en cada parte de mi cuerpo magullado y más olor a quemado. 

-!Minho!--Repetí, elevando la voz, convirtiéndola en un grito. 

Oí un gemido. 

Reparé en el cuerpo que se había movido al oírme. Cerca de los pies de Thomas. Me llevó un minuto darme cuenta que se traba de él, de Minho y que a pesar de estar chamuscado y con heridas de quemadura por el cuerpo, estaba bien. Vivo.

-!Hay viejo!--Gimió él. --Estoy destruido, para siempre. 

El momentáneo alivió que me había embargado fue reemplazado por la ira. 

-Te prometo, Minho, que si tuviera las fuerzas necesarias, me pararía en este mismo instante y te mataría. No, te daría una paliza, para que luego vivieras con eso grabado en tu memoria. 

Newt intercambió una mirada de espasmo con Thomas. 

-Minho te salvo la vida. --Me recordó Newt, sorprendido ante mi enojo.  Tal vez pensaba que el rayo había calcinado mis recuerdos. 

-!Claro que sé lo que hizo este idiota!--Mascullé, sin apartar la mirada de Minho, quien poco a poco y con un par de gemidos lastimeros se había ido sentando. --Por Dios, justo cuando pensaba que eras un chico medianamente listo, sales con esa, vaya idea, Minho, poner tu estúpida vida en riesgo.

-Hay, por favor, cierra tu garlopa boca por un minuto. --Repuso Minho. Tenía los ojos firmemente cerrados, como si estuviera profundamente concentrado en lo que decía. --Nos hemos salvado mutuamente, estamos a mano. 

Fruncí el ceño. 

-¿De que hablas? 

-No me mataste cuando tuviste la oportunidad de hacerlo, en aquella habitación de vidrio. Te pidieron hacerlo y te negaste.