16 de febrero 2016

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Me desperté sobresaltada, miré el reloj y sus manecillas anunciaban las 7:30 am. ¡ Iba tarde para el instituto !.

De un salto salí de la cama y me puse el horrible uniforme de la escuela que consta de una pollera negra tableada, medias azules hasta la rodilla (que yo siempre reemplazaba por unas medias de nylon negras), la remera azul con el logo de la academia y unos zapatos azul marino (que nunca utilicé porque simpre preferí algunas plataformas o botas negras).

Bajé a la cocina; mi madre no estaba por ningún lado, asi que debía estar en el trabajo; tomé una manzana, guardé una botella de jugo de naranja en mi bolso, a modo de desayuno improvisado y me metí al baño... mi cabello se veía fatal, así que lo recogí en una coleta. Tomé el delineador negro de encima del fregadero e hice una línea gruesa sobre mis párpados que terminaba en una especia de "colita" y a decir verdad, se veía un poco dramático, pero no me importó.

Tomé mi celular, el reloj marcaba las 7: 45 am , se suponía que en 15 minutos comienza mi primer clase; llamé  a Nick que tardó unos segundos en contestar, y cuando lo hizo, dijo:

- ¿por qué no me llamaste antes?  En 5 minutos paso por ti...

- yo también me dormí - me quejé. - pensé que ya estarías camino al instituto.

- ... nuestra charla hasta las 4 de la mañana no me dejó tiempo de tener mi sueño de belleza, ¿sabes las ojeras que tengo en este momento? ni te las imaginas... - parecía no escucharme.

- si, esos nunca me funcionan a mi.

- ¿eh..?

- los sueños de belleza - hice una pausa, - siempre me levanto más fea que el día anterior.

- ¡callate!, ya desearía yo tener tus curvas y tus hermosos ojos...

- Bueno, ¿vas a venir? - esta vez yo la interrumpí. Odiaba que hablara de mi de esa forma, mi cuerpo no tenía nada de bueno para mi y yo sabía que lo decía solamente porque es mi amiga.

- Ya estoy saliendo CAPITAN GRUÑÓN, pero tú manejas, yo no soy buena conduciendo bajo la presión del reloj, además pienso vestirme en el auto.

Ella no esperó mi respuesta porque sabía que venía una queja, en lugar de eso colgó el teléfono dejandome con las palabras en la boca. ¡ Genial ! más vale que llegue a tiempo si no quiero que el profesor Robert me deje fuera del salón.

Nick llegó y a mi me quedaban 5 minutos para llegar al instituto antes de que sonara el timbre, trataba de no desesperarme pero la verdad es que estaba nerviosa, ¡teníamos que llegar!. A mi lado, mi amiga se contorsionaba como un gusano para ponerse el uniforme, me eché a reír a carcajadas mientras Nick intentaba amarrarse los cordones de los zapatos y por un momento hasta olvidé el reloj.








No necesito decir que claro que llegamos tarde, y si bien el profesor Robert no me dejó fuera del salón, me hizo tomar asiento en el peor pupitre de la clase; con la silla torcida y la mesa descuidada, llena de dibujos hechos con lápicera y algún que otro chicle seco pegado sobre la madera.

No discutí, sabia que podía ser un castigo mucho peor; sentí las risas de mis compañeros mientras me dirigía al fondo del salón. Me senté con mucho cuidado por si a la silla se le ocurría destartalarse al momento que me sentara y me dispuse a mirar por la ventana en el transcurso de la clase.

En un momento siento que una bola de papel impacta en mi cabeza y se deposita en el suelo junto a mi pie. No vale la pena ni levantarlo ya que viniendo de mis compañeron no sería nada bueno, pero de repente algo llamó mi atención; tendido junto a mi pie y a unos centímetros de la bola... con una esquina doblada, había una hoja de color grisáseo como arrancada a la fuerza de un cuaderno viejo. La tomé atraída más bien por la curiosidad pero también porque de alguna manera me parecía familiar... en la hoja se alcanzaba a apreciar una caligrafía desprolija, que por el trazo grueso y desparejo debía pertenecer a un chico.

Algunas partes estaban algo borrosas ya que el papel estaba demasiado desgastado, igualmente se alcanzaba a leer:


"Detesto el mundo en el que vivimos.

Detesto que las sombras me persigan constantemente;

detesto que el sol no brille para mi tanto como para otros.

Detesto el amor, porque es imposible que me suceda a mi.

Detesto la vida y todo lo que ello conlleva."


y al reverso solamente una frase en medio del papel:


"yo tampoco sé como vivir... estoy improvisando."  


¿Quien sería el dueño de aquella hoja? y... ¿cómo es que entiende tan bien mis sentimientos?; aquello parecía una nota dirigida especialmente para mi, pero sin nigún remitente, niguna pista sobre el autor.

La guardé dentro de mi cuaderno como quien guarda un tesoro para que nadie lo encuentre.



Diario de almas perdidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora