Fallen apart

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Morirá, ¿No es cierto James?- "si Connor, morirá" - pensé en decirle, maniatado por el genio de los mil demonios que llevaba esa mañana. Me mordía la lengua una y mil veces para no decirle a Connor, mi mejor amigo desde el vientre, quizá lo único bueno que ha parido este podrido mundo, que su esposa moriría por una maldita leucemia. No lo sé Connor, aún es muy pronto para esperar los resultados de la quimio. - Le contesté, otra mentira más, pues recuerdo pasar las últimas semanas revisando sus signos vitales, odiando al cacharro al que estaba conectada por mostrarme los mismos números día tras día, Helena no estaba mejorando. Maldita sea. Esa cosa se estaba llevando su vida, poco a poco la consumía, mientras ella se iba deteriorando postrada en una camilla del hospital. El mismo que nos vio correr como críos durante toda la carrera que los 3 hicimos juntos, que hoy la convertían en la paciente que nunca en la vida hubiese querido atender. ¡Dios! ¿Porqué ella?

El olor a antibióticos y el sonar cansino de los aparatos , hoy eran más insoportables que todos los días. 6 años, 6 malditos años haciendo tactos rectales, apendicectomías milagrosas y bebiendo mas liquido amniótico que cerveza, para que ninguno de los tres pudiéramos evitar la muerte, timarla aunque sea una vez, y encomendarla vanamente al dios de turno. ¡Y es que... ojala fuera ese mi único problema! Porque entonces yo podría rescatar a mi hermano del escoyo, del agujero negro que corría para alcanzarlo y escondérselo a la soledad para que no sufriera, ¡Ojala fuera solo ese el problema! y no que si Dios se llevase a Helena, con ella se iría el intento maltrecho que tengo por alma también.

Así es, amo a esa mujer con el mismo fervor que Connor, quizás más, desde el primer día que la vi en la facultad, pero a el también lo quiero, un hombrecillo escuálido con la insuficiencia cardíaca mas mañosa que jamás haya conocido, un corazón débil que nunca ha recibido malas noticias ni nunca me vio protegerlo en silencio contra el mundo, que sin mucho esfuerzo podía matarlo. Pero es un sentimiento menos noble el que hoy me mata, me cala lo más profundo de mi ser: Helena moriría y Connor pensará el resto de su vida que ella le amó igual, y debería dejarlo todo así, debería dejarle pensar que no hubo otro hombre en la vida de la que fue su esposa, pero no puedo, no puedo, no puedo una y mil veces no puedo, porque me hierve la sangre, porque yo la amé mas y ella a mí, porque fui yo quien la hizo mujer y era yo quien la hacía temblar en las noches, porque me da un dolor visceral el solo escucharle decir que su amor fue perfecto ¡Mentiras una y mil veces mentiras!

Si caminar sobre la delgada línea que separa al cielo y al infierno por verla, si purgar todos mis demonios para poder estar a los pies de un ángel, no es prueba de mi amor, entonces no sé qué pueda serlo. Hoy le confesaré todo, le diré que si sus últimas palabras son un "te amo", esas serán mías, así como cada célula de su ser, mía, solo mía. Hoy le diré que nunca hubo congreso de medicina interna en Chicago, ni en Londres, ni en París, le diré que nunca fue casualidad estar juntos en un mismo sitio, le diré que no era coincidencia que su cuerpo se amoldara al mío, le diré que yo era el que bebía del brillo de sus ojos, le diré también que sus labios saben a almíbar por las tardes y a cereza encendida cada viernes por la noche. Le diría a Connor, Cuanto amaba a su esposa, mi mujer.


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⏰ Última actualización: Sep 29, 2015 ⏰

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