Capítulo 2: ¿Ya no soy "el amable"?

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Estaciono la moto rápido, luego corro. Ayer no pude dormir en toda la noche, recordando que me enfrenté a Ryan. Todos, incluyéndolo, quedaron mudos por mi confesión. Estoy por llegar tarde al quedarme dormido, no descansé nada, tengo mucho sueño y mi reloj imaginario no me ayudó esta vez, porque no solo pensé en esa situación. Después de todo, si mi padre se entera, estaré en problemas, él continuamente me dice, lo que una y otra vez retumba en mi cabeza.

"Len, sonríe siempre, siempre debes sonreír".

Es la frase que suena en mi mente desde que tenía ocho años, pero no quiero recordar ese momento.

Salgo de mis pensamientos y observo a Ryan bajar de su limusina con Ana. Supongo que es su nueva chica de tres días. Sí, tres días. Sale un día con ellas, el segundo se acuestan y el tercero las termina. No solo es un payaso, también es el chico malo, es que le gusta serlo, aunque creo que es porque no tiene control de sí mismo, ni mucho menos límites. No, no los tiene, sus padres nunca están y cuando sí, dice que ni siquiera lo miran a la cara, siempre expresa que no le importa, pero yo no le creo.

¿Por qué somos amigos? Él es uno de los que más me ha acompañado cuando pasó lo de Rachel. Lo sé, es raro, pero cuando de verdad lo necesitas, él está e incluso te puede sorprender de esa manera.

―¡Hey! ―me llama Ryan.

A él no le importa llegar tarde, a la chica parece que tampoco, sin embargo a mí sí, no pienso tener problemas con mi padre.

―¡Ya voy a entrar! ―le grito y continúo mi camino.

―¡Quédate! Vamos a fumar y beber algo ―intenta convencerme.

Me giro sonriendo y vuelvo a gritar.

―¡Yo no fumo ni bebo, eso te lo dejo a ti!

―¡Ya te voy a convencer, lo verás! ―insiste.

―¡En tus sueños! ―respondo y corro hacia dentro.

Al parecer no está enojado, es un alivio, pero siendo Ryan uno no puede saber, él es una caja de sorpresas.

Entro y diviso el asiento de Tere, parece que no ha venido, espero que no sea por mi culpa.

Pasan los días y ella sigue sin venir, le pregunto a la preceptora, pero ella dice que no han comunicado nada.

¿Dónde estás Tere? ¿Estás enojada conmigo? ¿Me apuré demasiado en mi confesión?

Al pasar la semana y aburrirme en una clase de historia, al fin es recreo, salgo y alguien me llama.

―¡Len! ―Es una voz conocida, me doy vuelta y la veo.

La chica de ojos celestes, buenas curvas y sonrisa maliciosa. Es de un curso más que el mío, está en quinto año, por suerte el último ¿Por qué? Porque es Rachel y no quiero verla. Es más, hace rato que había desistido de seguirme luego de lo que pasó ¿Qué quiere ahora?

―¿Qué pasa? ―le pregunto sin mirarla a la cara.

―Oí que estás saliendo con alguien. ―Juega con su pelo.

Bueno, saliendo, lo que se dice saliendo, no estoy seguro. Ni siquiera tengo su número de teléfono y encima me exaspera no haberlo pedido. La extraño como un bobo. Maldición, esto no lo pensé ¿Qué voy a hacer si ella deja de venir al colegio?

Vuelvo de mis pensamientos y le contesto.

―Sí, lo estoy. ―Sonrío.

―¡Eres malo! Solo han pasado unos meses de lo nuestro. ―Se aferra a mi brazo y la aparto.

―¿Me haces un planteo cuando tú me engañaste con tres tipos? ―Levanto una ceja―. Encima uno de ellos era Tef.

Sí, tres, han sido tres y uno era mi supuesto "mejor amigo", Estéfano, que lo llamábamos Tef. Se fue del país luego de lo que ocurrió, nunca me quiso dar explicaciones, aunque lo admitió y simplemente se marchó.

―¿Estás enojado? ―pregunta confundida―. No es normal en ti, cuando pasó aquello, ni siquiera me trataste así.

Es verdad, ese día solo forcé una sonrisa que mostraba tristeza y le dije:

"Entiendo, terminemos".

Lo sé, siempre he sonado estúpido, pero no lo puedo evitar, soy "el amable", o mi padre quiere que lo sea. Solo se ha incorporado en mí desde que ocurrió el accidente. Un accidente que no quiero recordar, ese que pasó cuando tenía ocho.

―Len... ―ella me llama, me perdí en mis pensamientos―. Respóndeme ¿Por qué me tratas así?

El timbre de que el recreo terminó suena, por lo tanto me doy la vuelta para irme, pero antes le contesto sin mirarla, pues me quedo de espaldas.

―Supongo que ya no soy el amable. ―Ella queda muda y me voy.

¿Últimamente dejo a todos sin palabras? De verdad ¿Qué me pasa?

Veo a Ryan entrar con la pelirroja, otra vez ha llegado tarde, aunque sigue con la misma chica, por eso digo que es una caja de sorpresas. Ambos son pelirrojos, es una extraña combinación, sin embargo su pelo es más lacio que el de él y eso es decir mucho. Me pregunto qué estará pensando al saber que tarde o temprano la dejará, porque sí, todas lo saben. Ryan solo usa a las chicas y luego las abandona, pero ellas ni se molestan.

Me acerco y le digo:

―Ana, tengo que hablar un segundo con Ryan.

―Al fin vas a beber ―dice él.

―No, tengo que hacer una maldad y necesito al chico malo para hacerla.

Sí, tengo que hacer una maldad. Bueno, en realidad incumplir las reglas del instituto, pero sé que esto me traerá problemas, así que necesito al experto.

¿Qué es lo que quiero hacer? Conseguir la dirección de Tere.

¿Cómo lo voy a hacer? Vamos a robar sus datos.

Está prohibido dar información de los alumnos a otros estudiantes si el mismo no te los da, así que debo entrar a la oficina de los preceptores y tomarlos.

Por supuesto Ryan accede, incluso no ha sido difícil. Él vigila que no venga nadie y yo los busco. Los encuentro enseguida, entonces rápidamente nos vamos. Nadie nos vio, eso espero, parecía que no, pero nunca se sabe.

―Sabía que algún día serías de los míos. ―Ryan se ríe―. Aunque nunca pensé que fuera por una chica. ―Luego queda pensativo―. Yo me encargo de las cámaras, tú escapa y ve por ella.

Lo repito, es lo que digo, este chico es una caja de sorpresas, un día está enojado y al otro no. Sigo su consejo y voy a visitarla, no tardo mucho en encontrar su gran casa, su familia, como la mía, es muy adinerada.

Toco el timbre y por el intercomunicador me contestan, así que me presento.

―Soy Len Hamilton, compañero del colegio de Teresa ¿Ella está en casa?

Mi novia la miedosa (C.G #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora